Monday, March 27, 2017

Muñeca Lewandoski, entre Madrid y Cochabamba

ÁLVARO VÁSQUEZ

Leí “Madrid — Cochabamba (cartografía del desastre)” de Claudio Ferrufino Coqueugniot y Pablo Cerezal en septiembre de 2015. Lectura impactante, que me hizo escribir unas líneas en Facebook (pobre elección, dirán algunos, aunque me consuela saber que esta red propició el primer contacto entre los autores) en las que les agradecía por haberme hecho sentir que conocía una ciudad en la que nunca estuve y por recordarme en sitios que nunca visité de otra.

Hace algunas semanas, leí en un matutino local una columna de Claudio Ferrufino en la que mencionaba que José Ramón da Cruz había realizado un video documental del libro (https://vimeo.com/202046569), de una manera libérrima (como el mismo cineasta manifiesta al inicio de su obra), y como confirma CFC, que sostiene que da Cruz puede apropiarse y moldear el contenido del libro a su gusto.

Afortunadamente el video, pese a su tan libre interpretación del libro, parece seguir sus pasos, y al hacerlo lo reinventa, complementándolo con imágenes de las ciudades, con la voz de sus autores, a través de los ojos de la muñeca Lewandoski, que en irrefrenable frenesí recorre las letras del libro y las calles de las ciudades en él retratadas, acaso intentando volverlas una sola, una ciudad literaria.

CFC se refiere a ella como a una figura bifronte, lo cual tendría mucho sentido considerando que son dos ciudades, y dos autores. El bifrontismo se asocia por lo general al dios romano Jano, e ilustra su capacidad de ver pasado y futuro, de encarnar el bien y el mal. Símil también válido para el texto.

Sin embargo, viendo el video, la muñeca Lewandoski parece ser trifronte, y eso inevitablemente me trae a la memoria a la imagen de Jesús del Gran Poder, figura divina de gran importancia para la cultura paceña, que en el lienzo original tenía tres caras que según la iglesia católica representaban la santísima trinidad, aunque la gente que acudía al templo decía que el rostro de la derecha representaba lo malo; el de la izquierda, lo bueno; y el del medio, nuestro propio rostro (siempre una mezcla de los otros dos, supongo). Finalmente, la iglesia, sintiéndose incómoda por las interpretaciones “erróneas” sobre la imagen, ordenó pintar sobre ella un solo rostro. Hay quienes cuentan que varios pintores fueron incapaces de terminar el encargo de la iglesia, y que más de uno incluso perdió la cordura en el intento.

Como sea, se sabe que el lienzo original fue traído desde España para finalmente quedarse en Bolivia, como anticipo del viaje bi/trifronte (ida, vuelta y nueva ida entre las ciudades) que mucho después mostraría/fundiría a Madrid y Cochabamba ya sea en papel o en imágenes.

El video no se aparta de la línea narrativa del texto, tomando como guía fragmentos del libro para llevarnos a través de la muerte, el sexo, la(s) ciudad(es), las letras y la ebriedad, mezclando y retomando estas líneas de la mano y el movimiento frenético de la muñeca, que va recorriendo los refugios feos del hombre, y apenas se la ve moverse, y sin embargo, se mueve (PC).

Y al moverse nos muestra la extraña cobardía de PC, ésa que le impulsa al valeroso acto de cambiar de vida eligiendo para ello su exilio (voluntario, como un título anterior de su ahora coautor) en Cochabamba, donde encuentra gente que no es feliz, pues está acostumbrada a sufrir, debido a su carencia de horizontes, y por eso no es amable. Y nos grita en el movimiento siguiente que un cementerio no es nada más (ni nada menos) que una ciudad de muertos.

Y a este lado del Atlántico, CFC nos recuerda que la certeza de la muerte es lo que nos hace vivir, y tomando la voz de quienes ya pisamos el medio siglo, se refiere a una vida con más pasado que presente, en la que cabe la pregunta de cuánto futuro.

Y logra que me remuerda la conciencia cuando recordando a quien vendía libros (sí, confieso mi culpa, pues aunque me gusta Sabina, no puedo negarlo todo, mas esgrimo en mi defensa la extrema juventud de entonces) y lo acusa de ser la estupidez devorando la memoria.

Y así, Lewandoski nos invita a escuchar (y en mi caso, recordar, e iniciar la búsqueda de) música con acento canadiense en las voces de Cohen y Young, nos muestra Madrid desde el ojo de un ave, y muestra gente cabeza abajo recorriendo sus calles mientras escucho hablar de migrantes, y pienso en sudacas. Y nos dice que la literatura es un oficio y una necesidad, y me pienso escribiendo estas líneas en lugar de trabajar.

La edición boliviana de Madrid-Cochabamba, tiene en la contratapa un comentario que afirma que el libro es un ameno puente entre dos realidades vinculadas por el amor a la palabra.

El video adorna y enriquece de imágenes y voces ese puente.

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De ENTRE LETRAS (BLOG DEL AUTOR), 26/03/2017

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