Claudio
Ferrufino-Coqueugniot
El hecho de que
el masismo, tan racista y tan intransigente antes, esté invitando a gente
“blanca” a ocupar altos cargos de gobierno puede tener una acepción positiva.
Sin embargo no es cierto. Al ser elementos aislados, con solo un poder nominal
que se les entrega por prestar su imagen, tendrán que, por fuerza, formar parte
de las políticas delincuentes de Evo Morales & Cia., y, con poco margen de
duda, aprender a gozar de los privilegios que da el mandar: dinero, prestigio,
etc; en otras palabras, corromperse. Estrategia temporal, efímera, para ganar
tiempo mientras reagrupan no se sabe qué, porque carecen de estructura, no son
siquiera un partido político con programa. Además de los celos que despertará
esta iniciativa entre los degolladores de perros y los narcoamautas.
Leo la ingenuidad
de un futuro embajador, miembro de esta elite escogida, al prometer trabajar
con dignidad y honestidad por el pueblo. Amorfo el pueblo, la dignidad, la
honestidad, palabras rimbombantes que tal vez tengan algo de gracia y nada de
contenido. ¿Son o se hacen los cojudos? O es tanta la vanidad de los
intelectuales de segunda que no les importa ser partícipes de lo que fuere para
convertirse en ladrones de primera? Esa es la jugada clave de los jerarcas,
sobar el lomo y alimentar los bolsillos, pero aunque el dicho popular asevere
que todos los hombres tienen precio, algunos no lo tenemos, y mientras quede
uno en pie, seguiremos hablando de cobardes, maricas, putas y maleantes, así,
con ese descaro casi español de llamar a las cosas por su nombre, sin el miedo
ancestral del esclavizado a medir
sus palabras por temor del azote.
El caso
pragmático por ejemplarizador, para entender quién es y cómo actúa el enemigo,
fue lo sucedido con los expresidentes de Bolivia, recua innoble que luego de
ser vilipendiada, insultada, juzgada, perseguida, se tiró de decúbito prono
para ser poseída por la ínfulas divino/adivinatorias de la banda de curacas
errantes que al fin encontró una casa-palacio donde ha decidido permanecer por
la eternidad. Esos, los vendidos por cualquier razón, o sin razón alguna, son
lacra que la historia debe sepultar. Uno de ellos, sabemos cuál, apunta a que con
lambisconería y puterío gratuito llegará de nuevo a ser presidente. Habrá de
entregar hasta el culo, porque ese es el precio primario que se cobran las
dictaduras con los criados.
El pesimismo es
más mortífero que el ébola, y el conformismo peor. Escucho sin descanso que el
semidiós se quedará para siempre, que veinte, cincuenta, cien años, que habrá
vencido al tiempo. Ni el imbécil de Venezuela pudo. Intentó con bravuconerías;
luego, al darse cuenta que no asustaría a la muerte, se puso crucifijos hasta
en las bragas y se puso a sollozar. El coronel Magdaleno Chávez murió aunque
todos le escribían. La historia es así; la vida es así. Pueden más unos que
otros; tienen más. Pero la cronología termina como comienza, y a pesar de
existir tarados que creen que con el humo de la gloria logran algo, lo poco que
aprehendemos de valía está en lo más simple, lo imperfecto, lo temporal, en el
beso de una mujer, la sonrisa de un hijo, el afecto de los padres, un sabor,
una mirada, alguna memoria, un vino, un picante, la luna entre brumas o el olor
a hierba mojada. Eso, lo simple, jamás lo comprenderán estos.
Pornografía de
palacio y de cuartel, de alcaldía y gobernación. Algarabía de eunucos y festín
de masas. Pornografía, además, de esperpentos, ni siquiera de las mágicas tetas
de Janine Lindemulder o los brezos renegridos del sexo de Christy Canyon.
04/08/14
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Publicado en El Día (Santa Cruz de la Sierra), 05/08/2014
Llamar a las cosas por su nombre. Me gusta eso. Buen artículo. La voz de un escritor honesto tiene infinitamente más credibilidad y finura analítica que todo el armazón multimedial de una nación.
ReplyDeleteSaludos afectuosos, amigo Claudio
Lo dicho, Jorge, no podemos callarnos. Lo haces tú; lo hago yo. Felizmente. Abrazos.
Deleteesa!!
ReplyDeleteOrgía chabacana.. festín d ratas, cucarachas y sodomitas. Y aunque no se las extinga, hay zapatazos imprevistos y estacas inusitadas q cayendo sobre algunas y aunque periódicamente, bastan como magníficas reivindicaciones. Lo sabe khadaffi, lo sabe chavívar. Sentémonos pacientemente junto al rio, con fe y con malicia, claro.
ReplyDeleteSaludos, estimado Claudio.
La mayor debilidad de alguien, o algunos, es creerse eternos. Ahí radica nuestro éxito. Un abrazo, Achille.
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