Caio Ruvenal
8 de agosto
de 2021
La
editorial 3600, a la cabeza de Willy Camacho, lleva adelante la generosa labor
de publicar por primera vez en el país la obra completa de Claudio
Ferrufino-Coqueugniot. Escritor cochabambino, fundamental para la narrativa
boliviana, cultivador de cuento, novela y ensayo, “un orfebre de la palabra”,
como lo califica Camacho, haciendo alusión a su tan particular estilo que ha
ido evolucionando, hasta llenarse de construcciones poéticas.
Particular
también es su inserción en un canon literario boliviano. Al irse tan pronto de
Bolivia a Estados Unidos sus influencias, experiencias y perspectivas fueron
otras. Es difícil tratar de encasillarlo en alguna corriente nacional,
desarrollando una singular voz. Ya se han publicado siete textos, de los que
calculan serán unos 19, de esa obra reunida de Ferrufino, entre ellos
Virginianos, El Exilio Voluntario, Muerta, ciudad viva y otras misceláneas
sobre sus ensayos breves y crónicas.
En la 22ava
Feria Internacional de Santa Cruz se lanzó un nuevo volumen de Diario Secreto,
el libro ganador del Premio Nacional de Novela en 2011. La obra, al igual que
los otros de la colección, se puede conseguir a través de venbo.shop.
Claudio
Ferrufino-Coqueugniot (Cochabamba, 1960) desde 1989 vive en Estados Unidos. Es
autor de Virginianos (1991, prosa breve), Ejercicios de memoria (ensayos,
1989). El señor don Rómulo (novela, 2002), El exilio voluntario (2009, Premio
de novela Casa de las Américas), Diario secreto (2011, Premio nacional de
novela), Muerta ciudad viva (novela, 2013), y Madrid-Cochabamba/ Cartografía
del desastre (coautoría con Pablo Cerezal, 2015).
¿Cómo ha
sido editada la obra de Claudio Ferrufino a lo largo del tiempo en el país?
Está
repartida. Habían salido unos libros en una editorial, otros en otra. Tampoco
estaba muy difundida. Claudio es un autor premiado, admirado, pero no había una
difusión amplía de su obra. Entonces, yo le propuse que hagamos la edición de
su trabajo reunido completo, por partes. Porque es una obra muy extensa, muchos
libros estaban inéditos, otros eran textos sueltos y para reunir todo, hacer un
proyecto de obra completa en un solo tirón se necesitaba mucha inversión y la
editorial (3600) no es grande, es independiente, pequeña. Vimos que la mejor
forma era sacar de tres a cuatro libros por año, para tenerlo todo en unos
cuatro o cinco años, porque hay considerar que Claudio sigue escribiendo, en
medio de este tiempo salieron libros inéditos. Él va poniendo el número a la
colección, porque sabe el orden cronológico de los libros. Por ejemplo, Diario
secreto es el volumen 9, pero antes ya salió el número 14. No es un orden
correlativo. Claudio lleva el orden de los volúmenes y la encargada de la
edición es Ariane Ávila. Ariane empezó a trabajar con Claudio para el inicio de
este proyecto, se llevaron muy bien, entonces se decidió que se encargue de
toda la obra. Al principio, las portadas las hacíamos nosotros, 3600 con
nuestro diseñador, pero en un punto Claudio se contactó con Antagónica Furry,
una de las artistas más importantes de Latinoamérica, y le dijo si le podía
ceder algo para una portada y ella mandó varias opciones. Después yo me
contacté con Antagónica y se quedó como parte del proyecto. Ella hace ahora
todas las portadas. Diario Secreto la diseñó ella ya con título, no es que nos mandó
un grupo de ilustraciones o collages para que decidiéramos, sino que es un
trabajo original. Es un lujo tenerla aquí.
¿Desde
qué libro participó Antagónica Furry?
Ecléctica y
El oro de las estrellas los hizo ella. Muerta Ciudad Viva es un trabajo de nuestro
diseñador y Virginianos, un amigo de Claudio. Todas las demás ya la hizo ella
(Antagónica), salieron casi simultáneamente.
¿Cuántos
libros se publicaron hasta la fecha y qué número de volumen se les puso?
No tengo a
la mano el número de volúmenes. Si sé que se publicaron Virginianos (cuento),
Muerta, ciudad viva (novela), El exilio voluntario (novela), Diario secreto
(novela), El oro de las estrellas extinguidas, Fever y Ecléctica. Los últimos
tres son textos sueltos donde juega mucho con la crónica y el ensayo, una
mezcla. Son siete libros publicados, por ahí se me está pasando uno, que
empezamos a finales de 2018, pero el 2019 se tuvo que suspender lo de Fever
porque teníamos conflictos en el país terribles y el año pasado básicamente no
hubo nada. Aprovechamos entonces el 2020 para hacer la presentación de Fever
durante la pandemia, porque ya era un libro listo que no terminó de lanzarse.
Lamentablemente, hay eventos que han conspirado contra el desarrollo normal de
este proyecto, porque ya deberíamos estar en el libro 12. Este año solo haremos
dos: Diario Secreto y Nuevos textos de memoria antigua, es un título
provisional que saldrá para la Feria de La Paz; una recopilación de escritos,
es nuevo. Era un proyecto que él tenía que eran Cartas de la pandemia cuando
empezó, misiva dirigidas a diferentes personas. Combinó eso con nuevos textos
que ha ido creando y cartas a su hermana, porque le afectó mucho su
fallecimiento. Es un texto lindo con la pluma de siempre de Claudio, que
provoca disfrute al leer. Nos estamos recuperando de una crisis grave que ha
sufrido todo el sector cultural, y principalmente el de los libros. No nos daba
este año para sacar cuatro, iremos nivelando los próximos.
