Monday, October 3, 2016

Cartas de 1986

Claudio Ferrufino-Coqueugniot

7 de abril, lunes.

¿Cómo condensar en la palabra, en dos líneas, tantas emocio­nes? Si estuvieses aquí cuán fácil sería que mi boca te lo explicara.

Estoy tosiendo las largas noches y los atardeceres húmedos. Amo la tos que me encierra en tus sábanas, que te ducha en la ma­ñana y nos besa sobre los mosaicos.

Anoche fue magia. La fiesta corrió por las pieles como río. Tu imagen se desperezaba sobre el lienzo de mi cerebro.

Te regalo todas las luciérnagas.
En el baile intercambié versos con los amigos. Versos, altas tri­vialidades...
La muchedumbre se hizo una y la tomé por la cintura. Bailamos.

Luego, cuando la oscuridad se arrastraba de sue­ño, la llevé al maizal y la amé entre mazorcas consumidas. De nues­tro amor nacieron bichitos de luz que partieron a iluminar a los enamorados...
Tus ojos, tus ojos galería de arte. Tus ojos piano. Tus ojos, ojos y solamente ojos, dulces, dulces ojos......... azules...............marrones......................ojos miel..................ojos alfombra de la mañana.............................................................Tus ojos esperando al sol.

Pongo mi caballete de pintor. Coloco el fondo de luna y me apresto. El espacio blanco que sigue es el cuadro. Quiero que Elisa te dibuje en él. Mi espíritu estará en sus manecitas, en sus dedos y memoria. Los dos que te queremos te haremos inmortal en el dibujo. Va,

Un incómodo durmiente.

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Revista SIGNO (La Paz)

Imagen: Gustav Klimt


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