Tuesday, February 11, 2014

Otra vez Falluja/MIRANDO DE ABAJO


Claudio Ferrufino-Coqueugniot

Diez años después retomo el tema de Falluja, ciudad mártir. El 2004 la comparaba, recordando el filme de Pontecorvo, con Argel. Consideré entonces que el sitio de la ciudad por las tropas norteamericanas era un punto de inflexión en la guerra. Lo fue, a su modo: victoria pírrica de Washington.

Recuerdo cuerpos desmembrados de contratistas estadounidenses colgando de los puentes. Y miles de muertos civiles. Era el siglo XXI y parecía 1942.

Hoy, 2014, los yihadistas sunis del grupo Estado Islámico de Irak y el Levante (ISIS, siglas de la organización en inglés) se han apoderado de Falluja. Combaten en Siria y han sido desafiliados por al-Qaeda por desavenencias internas, pero siguen muy activos en la guerra civil allí y desplegando una agresiva escalada militar en suelo iraquí.

En enero de este año ingresaron en Falluja, y se están expandiendo por pueblos alrededor. El ejército de Bagdad, de mayoría shiíta, no tiene la confianza de la población. Que ellos se encargaran de barrer al Estado Islámico sería motivo de desaprobación y revuelta. Por eso, y me recuerda lo que sucede hoy en Michoacán, México, con los grupos de autodefensa, gobierno y líderes tribales han acordado que la reconquista de la ciudad sea llevada a cabo por las tribus locales, armadas y entrenadas por el ejército y con asesoría e inteligencia norteamericanas. Resulta extraño, porque en Falluja, en tiempos de la ocupación, si bien la resistencia era sobre todo de facciones insurrectas, el combate tomó el cariz de una guerra de liberación, con participación activa de los habitantes en contra de los invasores.

El enemigo de ayer se transformó en amigo. Asunto circunstancial, o la elección del mal menor. Sabemos que Estados Unidos está en el Asia central no por motivos ideológicos. Su presencia se debe a los recursos naturales. Durante la administración Bush aquello se decoró con una, no falsa pero sí confusa, cruzada religiosa: choque de teocracias de oriente y occidente. Pero el meollo es económico.

Assad continúa en Siria porque occidente se lo permite. A pesar del genocidio y un gobierno criminal que debiera ser juzgado y ahorcado, es aún utilitario, el muro de contención de fuerzas que cambiarían decisivamente el panorama de la región y el mundo. El conservadurismo israelí se regocija con esta profusión de muertos. Sus rivales se matan entre sí, y no existe perspectiva mejor. No baja la guardia, sin embargo, por lo que pudiese ocurrir.

Tanto ISIS como las tribus son sunitas. La mejor opción es que la purga sea “fraterna”, sin intervención, o no muy explícita, de los otros. El plan es que se vaya recuperando la ciudad barrio por barrio, en lucha que ha de ser cruenta y cruel. Arista del conflicto generalizado en el mundo islámico entre dos grupos contrapuestos y un tercero, apéndice considerado infecto, del terror de al-Qaeda y de sociedades similares, incómodas para todos.

El ejército acordonará la ciudad, para que nadie entre o escape. El resto, a lo que se han comprometido los jerarcas tribales, será labor de desinfección. La CIA y el Pentágono colaboran en logística y venden armas por valor multimillonario a Irak. Enfrente se parapeta un rival con dos mil combatientes fuertemente armados, para quienes la muerte por la fe es redención.

Complejo horizonte. Dentro de la guerra siria hay conflictos secundarios entre grupos opositores, entre islamistas los más feroces. Las primaveras árabes comenzaron a opacarse con la subida de los fundamentalistas. Hoy el poder se reagrupa, como en Egipto, en un núcleo sólido que a fuerza tendrá que convertirse en dictatorial. La inestabilidad iraquí clama por una solución semejante. Y Túnez, incluso con los acuerdos firmados recientemente que dan alguna esperanza, no está libre del mismo destino.

Falluja, como hace diez años, es un termómetro a punto de reventar.
09/02/14

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Publicado en El Día (santa Cruz de la Sierra), 11/02/2014

Fotografía: Combatientes del Estado Islámico de Irak y el Levante en el poblado iraquí de Sulayman Beg, distrito de Duz Khormato.

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