¿Cuántas
obras aproximadamente componen la obra de Claudio?
Yo le
pregunté y Claudio me dijo hace tres años que iban a ser alrededor de 17
libros, volúmenes, pero eso era hace tres años. Yo me imagino que estamos
bordeando los 19.
En la
obra de Ferrufino hay cuento, novela y ensayo. ¿Dónde lo has visto más
prolífico?
Tiene ficción,
sí, tres novelas y un libro de cuentos, Virgianos, que ya casi no había en
Bolivia, era legendario, se sabía que existía, pero nadie lo había visto. Yo
cuando estudié literatura lo mencioné, fundamental en la cuentística nacional.
Sin embargo, creo que se suelta más en el ensayo breve, en la crónica, ahí
tiene varios libros que son sus obras más gruesas. Él se siente más cómodo
haciendo ese tipo de cosas, me parece. Su narrativa es poderosa, ganó el premio
Casa de las Américas, el Nacional de Novela con narrativa, pero creo que donde
más se soltó escribiendo es en ese tramo del texto breve, de la reflexión, del
ensayo, volviendo un poco a veces con la crónica.
¿Habría
que incluir a Ferrufino en una generación literario o en algún estilo?
Yo no he
leído a alguien que tenga su estilo. Claudio es alguien que maneja muy bien la
palabra, es un orfebre. Es muy detallista con las construcciones poéticas, sin
hacer poesía. Página que uno abre, página que uno halla varias construcciones
poéticas en el leguaje. Su lenguaje es evidentemente literario, me dirás que
todos los que hacen literatura tiene un lenguaje literario, sí, pero de él es
exquisito. No se detendrá a hacer transcripción de la oralidad, un ejercicio
maravilloso que es propio de Adolfo Cárdenas, pero es otro tipo de ejercicio,
para Cárdenas la literalidad va por otro lado, no va por la poesía. Ya sé quién
puede ser alguien más parecido a él (Ferrufino): Guillermo Ruiz. He hallado un
vínculo entre las conexiones entre ambos, en cuanto al grado de exquisitez que
escriben. Como generación pertenece a la de Adolfo Cárdenas, Manuel Vargas,
pero no tienen los estilos porque Ferrufino se fue a Estados Unidos, tuvo otras
fuentes, otras lecturas, otras experiencias, quien sabe si se hubiera quedado
en Bolivia, hubiera transitado lo que hicieron sus colegas, pero al estar allá,
en su exilio voluntario se vio obligado a acompañarse de otros libros y tener
experiencias totalmente distintas los que tuvieron los residentes bolivianos.
No solo por estar afuera del país, sino por todo lo que tuvo que hacer, los
trabajos que tuvo que pasar para vivir, tiene otra visión. Es un escritor
particular. Pasa lo mismo con Paz Soldán. Edmundo al principio, desde que se
fue a Estados Unidos, tiene un tramo novelístico donde insiste en procrear a
Bolivia en Río Fugitivo, ficcionaliza Bolivia; y luego ya se cansa, se estaba
olvidando el idioma, se sueña en inglés, ahora su preocupación es el lenguaje,
no el país como tal. Edmundo dice eso: lo que quiero es experimentar el
lenguaje para no olvidarme del idioma, su experimentación hace que su
literatura crezca, su ficción ha trascendido eso. Es un ciclo, que calculo, le
pasó lo mismo a Ferrufino. En Muerta Ciudad Viva todo era Cochabamba, su
juventud, hasta El exilio voluntario, donde se libera, Diario Secreto es una
ficción total, si bien tiene personajes locales bolivianos, se la ubica en
cualquier parte del mundo, es un asesino serial, es ficción total, se libera
del país, que no digo que sea malo escribir sobre él, pero cuando estás afuera,
el escribir sobre tu país es en un afán de recordarlo, rendirle homenaje, no
sé, no saldría una ficción tan poderosa, si no escribieras lo nuevo que
conoces, me da esa impresión. Claudio es distinto a los de su generación,
porque se fue muy joven, no compartió, no estuvo en encuentros, donde todos
siempre estuvieron como Manuel, Adolfo, Homero Carvalho, quienes se han leído,
han discutido su obra. De alguna manera, hay conexiones entre Homero, Paz
Padilla, etcétera, toda esa generación estuvo en el taller de cuento nuevo de
Jorge Suárez, viene de una misma escuela, Claudio no tuvo esa oportunidad.
Y de alguna
manera un precedente en desarrollar su obra en EEUU, como los de esta
generación, Hásbun, Paz Soldán, Liliana Colanzi…
Claro, pero
la diferencia es que todos ellos se fueron becados a estudiar. Claudio se fue a
partir el lomo, trabajó recogiendo cajas de mercado, de micrero, yendo a
buscarse la vida.
_____
Sitio de
periodismo cultural boliviano abocado a la difusión de todas las
manifestaciones artísticas y del pensamiento, aunque con cierto énfasis en el
cine. Se alimenta fundamentalmente de los contenidos de RAMONA, suplemento
cultural que se publica dominicalmente junto al matutino cochabambino Opinión.
No comments:
Post a Comment