Tuesday, September 9, 2014

El estado pachamámico/MIRANDO DE ABAJO

Claudio Ferrufino-Coqueugniot

Anoche vi hablar a un cacique de la etnia wichi-mataco argentina. El hombre llevaba una chalina con colores de la wiphala. Este elemento, invención de románticos de izquierda bien apoltronados en Europa, se ha visto hasta en manifestaciones previas a la elección chilena; incluso la propaganda política de Bachelet lo mostraba. Buen señuelo para indios, hoy por hoy quienes generan y mantienen prestigio para los nuevos oligarcas, llámense Kirchner, Morales, Correa y resto de ese conjunto de travestidos rebeldes. El discurso de supuesta defensa de pobres, minorías y etnias olvidadas, abulta las cuentas bancarias de los peores traidores de la historia americana. Eso, siguiendo la tradición del 1910 mexicano, bastaría para acomodarlos en el paredón. Pero todavía seduce.

Aunque es obvio que lo indígena para los nuevos ricos es secundario, siguen manejando una retórica que aún gana adeptos. En Bolivia los ganan por el dispendio en limosnas y premios de dineros bien y mal habidos, sobre todo estos últimos, y afuera por la atávica estupidez de las izquierdas gringas que se lo creen todo, o lo quieren creer y cierran los ojos ante el descalabro fascista, el único fantasma que se desliza por la siempre triste y siempre tonta geografía nuestra. Chávez nuestro que estás en los cielos… parece broma.

El indio, esa comodidad, escribí alguna vez. Para ello me nutrí de las historias de mi padre que se extendían por generaciones y que hablaban, en un entorno familiar, de la incomprensión del “blanco” o del mestizo hacia el nativo de estas tierras. Error fatal, el de los “abuelitos”, y antes de conquistadores y colonos, de explotar al indio e impedir la participación de una población mayoritaria en la vida nacional en igualdad de condiciones. Lo estamos pagando ahora y por largo tiempo. El vómito masista resulta de allí, entre otras cosas. También hay que mostrar en su prístina vileza a un personaje: el doctorcito altoperuano, causa de grandísimos males y cuya presencia ha crecido en casi doscientos años de supuesta independencia. Basta recordar, ya que ahora se habla de un futuro filme, la recua de lameculos ilustrados que rodeaba a los consultores gringos de James Carville para inventarse una presidencia. Nada ha cambiado, desde el Olañeta aquel hasta estos intelectuales de carnosa lengua.

El idilio del falso Estado Pachamámico puede, gracias a los fracasos históricos, extender su vida todavía. El concepto ha superado con creces una realidad donde no se percibe cambio estructural alguno. El intercambio de patrones jamás significó progreso, no si se siguen perpetuando taras que son las que a la perfección manejan la idiosincrasia de un pueblo animalizado por alcohol y hoja sagrada.

La coca tuvo su importancia económica. Hoy hay que destruirla porque solo genera úlceras con afán de republiquetas para arbitrio y agosto de la peor multinacional, la de la droga. Así como a la parafernalia de “tradiciones y justicias comunitarias” que apenas viven en la afiebrada y pútrida mente de los aprovechadores. Lanzar la recua a la matanza, o la amenaza de hacerlo, apuntala al gobierno actual y atemoriza a los opositores. Se escucha una verborrea fundamentalista que los acerca al hoy espantoso y célebre Estado Islámico. Algunas ideas concuerdan, ambos añoran un pasado de obscena verticalidad, medioevo, oscurantismo. Difieren en la práctica pero únicamente por distintas circunstancias. En espíritu son iguales, aunque sabemos que pecan de embusteros y que no ejercen sus reglas con ellos mismos. Habrá que lidiar con la parte que nos toca en condiciones acordes a como se presente, porque para los de allá, el EI de Siria e Irak, la solución tiene que ser inequívoca: no prisioneros.

08/09/14

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Publicado en El Día (Santa Cruz de la Sierra), 09/09/2014

3 comments:

  1. Metralla dolorosa..pero necesaria, solo para quien sepa realizar el mínimo d autocrítica, claro. Cosa última q escapa a la (ele)mental masa boliviana, a su "idiosincrasia de pueblo animalizado por alcohol y hoja sagrada"
    Pueblo d indios secularmente abyectos..ergo, raza abyecta. A eso se resumen nuestras raices. Belleza antropológica d por sí evidente en nuestros doctorcitos alta e inútilmente "educados" si son capaces ellos d vestir d payaso lamedor a cambio d una sobadita.
    Raza fallida por naturaleza, y por eso mismo el eventual remedio no debe -no puede- contemplar "prisioneros".
    Como siempre, un deleite d luces el leerte, estimado Claudio. Abrazos.

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  2. Aleccionadora reflexión sin duda. El ansia de saqueo y la irresponsabilidad que caracterizaron a los sucesivos gobiernos, han generado un caldo de cultivo como para que surja la lacra masista, y para peor suerte del país, tremendamente legitimada por su careta salvadora y protectora de los sectores más desfavorecidos. Y el discurso seguirá siendo exitoso mientras la inmensa mayoría siga postrada en la ignorancia, superstición y necesidad de un estado benefactor, así sean migajas a repartir.

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  3. Duras palabras se necesitan en tiempos así. Cuanto más duras mejor. Basta de esos pruritos arcaicos y cobardes de no decir las cosas por su nombre y aceptar lo que venga siempre que se haga con lisonjas, diminutivos, caretas. Por eso es popular el tipo este, porque representa a la perfección nuestra idiosincracia de doble personalidad. Abrazos.

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