Tuesday, January 28, 2014

Cultura del escarnio/MIRANDO DE ABAJO


Claudio Ferrufino-Coqueugniot

La base de los gobiernos bolivianos siempre ha sido considerar al “pueblo” como imbécil. Poco se ha visto para desmerecer ese juicio: sublevaciones aquí, pobladas allá, multitudes enfebrecidas, muertes, linchamientos, proclamas, discursos, nada más. La ausencia de líderes linda la desesperación. Aquellos que parecieron serlo: Paz Estensoro, Barrientos, Morales, no pasan de personajes que utilizaron el espíritu de recua para seguir con planes que a la larga resultaron personales, elitistas. Ningún legado. Lo obtenido, si bueno, en algún momento, fue resultado de procesos históricos y no de mediocres catalizadores como estos. Cualquier plataforma política de aparente sobriedad y progresismo fue enterrada por la acción nefasta de la obsesión rosquera de este país mediterráneo porque eligió serlo.

Mientras escribo, los jueces de La Haya leen la sentencia sobre el diferendo marítimo entre Chile y Perú, algo que a pesar de que en La Paz (La Habana) se diga que no afectará a las aspiraciones bolivianas, va a hacerlo y a profundidad. Los caudillos locales creían, y siguen creyendo, que sus habilidades de titiriteros han de impactar al mundo y no solo a los borregos que los circundan. Triste para ellos, pero no.

Con la asunción del disfrazado individuo que hoy se sienta en la silla presidencial parecía abrirse un espacio de participación de insospechables límites. Hay cambios, hay que reconocerlo, en términos de maquillaje, el cuidado hoy de los grupos humanos de tez más clara en el tratamiento de los “otros”. No basta, y se ha estancado allí. El acceso masivo de un numeroso colectivo a las instituciones otrora privativas del blanco y el blancoide es un paso, pero no la respuesta. El asunto de importancia está en las aulas de estudio, y en la formación de líderes a todo nivel, sobre todo de liderazgos medios, que son los que tratan con los de arriba y con los de abajo y sirven de nexo imprescindible para el funcionamiento de las naciones. Pero, luego de casi doscientos años, vemos que no se han formado, apenas caudillos de corto e ignorante alcance. No hay pensadores, se atisban algunos futbolistas (alguien decía que luego de los deportistas vendrían los poetas y después los científicos y tenía razón). Así no avanzamos, ni con satélites guiados por ekekos, ni con el estupro permanente a la Pachamama que se decía defender. Los plurinacionales, cuya responsabilidad era fundar liderazgos y reinventar instituciones, solo han creado feudos y masificado delincuentes en espacios de poder. Durará una década, tal vez más, ¿y luego? Yermo, sequedad espantosa; orfandad de espíritu y medios materiales exhaustos. ¿Cuántos caciques más puede soportar Bolivia antes de desaparecer? El dinero en las calles, la incansable parafernalia que quiere hacer creer que esta bonanza implica transformación, mienten. Debajo del brillo dorado no existe un país, solo un conglomerado comerciante, febril, egoísta, depredador y tonto. No nos da el seso para ir más allá de la fiesta del Gran Poder. ¿O me equivoco?

La vanidad entronizada jamás ha sido buena consejera. El dispendio no puede considerarse como reflejo de riqueza. El tema de los gastos reservados, que debieran ser limitados, y que llevó a la muerte en prisión de un par de antiguos jerarcas, parece no ser siquiera considerado por el gobierno actual. Cabe, dentro de democracia, que se reúnan pruebas para el futuro, y que se aplique la misma dureza a los creadores-subvertores de hoy. Expropiar, recuperar lo robado no va a mejorar la poco esperanzadora visión de la próxima Bolivia, pero servirá de ejemplo. El derroche de los recursos públicos es obvio, incluso provocador. Amos, patrones, dueños y testaferros tienen que ser cuidadosamente anotados para dejar a quienes se apropian de lo ajeno primero en la cárcel, y luego sin posesión material alguna que les posibilite soslayar la ley. Pero, volvemos al inicio, ¿seremos capaces de hacerlo? La idoneidad no surge como por encanto: es un proceso de aprendizaje.
27/01/14

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Publicado en El Día (Santa Cruz de la Sierra), 28/01/2014

Imagen: Alfred Kubin/Poder, 1903


3 comments:

  1. Causa estupor saber que en estos ocho años de gobierno masista se ha dilapidado tanto dinero y de forma tan descarada. Los 120 mil millones de dólares que ingresaron a la economía (según reconoce el mismo ministerio de Economía) se han destinado a los dichosos bonos, los centenares de canchas sintéticas, satélite, Dakar, algunas carreteras, coliseos, aviones, helicópteros y coches lujosos para el disfrute de los jerarcas. ¿y el resto del dinero qué? …cumbres, cenas, fiestas multitudinarias, soborno de dirigentes obreros y campesinos, viáticos y pasajes a los movimientos sociales, y demás jaranas no son suficientes para justificar el dispendio millonario. Sólo queda aventurar que algunos privilegiados se han embolsillado el resto del dinero. Luego de la resaca plurinacional, solo quedará un erial institucional y arcas vacías. La ruina nos acechará en la próxima década. Pero sobre todo ruina moral, ante la carencia de líderes y nuevo pensamiento. Si la clase pensante está tan subyugada y fascinada con el cacique, qué podemos esperar de la inmensa masa domesticada. Saludos.

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    1. Triste y cierto, José. Y no solo un erial, un yermo que difícilmente se podrá cultivar de nuevo, sino también un serio problema hasta diría militar en la región chapareña. El amo está dehando una bomba de tiempo para quien venga después. El Chapare ya es un feudo narco que esconde cosas que ni sabemos. Incluso me animo a aventurar que será el refugio de muchos de estos para escapar prisión, un bastión de corruptos que no cederán sus "derechos" así por así. Nos aguarda una colombianización de la lucha contra las drogas, todo gracias al cacique que preferirá dejar tierra arrasada antes de rendir sus privilegios. Saludos.

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