Gaby Vallejo
La lectura de la novela “El exilio voluntario” de Claudio Ferrufino, premiada en Casa de las Américas, nos regresa a sus valientes y poéticas notas de prensa publicadas en Cochabamba, que hicieron arder de rabia y escocer a muchos, y nos incorpora al mismo tiempo, a su vida intensa de habitante en ciudades de Estados Unidos y de Bolivia.
“El exilio voluntario” es una novela escrita con una carga de vida de años que va alternativamente a lugares y tiempos diversos, en un juego narrativo que exige un lector atento.
Con un estilo cortado de frases breves, densas, nos introduce a los más variados temas: los vejámenes a que se someten los migrantes en USA, un submundo de prostitutas, ladrones - lleno de riesgos - experiencias duras en Virginia (Estados Unidos), una fuerte y permanente sensualidad, la sobrevivencia en un negocio de verduras, la política sobre la migración en los Estados Unidos, la televisión. Según el narrador protagonista, Carlos Flores, la libertad, el sexo, la bebida, como tres fuertes ejes que le retienen en aquel país y que se hacen escritura.
En un proceso narrativo de ida y vuelta, presenta sin medirse, con el desenfado narrativo que siempre caracteriza a Ferrufino, personas de Cochabamba y de EEUU, con nombre propio, con historias propias, en una relación de vida con el narrador - autor.
Carlos Flores o Claudio Ferrufino, son uno mismo. Son los “poetas de la sensualidad y la sexualidad” En ambos mundos. EEUU-Cochabamba, el cuerpo y sus posibilidades de dar placer se convierte en un espacio escritura poética.
Del mismo modo, la casa antigua que alquila en EEUU, con sus cuartos y huellas del tiempo, le proporciona motivos de encuentro con la palabra, la escritura, el arte, el tiempo.
A veces el narrador es cruel, duro, agresivo. Así cuando presenta los comportamientos de los migrantes cochabambinos en Virginia. Llegan, dice de ellos, con “las taras nacionales” y los radiografía con saña.
En contraste, con una alta significación emotiva, hacen una breve aparición, sus padres. En contraste también, están la música, los libros, la pintura, los países; dan un sustento estupendo de poesía y cultura. Allí aparece el Claudio Ferrufino de las publicaciones densas y breves de Cochabamba, aquel con el que nos re-encontramos desde un principio y a lo largo de la lectura de “El exilio voluntario”
Publicado en Lecturas (Los Tiempos/Cochabamba), 1/5/2011
Imagen: Glenn Brown/Sex, 2003
Wednesday, May 4, 2011
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