Tuesday, October 20, 2009
Que siga el son/ECLÉCTICA
Claudio Ferrufino-Coqueugniot
Carlos Puebla anuncia "que pare el son"; "que pare un momento el son"; "que siga el son"; "que enmudezca la palabra para escuchar el latido del Che Guevara". Homenaje cubano a un argentino que supo infiltrarse, a fuerza de coraje y sangre, en la raíz africana de Cuba. Y en los sones de este músico, dedicados a la caída del guerrillero, el ritmo es tan alentador que el pueblo acaba bailando. En oposición al frío guerrero escandinavo que en Bergman juega ajedrez con la muerte, en la isla caribeña se sujeta a la muerte por la cintura, se le mecen las caderas y se le ajustan las nalgas, bailando, considerando -claro- que la muerte es mujer.
Cojo un libro de fotografías del catalán Tomás Casademunt, con textos de Carlos Galilea Nin y Eliseo Diego. Plagio a Nin, como plagiaría él el decir popular, y cuento que hace años, muchos, una niña semi-dormida escuchando cantar afuera en la calle preguntaba a su madre: mamá ¿de dónde son los cantantes? Y mamá le respondía: son de la loma. La loma comprendía la provincia de Oriente, hoy Guantánamo, Santiago y Granma. Miguel Matamoros, del "Trío Matamoros", compuso su famoso "Son de la loma" quizá a raíz de esa historia o viceversa. Lo cierto es que recorrió el mundo y las décadas parecen minutos para su eternidad. Mi amigo Raúl Choquetaxi lo bailaba, solo, en los tumbados de Coña Coña, bajo mortecina luz de focos de veinticinco, ante un pasmado, aunque amigable, conjunto de meditabundos quechuas que ni sabían de dónde eran los míticos cantantes, y a quienes posiblemente no les interesaba saberlo en su endémico silencio.
El libro conserva en fotos lo último que queda de los viejos músicos cubanos. No con el ánimo enfermizo de aquellos a quienes les gusta retratar ruinas, como creo entender lo que escribe Eliseo Diego, sino con el propósito de no perder la memoria de tanta riqueza. Es ecléctico en su elección; no, si se acuerda que los subsecuentes ritmos provienen todos del son. Casademunt incluye en "El son de Cuba" a Compay Segundo, Celia Cruz y Cachao con otros más antiguos como Lázaro Herrera y Herminio García Wilson, compositor del montuno "Guajira Guantanamera". Hablando de Israel Cachao López, aún vigente (nacido en 1918), la película "Calle 54", en Nueva York, lo muestra con su contrabajo en una inolvidable presentación con el pianista Bebo Valdés. Cachao ha conservado intacta, a pesar de los arreglos que realiza, la esencia de la música cubana. Otros, como Machito, Mongo Santamaría, Chico O'Farrell han creado un interesante híbrido con la música afronorteamericana en lo que se ha dado en llamar el jazz latino y que se aleja, en mi opinión, de lo básico del son. La historia de Celia Cruz es otra, y más le valiera, para permanecer, callarse de una vez.
Nin cuenta -le contaron- que actuando en Venezuela, a Benny Moré se le había agotado el repertorio y que improvisó, mirando bailar al delegado de su orquesta, apellidado Castellanos, su famoso "Castellanos, qué bueno baila usted". Así, de la nada, así es el son. Severo Sarduy, adelantando su muerte, escribía: "Que den guayaba con queso y haya son en mi velorio: que el protocolo mortuorio se acorte y limite a eso".
03/06/03
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Publicado en Lecturas (Los Tiempos/Cochabamba), 2003
Imagen: Trío Matamoros
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