Tuesday, July 7, 2015

Lucha desigual: cocaína vs tú/MIRANDO DE ABAJO


Claudio Ferrufino-Coqueugniot

Roberto Saviano en Cero Cero Cero (cómo la cocaína gobierna el mundo) es contundente: cada persona en derredor, de una u otra clase, de uno u otro bando, la usa en sus diversas formas. En los países capitalistas ricos, por así decirlo, pero también se ensaña con los pobres, con los que andan inmersos en su producción, sea en coca o en químicos, y que terminan atrapados en la urdimbre del mal, imposibilitados. Un amigo periodista contaba lo escalofriante de la adicción en localidades como Shinaota. Lo que en apariencia “destruiría al imperio”, terminará también por destruirnos, y en condiciones desventajosas.

Con la apertura de relaciones Cuba-EUA se relajarán los controles. La probada calidad de intermediario de paso de la isla respecto a los cargamentos de cocaína podrá aligerarse. Hay, formalmente, un combate del gobierno gringo contra el tráfico, pero los intereses económicos son tan grandes, y tanta gente poderosa involucrada, que el combate es meramente anecdótico: un golpe aquí, otro allá, sin cortar el trasiego de cocaína entre continentes. Que hay jueces probos en la justicia norteamericana, los hay, y malhaya la suerte de quien los encuentre a su paso, porque allí la ley se aplicará con premura e impiedad. Pero esa es posibilidad remota. Hablamos de un poder inmenso, por encima de birretes y togas, de leyes y morales. Quien sepa mantener la cabeza fría perdurará; quien la pierda, según hizo Noriega, recibirá castigo. Es un negocio, y en él no se aceptan veleidades. Hagámonos ricos, parecen decir desde las sombras, pero no creamos ser más de lo que somos. Dejen eso para los mayores, los grandes, los que no se ven. Ustedes, pequeños tiranos de opereta, funcionen, no se les pide más. Aleguen ser dioses, tírense a ministras, actrices y eunucos, bien; pero no atraviesen la línea. Los narcos mexicanos sobreviven en sus reducidos imperios de gloria salvaje y fama febril. Si dan un mal paso terminan en las Rocosas, en las prisiones del espanto. A veces cuesta creer cómo el Chapo eludió la cacería durante tanto tiempo, paseándose a sus anchas por los ranchos de Sinaloa. No había caza… no una seria al menos. En algún momento cometió un error, habló de más, actuó acorde, y ahora enmudece en la celda que por moderna no deja de ser prisión.

Me sorprendió al llegar como inmigrante a los Estados Unidos el espectro de la adicción. No había lugar donde estaba, ni clase social que separase el conflicto, donde la gente no se drogara. Daba impression de que el rito de la vida pasaba por alucinar, por intercalar las realidades; implicaba soñar y olvidar al mismo tiempo, y nada tenía de creativo, como se pudiera decir en arte y el uso de drogas entre artistas. Más que una fuga contemplaba una invención. Cuando en el sexo se quiere tener los sentidos agudos: vista, tacto, gusto, lo que fuere, observaba que incluso allí en el falso momento de preservación de la especie y real de solo placer, el uso de estupefacientes lo convertía en parodia. No digo que para hacerlo hay que siempre estar sobrio, probo, intacto, pero que decorarlo constantemente de bruma le quita sentido. Para ello mejor una decente y profiláctica paja carente de presunciones.

Cómo manejarse en un medio contaminado, me pregunto. Y respondo que hemos entrado a un tema de ciencia-ficción, donde el amo eterno, violento, maleable y sin embargo immutable es la diosa coca. Ni siquiera somos eternautas calificados para el combate. Esta lucha implicaría matar a tus hermanos, vecinos, maestros, confesores y amantes, amén de gobernantes a quienes la histora enseña que es bueno eliminar de cuando en cuando. Y ahora aparece el jesuita, de blanco y sonrisa bobalicona, hablando generalidades que arroban a los ignorantes, y se envuelve, manto sagrado y todo, en la trivialidad del desastre, sin palabras que desconcierten a los dueños del espectáculo.
07/06/15

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Publicado en El Día (Santa Cruz de la Sierra), 07/07/2015

2 comments:

  1. Antes, en nuestro país, era anecdótico o exagerado hablar de algún poblado tomado por el narcotráfico. Hoy con la presencia del rey de la coca en el gobierno, comunidades enteras se están dedicando a la fabricación de la pichicata. Yapacani, extensas zonas del Chapare, así como poblados del valle y del altiplano son tierras sin ley, como en el viejo Oeste. Hasta da miedo ir de paseo al área rural. En esos sitios el que no participa en el negocio es visto como sospechoso o delator, corriendo peligro de muerte. Impera la lógica del revés. Un agrónomo me comentaba que en uno de estos poblados de Cochabamba hasta las niñas pastorcitas de ovejas son utilizadas como vigías mediante celulares cuando asoman las camionetas de la FELCN. De ahí que casi nunca se capture a nadie cuando se efectúan los operativos.Al poco tiempo,cerca ya están funcionado de nuevo las factorías portátiles. Como la actividad es tan lucrativa, hay demasiada gente que participa de una o otra manera.Ante la abundancia del producto resulta fácil y prácticamente barato ofrecérselo a nuestra juventud en las diversiones nocturnas. No estamos lejos de un proceso de envilecimiento que nos puede conducir hacia una "mexicanización" del país. Saludos.

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    1. Claro que sí, pero eso no parece importar. El inmediatismo que nos caracteriza, la aceptación general del dinero fácil, la ignorancia y por ende la ausencia de futuro, dan por sentado una sentencia. Difícil sustraerse a este proceso de descomposición. Quizá lo aceptamos sin aspavientos por haber siempre vivido así. Hemos vivido desintegrándonos, de antiguo. Saludos.

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