Thursday, February 15, 2018

UN MILLÓN DE LECTURAS


Claudio Ferrufino-Coqueugniot

La noche comenzó a las 11.43 y terminó a las 5:12. Por ahí cantaban los Blind Boys of Alabama: “Jesus is coming soon”. No estaré para esperarlo. Hice un alto debajo de un foco de alumbrado público para ver un precioso dibujo de mi amigo Lander Zurutuza, en Lezo, Gipuzkoa, tierra de bibliotecarios y piratas. Dos (dibujos), en realidad: uno conmemorativo del millón de lecturas en mis blogs y el otro sobre Muerta ciudad viva recién publicado en España.

Todo (el blog, y luego los blogs), comenzó a fines del 2009, a instancias de mi primo hermano Pablo Soriano Ferrufino, quien cree en mí más que yo mismo (me ahorra el trabajo, gracias primo). Aprendí, con dificultad, trucos técnicos, sobrellevar estruendos cuando la página salía tozudamente blanca. Poco a poco. Muy modesto. Leían textos míos, una, dos personas; llegando a 8 el clima se mostraba favorable. A pesar de amar el arte, el diseño gráfico, la fotografía, costaba ilustrar los textos. He aprendido con el tiempo en que la calidad de la ilustración puede pescar incautos afines a la cultura y atraparlos. Listos para ser devorados. Comida gourmet. Cuando “posteé” (lindo anglicismo este) una crónica del chileno Juan Cristóbal Peña sobre la biblioteca de Pinochet, el número subió a doscientos. Ya era asombro. Se lo dije a Peña, quien pensaría con tristeza el ostracismo y el retardo alrededor mío que definían semejante alegría. No importó.

De la Mac salté a la PC. Sin arrepentimiento. Se me hizo más fácil trabajar los sitios allí.

Se  sumaron lectores. LECOQENFER (El gallo de hierro), mi blog personal, comenzó a hacerse nombre. Abrí otro: SUGIERO LEER, porque me gusta admirar, gozar y compartir el arte de los demás. Creo que en la escritura no cabe espacio para la envidia. Me da tanto placer que lean un artículo de Miguel Sánchez-Ostiz con mayor éxito que uno propio.  Y me esmero tanto o más en “decorarlo” con imágenes que resalten su belleza y/o interés. Cuando Roberto Navia Gabriel me permitió publicar su estupenda La prostitución de pollera, los visitantes sobrepasaron los miles. De pronto era usual que entre los dos espacios llegaran entre 300 y 1000 visitantes diarios. Al publicar una talentosa diatriba hacia el gobierno boliviano de mi amigo Huáscar Sandóval sobrepasaron las diez mil personas leyéndola. Supe que un límite había sido superado y que esto tenía vida en sí mismo. Requería, por supuesto, mucho trabajo y para eso estaba yo, acostumbrado a no dormir y a batirme entre nieve y hielo, con hambre o hastiado. Terco soy; eso ayuda.

Imaginarán que entre tanto escrito sería muy difícil cernir todos los nombres y consignarlos. La gente que me conoce sabe que aprecio la colaboración de tantos, incluso el cariño que algunos profesan a lo que escribo y hago. Al no poder nombrarlos, que son más que los de la Vida de  santos, no es que sea desagradecido, olvidadizo, discriminador o imbécil. Va para ellos mi saludo, mi salud, afecto y admiración. Claro que unos se escurren por los resquicios del tiempo, por su extensa estadía, que tengo que anotarlos: Pablo Mendieta Paz, Jorge Muzam, Claudio Rodríguez Morales, Daniel Averanga, José Crespo Arteaga, Pablo Cingolani, Chellis Glendinning, Miguel (ya arriba), el solidario –este sí santo en serio- Pablo Cerezal.  Nombres nuevos: Paz Martínez, Maurizio Bagatin, poetas y cronistas, ensayistas y conversadores. Si olvidé a alguien, es solo pasajero y temporal. No se enojen, no os enojéis, Emilio Losada y mi hermana Elena.

¿Qué decir de los invariables, los adictos, los queridos, entre ellas y ellos, los que nos leen, critican y comparten? No hay brazos tan largos como para sostenerlos cercanos. Valgan palabras, más fuertes y pesadas de lo que creemos, para agradecerles.

Ocho años. Recuerdo cuando a Alicia y Joaquín, mis padres, les decía que bordeaba las cien mil visitas y no lo creíamos. No están para alegrarse de este millón que es suyo porque de ellos tengo el valor y la fuerza.

A Ligia, siempre hermosa, por el papel de víctima obligada a leer necedades, pensamientos sombríos, penas y también bellas cosas a cualquier hora o día sin respetar los domingos.

A mis hermanos. Amigos. Parientes.

Que lo que más se lee es lo político, lo sarcástico, lo erótico o sexual, ni dudas. Las tetas de Laura Antonelli no pueden compararse a Proust. Pierde, desde luego, el francés. Hay que poder alternar, mezclar, juntar y dividir; es uno de los secretos para atraer lectores. Un mazazo a la cabezota de los tiranos me trae mayor cantidad de flores que esa gris neblina que abruma las páginas de Herta Müller. Se tiene que aceptar lo que es y trashumar con pericia en medio de difíciles pasadizos.

Debemos, como sugiere Lander exactamente a la 1:11 del amanecer, ahora, ir por el otro millón. Quizá ampliar a un tercer blog donde se incluya ficción. El SUGIERO LEER de hoy no la incluye, con una pequeña excepción. Lo personal, lo de Ferrufino-Coqueugniot, trae el conjunto, hasta unos burdos poemas de juventud que lloraban piernas idas.

Pasó. