Tuesday, February 14, 2017

Welcome to Orinoca/MIRANDO DE ABAJO

Claudio Ferrufino-Coqueugniot

El Poopó se ha secado. Los escasos miembros de los urus viven atormentados por sus poderosos vecinos aymaras. La quinua que se produce, la buena, no es más para los niños; se va afuera, a las mesas gourmets de acomodadas capitales del mundo. No hay servicios públicos, solo sequía, polvo, mugre, llamas que se sacrifican de cuando en cuando (sus estómagos parecen inflados globos de feria a la intemperie). Leo a Nathan Wachtel, erudito francés de esta región olvidada de Bolivia. Sé que en esa planicie yerma y aburrida anida la pobreza, como sé también que gracias a la fraudulenta filosofía cultural de la coca, el narcotráfico y el contrabando se enseñorean por ahí.

En ese lugar, en Orinoca, en el polvo, se ha levantado un edificio millonario, museo en apariencia porque de lo que se trata es de entronizar en el mundo de los seres maravillosos, mágicos, al sátrapa boliviano Evo Morales Ayma, felón común con indulgencias concedidas por él mismo. El monstruo de concreto y seudomitológicas imágenes no tiene otro fin. Para ello contrató personalidades del arte y la intelectualidad que supuestamente le dieron espaldarazo ideológico al asunto. No existe asomo de materializar la indianidad ni nada por el estilo, así se expongan cosas relacionadas con nuestro ancestro bastante bastardizado. La idea está en eternizarlo, aunque no tiene, ni lo tendrá, atisbo de gloria eterna en su llano transcurrir por el corrupto mundo.

El espectro del lago desmitifica cualquier mejunje hechicero que quemen los amautas. Si existió alguna vez una tradición ya se ha perdido. Este neoindigenismo, de corte delincuencial en primera instancia, y fascista de fondo, basa su retórica en algo tan trivial como el enriquecimiento ilícito, tráfico de estupefacientes, contrabando y diversas opciones que tiene el caudillo y sus sicofantes para pasar a postrer vida nadando en oro. Y si hay quien lo siga, quien se disfrace de filósofo con traje a medida como el nuevo canciller, o la larga cola de adictos al ano señorial, pues no valen más que las monedas que les arroja la ignominia. Triste, tres tristes perros, diez, doce, cien u otro número con significancia.

Pensemos: ¿Es esta construcción la entrada de Orinoca al mundo, y si sí con qué motivo sino el de ilustrar la cuna del mentado? Qué hay de especial en ello, siendo que Evo Morales es el funesto destructor de todo lo que lo indígena hubiera significado. El color de la piel o el traje no implican otra cosa que circunstancias insalvables o modas; no tienen mayor explicación de lo que existe detrás. Lo que debiera importar de esto irreversible es la cercanía del otrora Poopó y desnudar la falacia de la defensa medioambiental del “proceso de cambio”. El lago seco muestra más que la careta gigantesca de llama enfrente.

Poco tiempo ha de pasar hasta que el viento cubra de tierra cenicienta los muros. En un sitio de pobreza infernal como aquel, al menos las paredes del museo servirán de refugio para que el pueblo orine y defeque bajo alguna protección. ¿O no lo vemos a diario, en cada rincón del país, que cualquier esquina o pliegue urbano tengan esa utilidad? Lo escribí en una de mis novelas, a modo de ejemplificar este drama humano y de salud colectiva, que cuando llegaba el tren del sur, el que subía de la Argentina cruzando Villazón, ya al amanecer en la estación de Oruro, los viajantes observaban un sui géneris panorama: el de cientos de culos apuntando a los vagones de toda la gente que cagaba a la intemperie por falta de opciones. Creo que una manera de proclamar la gloria del cacique estaría en construir baños públicos. Si desea, como lo he visto en una fotografía sobre su gemelo Donald Trump, podría imprimir su vivo rostro en cada urinario del Partenón masista.

13/02/17

_____
Publicado en EL DÍA (Santa Cruz de la Sierra), 14/02/2017

Imagen: Caricatura de Pancho Cajas

10 comments:

  1. Es un documento importante. Gracias Claudio

    ReplyDelete
  2. He ahí el más grande de los absurdos: un millonario y gigantesco mamotreto de hormigón, erigido en medio de unas casuchas de adobe de una aldea perdida en la extensa geografía de nuestro atribulado paisito. Como bien dices, esas humildes viviendas no tienen agua potable ni baños decentes, pero había sido más importante construir una obra monumental a la figura del cacique. Lo del lago seco como fondo espectral ya anuncia la ruina en pocos años, porque no has hablado de lo oneroso que será el mantenimiento del adefesio. Ningún gobierno sensato querrá correr con los gastos. El polvo del altiplano avanzará irrefrenable tal cual las arenas de un desierto. Esto semeja a una historia de Tombuctú en versión caricaturesca. Saludos.

    ReplyDelete
    Replies
    1. Feliz con tu regreso, José, luego de un largo silencio. Se aguardan tus textos. Respecto al elefante blanco en medio del desierto es casi cuestión de apostar cuánto ha de durar antes de un completo abandono y un futuro de inmenso baño municipal. Así estamos, ya se logró, que era lo buscado, la primera impresión de grandeza. El resto, para esta gente, no tiene importancia... Saludos.

      Delete
  3. Excelente y crudo artículo, como anillo al dedo. Felicidades.

    ReplyDelete
  4. Felicidades Claudio. Un artículo bien plantado, sobre una realidad de infamia e inmundicia gubernamental y una nación enferma.

    ReplyDelete
  5. Excelente radiografía Claudio. Gracias!

    ReplyDelete
  6. Excelente radiografía Claudio. Gracias!

    ReplyDelete