Tuesday, October 11, 2011

Características, no anécdotas/MIRANDO DE ABAJO


Claudio Ferrufino-Coqueugniot

Ya ni estupor causa leer, mirar, escuchar, las barbaridades del cacique. De sus correligionarios o lacayos también, claro, pero principalmente suyas. Si alguien ha desvirtuado presidencia, política, democracia, por citar tres, es Evo Morales. Y sin embargo nadie mejor para representar lo que somos. Triste decirlo.

Retomo siempre el asunto del mito. Bolivia no solo vive allí, lo reproduce y lo multiplica. Inventa lo que no existe y cree en esa ilusión. Será que el no tener ni producir nada en términos comparativos y de logros tangibles obliga, para no perecer, a levantar desde el aire tramas que narran lo irreal, que con desesperación intentan convencerse a sí mismas de la propia importancia. Evo Morales pareció ser la materialización de aquellas esperanzas, el mesiánico líder de los pueblos andinos y amazónicos. Al fin, luego de casi doscientos años independientes, cabía la posibilidad de presentar algo nuestro original, y grande, en la vitrina del mundo. Craso error.

El tiempo dio la razón a los que jamás creímos. Se deba a escasa religiosidad o a excesiva independencia, lo cierto está en que a pesar de entender el fenómeno que embriagó a la sociedad boliviana, en todas sus clases, no compartimos el frenesí casi erótico de los intelectuales que obviando todo análisis y despreciando las señales que pregonaban los síntomas de una impostura, se lanzaron como primerizos al embrollo del sexo político, que, como el carnal, resulta más complejo que la simple cópula. Y lo hicieron con vehemencia, con pasión desenfrenada, o con ambicioso cálculo y réditos más que satisfactorios. No para todos.

Observo a gente que conocí por años. ¿En verdad están convencidos de ser parte de un admirable proceso de cambio? ¿O es otra de las ya cansadoras referencias al altoperuanismo atávico, obstáculo al parecer insalvable para progresar y/o madurar? No lo sabremos en esta encrucijada que termina, como la mayoría sin pena ni gloria. Los supuestos logros de la era Morales eran inevitables con él o sin él. No fundó nada… a no ser el desastre.

Leo lo escrito sobre el momento; escucho lo que se dice. Hay penuria en aceptar que las cosas no son como se soñaron, que el “Mandela boliviano” es un vivillo cualquiera. Me desdigo: no un cualquiera, el peor. Cuesta derribar un mito, máxime cuando representaba, como fuere, nuestra presencia entre los otros. Se luchó por ello, que el Nóbel, la Madre Tierra, la Cumbre de Tiquipaya, docena de doctorados, libros y filmes apologéticos. Qué duro para Bolivia, y qué desolador para el que redacta este texto al ver que no se había equivocado. Hubiera querido hacerlo, justificar la tirria de los antiguos amigos acusándome de reaccionario. No fue así.

Cuando el dirigente cocalero, asumido como presidente, y sus asesores, salen con la idea de elecciones judiciales tan insólitas como las que vienen, no hay sorpresa. Tampoco al descubrir que sufragar de dos en dos, de tres en tres, es más rápido, o anunciando que los “viejitos”, la tercera edad, cometen errores y por tanto tienen que entrar a votar con ellos, dirigirles el brazo, escogerles el sujeto. Y así, entre los dos que manejan el gobierno, iluminado uno, genio el otro, el país va desmoronándose, en concreto y en subjetivo, desenmascarando que las falencias no son únicamente materiales, que hay un problema de psiquis que mientras no se supere acarreará los mismos tropezones, iguales al que convirtió a Evo Morales Ayma en el orgasmo nacional.
09/09/11

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Publicado en El Día (Santa Cruz de la Sierra), 11/10/2011
Publicado en Puntos de vista (Los Tiempos/Cochabamba), 14/10/2011
Publicado en Semanario Uno (Santa Cruz de la Sierra), 12/11/2011

Imagen: Evo Morales en una caricatura de Pancho Cajas

4 comments:

  1. Nunca es tarde, ahora el pueblo con su voto sabrá decirle NO, (el MAS nunca MÁS)

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  2. "Un vivillo cualquiera". Buen artículo, querido amigo. Un fuerte abrazo.

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