Saturday, April 7, 2012

Munich/MINIATURAS


Claudio Ferrufino-Coqueugniot

No hay duda de que Spielberg es un maestro del suspenso. Pero, a medida que deja atrás el recuerdo de "Tiburón", se adentra en vericuetos controversiales de la historia: el relato del navío "Amistad" como punto de partida, seguido de "Schindler" y ahora "Munich".

"Munich", la historia de la masacre de los atletas israelitas durante los juegos olímpicos del 72, desarrolla en su ficción, basada en hechos concretos, una opinión política. Causa ésta seguramente del soslayo que sufrió el filme por la gran crítica. Spielberg camina en la cuerda floja en un país que se encarga, hoy, de violar todas las reglas de la confrontación armada, que reinventa el discurso de las dictaduras acerca de que el fin justifica los medios. Cómo, se pregunta el agente del Mosad (Avner), protagonista de la cinta tornado asesino, no es posible hacer que, en caso de que jerarcas palestinos hubiesen cometido crímenes, se los juzgue en tribunal legal como se hizo con Eichmann.

La"muerte selectiva" que practica Israel es igual de criminal que el asesinato de inocentes deportistas. Y si bien 1972 quedó lejos, la lección sólo sirvió para sofisticar los métodos de ejecución y, lo que es peor aún, permitir un espacio de duda que alcanza a poner en la mira a cada uno de nosotros.

El cineasta está correcto al afirmar que al final del camino no hay nada, menos paz. La intransigencia ha avasallado la especie y vamos en retroceso con pasos agigantados. Los terroristas de Munich parecen aprendices en relación a los actuales. Lo que hubo de ideal, incluso de nacionalismo, se ha convertido en fatalidad fanática. George Bush es la mejor expresión de esta frántica carrera destructiva. Con ambición desmedida, de oro y santidad, ha hecho estallar un polvorín. Cuando Pedro Domingo Murillo afirmaba que la tea que encendía no se apagaría, hablaba del futuro, de paz y felicidad. La hoguera bushiana describe con antelación el Apocalipsis, fuego donde él también arderá.

"Munich" es una alegoría del porvenir. Y su mensaje es claro: muerte.
28/09/06

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Publicado en Lecturas (Los Tiempos/Cochabamba), septiembre, 2006

Imagen: Afiche del filme


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