Bolivia ha roto
con el mito que creara un gran campesino, que, a su vez y dado el conflicto
armado, fue también general. Lo recuerdan los corridos, lo cantan los ciegos en
Cuautla, y parecía que eterna sería la gloria y que el ¡viva Zapata! jamás
tendría posibilidad de confundirse.
Eso hasta que
aparecieron unos businessman chinos convocados por Evaristo Morales, profeta
inmoral y avariento esperpento de los Andes antiguos. Adonde van los chinos es
porque hay dinero, y fácil. El presidente tiene tantos palos blancos que parece
ya un álamo real (apenas se ven las florecillas en copo que caen y que hacen
que en el hemisferio norte se los llame “árboles de algodón”). Pues, ese
algodón es la única presencia de la fronda inmensa y retorcida. No aparece la
savia. Si Evo, o Bem Amado, ha superado ya la lista de los 100 mayores millonarios
del mundo no lo sabemos. Fidel murió con 900 millones, este, que está y es más
vivo, lo superará con creces.
The Guardian, el
excelente periódico británico que sin embargo es renuente de poner culpas sobre
los autócratas latinoamericanos, describió el affaire Gabriela Zapata/Evo
Morales como “A real-life telenovela of sex, lies and
paternity.” Describámosla en general porque el escándalo tiene tanta
popularidad como la Virgen de Urkupiña o al menos la de Cotoca. Este asunto de
la parición sin contacto, privativo otrora de las santas de la iglesia, se hizo
carne de nuevo en esta tierra de milagros, bendecida, según otra Gabrielita
famosa, por la presencia del líder bajacalzones: Evaristo I de Orinoca, señor
de Andamarca y de los Carangas todos.
Gabriela Zapata,
dicen que entonces menor de edad, cayó bajo el hechizo irresistible del Can
Mutante, el diablo en términos medievales, Evo en contemporáneo. Se embarazó,
parió, asegura ahora que fue amante de chino y no sabemos a ciencia cierta si
parió chino o achinado. Da igual, porque el engendro que en un momento dado
incluso ya iba a la escuela, desapareció. Murió, no murió, nonato, neonato, en
la primaria con mochilita de cuero y pantalones cortos, etcétera, etcétera.
Hasta tiró unas lágrimas el presidente y esas valen como perlas de rocío. Hoy
se involucraron todos, Doria Medina, los periodistas que hablaron de más huyen
para evitar la cárcel. Grave asunto de mucho dinero, 600, afirman, en millones
verdes y quién sabe qué más. Los chinos se mimetizaron con otros chinos y
encontrar un chino entre chinos supera astucia y oficio, sin ánimo racista de
decir que entre ellos se parecen sin ser bienparecidos. Resulta que en el fondo
no hay nada. Circo romano de Alasitas. Se la detuvo, aparecieron fotos de la
muchacha semidesnuda, otras como gran cortesana en ambientes kitsch como suelen
utilizar nuevos ricos, narcos y demás ignorantes. ¿El pueblo boliviano? Bien
gracias. La clase media escandalizada del tupé de la “imilla” porque la raza no
puede faltar en la discusión boliviana y crecer, así sea trepando, no puede
superar las diferencias de clase y color. Según las damas ya no hay respeto,
como si eso importara en un universo local que ha decaído y muere sin
esplendor.
Siempre pensé que
Virgo era mujer, pero, escuchando a ministros, diputados, acólitos y alcohólicos
del proceso de cambio, se diría evidente que Evo no tuvo coito con la señorita.
Lo tuvo pero no en la manera formal y pecaminoso-deliciosa a la que estamos
acostumbrados. Fue más bien casi divino, un haz de luz que se filtra en la
entrepierna y listo. Si chino o achinado el resultado, no hay confirmación, si
lo hubo. Se pidieron pruebas, adeenes como si se pudiese investigar fantasmas;
mientras tanto el dinero se esfumó, tal vez la sacerdotisa Achacollo, hábil en
prestidigitación, tomó parte activa por experiencia. Quedamos en la solitud del
yermo donde los que pueden hacen lo que quieren y se reeligen sin fin. Que
habrá otros niños, que los hay, que la Primera Verga dispara o carga fogueo
será algo que dirima la historia. Por ahora es literatura y fiesta de chivo.
¡Qué viva Zapata!
20/04/17
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Publicado en ADELANTE BOLIVIA, 04/2017
Fotografía: David Mercado-Reuters
Fotografía: David Mercado-Reuters
Corrosiva e hilarante narración. Un abrazo fuerte, querido Claudio. Por cierto que una voz como la tuya vale más que la de cien mil periodistas.
ReplyDeletejaja, más fácil eliminar a uno que a cien mil. Abrazos, querido Jorge. Salud, por el ácido.
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