Claudio
Ferrufino-Coqueugniot
¿Qué se necesita
para remover a las garrapatas neosocialistas de su sitial? Hoy marchan en
Bolivia; en Venezuela se apilan los muertos como ladrillos; por ahí va en
éxtasis de asesinato la dinastía Ortega (Somoza) en Nicaragua. Y los tipos se
aferran al negocio. Estupro y latrocinio, nada más fácil que bajar el cierre de
la bragueta y estirar las manos. Mientras tanto, el bachiller Álvaro García
Linera perora como loro trepado en parral, de esos que repiten y chillan sin
razonamiento.
Por años se ha
pensado: “esta vez”, “ahora sí caen”, pero parecen pegados al poder con cera
bruta, los brutos estos. Nada en teoría los sostiene. Dinero sucio, populacho
ebrio y armado, vanidad, soberbia. Será que a la historia no le interesan
minutos horas ni años, que los tres son tan poco dentro del amplio panorama,
sabiendo que de todos modos se los pondrá en picota, ajustará sus robustos
cuellos burgueses en vil garrote, y tirará sus cenizas donde no se vean, para
olvidarlos, y para olvidar a los cómplices… masivos, pasivos, que no tardarán
en mimetizarse entre leales y falsos demócratas dando paso, y peso, a otra era.
Morales, Maduro,
Ortega podrían llamarse los dinosaurios de esa farsa delincuencial del
“socialismo del siglo XXI”. Pomposo nombre para un cártel común y corriente,
apuntalado, y eso los distingue, primero por las oenegés gringas que los
parieron en práctica colonial, y segundo por la recua de intelectuales que
alabó inexistentes méritos y se prostituyó de manera barata y ruin. A los
gringos les salió el disparo por retaguardia, y pasaron al lado de los
convencidos opositores. Los otros, los ditos pensadores y analistos (con o),
aumentados por numerosa grey de periodistos, marxistos, molinas y demás basura,
se asociaron en el proceso de (inter)cambio con perspectivas económicas.
Quedamos así, con mandriles a cargo y, peor, creyendo que sus culos rosa
significan algo. Recuerdo algún descastado, de apellidos español y alemán, que
insultaba e insultaba seguro de que la retahíla de mugre cubriría las
excrecencias (cuernos) que le asomaban culposas en la frente. Hasta ahí se llegó,
al mejor estilo trujillano, a ceder amores y “propiedades” para solaz del amo,
el de más arriba o los que habitan en escalones intermedios. “Disfrute, patrón,
que yo le cuido la puerta”. Debiera haber un buen par de dum-dum para aliviar
tremendo pecado.
Se marcha, grita,
protesta. Luego silencio. En Bolivia todavía no hay tanto muerto útil y tal vez
eso marca diferencia. Veremos cuando la ola arrecie y llegue a las no-costas
andinas con rictus macabro. Suele Bolivia reaccionar diferente. ¿Lo hará? Por
ahora al cántico de “asesinos, asesinos”, se le recuerda al patrón Evo Morales,
marqués de Orinoca, duque de Chaparina y Miss Universo que se le dijo NO, que
no tendrá acceso a sus inhumanos derechos de perpetuarse. Si lo hace, lo mismo
que en Venezuela y Nicaragua, la solución no atraviesa el yermo eleccionario,
tiene que radicalizarse. La acepción del término va desde el antiguo garrote a
la sofisticación de las bombas robot. El tiempo dirá; lo dirán el valor, la
multitud, la coyuntura. Las revoluciones afilan largamente las guadañas y siegan
cuando menos se piensa, de día o de noche.
Todavía recuerdo
al intocable Khadaffi, violado de manera terrible por un palo de escoba, él que
se creyó chingón y semental de Mahoma. Nadie tiene la vida comprada, menos los
pobres, menos los que carecen de poder. Pero también aquellos con cetro y mirra
caen, y su cuerpo pesa igual a saco de papas. La muerte es viuda dispuesta y
poco exigente, no le hace miras al brillo del oro ni al maquiavelismo de los
iluminados. Toma y devora. Y borra y olvida. Recuerden, solo digo. Recuerden.
28/05/18
_____
Publicado en EL DÍA (Santa Cruz de la Sierra), 29/05/2018
Imagen: Alfred Kubin
No comments:
Post a Comment