Tuesday, May 21, 2019

Almagro y la guirnalda de coca/MIRANDO DE ABAJO


Claudio Ferrufino-Coqueugniot

Los nuevos césares no llevan olivo, llevan hojas de coca. Y Luis Almagro, que en su momento pareció sobrio, ha perecido ante la baba verde del imperio cocalero.

Hay un vocablo que la izquierda ha borrado de su léxico: vergüenza. Almagro viene de la izquierda uruguaya, con su mística de valor y de tormento. Recuerdo, sin embargo, mi desazón al leer ha mucho las Actas Tupamaras. En aquella gloria había mucho de infancia y también de vanidad. Así es por lo general la revolución de los niños bien. Y el santón Mujica, bonachón y no confiable, indica a ese movimiento juvenil que envejeció, las pautas de los nuevos paradigmas. Y señaló el profeta a Bolivia, y a la desastrosa figura del curaca Morales, como el moderno camino de la rebelión de las masas, la Patria Grande de pueblos indios… y de caciques. La verticalidad india, no la ilusión volteriana o roussoniana del esplendor y el paraíso.

La contradicción es que el secretario de la OEA ataca a Nicolás Maduro y ahora impulsa a otra dictadura sui géneris pero dictadura igual. Ya no hay decencia en la izquierda. La hubo, aunque es término casi siempre mal utilizado, cuando se ponían los muertos, las violadas y los asesinados. Como si hubiera servido de algo, para ver a un macaco dice que marxista encaramado en el urinario de los Somoza y con el mismo prurito de poder y angurria. En Nicaragua.

No solo se desvirtuó la revolución con esta maraña de malentretenidos sino también la palabra. Vergonzante ponerse a rebuznar sobre ella a no ser que se la trate de manera histórica. Esta es la feria de Alasitas, el ekeko y sus miniaturas. El agigantarse de estas, el toque de Midas que convierte el yeso en oro, la cerámica en diamantes. ¿Los muertos? Bien nomás se están descansándose, gracias.

Mientras tanto luces de naves espaciales, ovnis, sobrevuelan los cielos de Chimoré, donde músicos de renombre y otros fabrican cocaína en criaderos de chanchos. Claro que este es octubre, la gran marcha china, la revolución de los guaraches, las bicicletas de Ho Chi Minh. Si el poeta eres tú, Evo Morales, y lo que sigue de aquella preciosa canción que resultó también mentira. Como dijo el profeta, si el que ha plantado estrellas eres tú. Ovnis salen y entran del cielo empapado de Chimoré. Millonarios absorben cristal puro en Wall Street; los pobres mueren con tóxicos de pasta base y detergente.

Si es de no creer. Debieran redactarse escrituras sobre la propiedad de los países y cederlas ya a los personajes mencionados. Que incluya heredad para los que les siguen del núcleo de su singular orgía familiar. Si el poeta eres tú, por supuesto y el segundo es el Bécquer de la nueva poética boliviana, con versos apabullantes como un upper cut. Knock out técnico. Ganaron ellos y quedamos el resto afuera. O desempolvamos las arcas donde duerme la mítica palabra que despertó la Historia: Revolución, o nos morimos, que costumbre es, según Borges, que suele tener la gente. Pero, ahí cabe la pregunta ¿o estamos ante una dinastía de inmortales? ¿O la ciencia ficción se ha hecho real, concreta, presente, y superhéroes atraviesan los cielos de Orinoca y Chimoré? ¿Es Superman? No, es Evo Morales yendo al trabajo porque no descansa. Y su uno no descansa, enflaquece. Y este engorda. Lo dicho, estamos ante la presencia palpable de extraterrestres, ni se parecen a nosotros. El jefe máximo tiene algo de Sandro, de Beethoven y un poco de Manco Inca, pero es solo un disfraz, un recurso interplanetario para que no se descubra –todavía- lo que los seres estelares han traído, de bien, para nosotros. En su momento será. Por ahora, el curaca ha salido volando, disparado. ¿Superman? No, Evo Morales.
19/05/19
_____
Publicado en EL DÍA (Santa Cruz de la Sierra), 20/05/2019

No comments:

Post a Comment