Tuesday, October 11, 2016

Política de alcantarilla/MIRANDO DE ABAJO

Claudio Ferrufino-Coqueugniot

Llegó y pasó el esperado segundo debate de los candidatos a la presidencia de los Estados Unidos. Aunque los años han enseñado que nunca, o casi nunca, se disecciona lo importante en ellos, esta vez el criterio fue tan pobre, tan mezquino y vil, que parecía una parodia tercermundista entre gamonales dispuestos a no ceder terreno en sus prerrogativas.

Cierto que fue el Evo Morales gringo, Donald Trump, quien puso a semejante altura el nivel de esta conversación “con el pueblo”. Semejaban dos matronas desquiciadas y avejentadas tirándose sapos y culebras una a la otra, ya que el candidato republicano se meneaba y gesticulaba no muy masculinamente. Hillary Clinton es aburrida, nada interesante, sospechosa, si se quiere decirlo así, de no estar diciendo la verdad. La acusan de ser otro “halcón” por las aspiraciones guerristas que la caracterizan y quién sabe lo que espera al mundo en el caso Siria-Irak de llegar a la presidencia. En ese sentido, el de denunciar al gobierno Obama de haber creado el monstruo del Estado Islámico por políticas erróneas, a Trump no le falta razón, claro que él no ofrece una contrapropuesta que evite la sangre. Por el contrario, ensalza la lucha de Assad y Rusia (dudosa) hacia ISIS mientras que de manera no muy cristalina asegura que destruirá al “enemigo”.

Reagan, Bush, Quayle, y otros políticos norteamericanos de las últimas décadas no brillaron por inteligencia. Estados Unidos es un país formado en su mayoría por gente trabajadora, pudiente gracias a las coyunturas internacionales y de riqueza interna, pero con escasa educación. Ese grupo, homogéneo en ese sentido, se dejará engatusar con los reality shows de Kim Kardashian o basura similar. Pueblo subido al Cadillac rosado de Elvis y que vive todavía un sueño, por una parte, y está lleno de nostalgia (el sector empobrecido) por otra. Fantasía, ilusión, de todos modos, y riqueza (así esté ya evaporada), tres ingredientes perfectos para la megalomanía colectiva que parió a Reagan y Bush y se reencarna en el magnate del peluquín inmóvil. Ellos en el poder del mundo y con el botón de la destrucción masiva debajo del pulgar.

Hay gente muy capaz en la prensa norteamericana, pero incluso esta cae bajo las reglas de un juego superficial. Da la impresión que los debates no forman otra cosa que parte del espectáculo. Cuando en EUA se va a ver un partido de baloncesto se está yendo a un show de luces, música estridente, bellas mujeres emplumadas levantando las piernas. Cada evento deportivo recrea el can-cán del oeste al que nos acostumbraron los westerns. Las piernas distraen tanto la historia que se hacen parte indivisible de ella.

Trump será derrotado por situaciones ajenas a la política, como ya ha sucedido tantas veces. En una sociedad pechoña las apetencias sexuales desmedidas, y que  se hacen públicas, bastan para terminar cualquier carrera. Tal vez hoy sea un caso especial y la masa, la “plebe” que detesta Hillary, está dispuesta a aceptar las desviaciones de su candidato como única manera de aferrarse a un futuro esplendoroso… y falso. El populismo es un mal natural y colectivo, extendido con amplitud en todas las sociedades. El riesgo en un país poderoso como este es que cualquier veleidad del caudillo puede acarrear catastróficas consecuencias para el resto del mundo. Ahí está Putin, enloquecido y ensoberbecido, dispuesto a crímenes de lesa humanidad y lo que fuere con tal de reavivar la llama de otra ilusión fracasada: la comunista. Mientras se lo permitan, lo cual va para largo.

Rafael Correa afirma con hiriente vocecilla que lo mejor para los de su especie, ratera que no política, en la América Latina sería la presidencia de Trump. Entre vedettes se pueden sobar los hombros con facilidad; quizá se refiera a eso.

10/10/16

_____
Publicado en EL DÍA (Santa Cruz de Sierra), 11/10/2016

2 comments:

  1. Es una pena que la señora Clinton pueda finalmente hacer historia, dentro de la política norteamericana, no tanto por su condición de mujer sino porque tiene como contrincante a un bruto machista y megalómano ignorante como Trump. Mala señal para un país supuestamente civilizado el tener que elegir el mal menor. Todos creíamos que con la elección de Bush Jr., el coloso del norte había caído lo más bajo posible. Sin embargo, la posibilidad de que Trump gane (y aunque pierda la votación será reñida) nos da una idea de cuán atrasada, ñoña e infantil parece ser la sociedad norteamericana en su conjunto. Un mundo gobernado por Trump, Putin, Erdogan, Kim Jong-un y demás sátrapas locales suena a pesadilla con tintes apocalípticos. Paradójico que en la Era de la Información la humanidad dé señales preocupantes de retornar a una nueva barbarie. Saludos.

    ReplyDelete
    Replies
    1. Grave riesgo que se corre, José, porque incluso sin ganar Trump hay toda una multitud que lo sigue y que no se va a extinguir con él.Estuvo siempre latente pero hoy se ha destapado. Un futuro de divisiones étnicas se vislumbra; la estupidez acecha para subirse al podio y desde allí mandar y exigir. Saludos.

      Delete