Claudio Ferrufino-Coqueugniot
Alma de los muertos, haces oscura la noche.
La mina de Portugalete es un hueco de abandono en la montaña. Apenas se
puede entrar en su interior derrumbado. Hay que hacerlo con cautela porque en
su boca se refugian serpientes y quién sabe qué. Espectros.
En la falta de luz se oyen, como gotas de agua, los sollozos indios. Secreto
fondo donde permanecen los muertos, ajenos al destino exterior, con cráneos
blancos sin brillo, desparramados por el suelo.
He pasado una noche mirando la entrada. No vi movimiento, mas ese estático
Portugalete me parecía danzar. Por eso, antes del amanecer, corrí por el
sendero, obsesionado por esconderme en el frío.
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Publicado en PUEBLO Y CULTURA (Opinión/Cochabamba), 27/02/1992
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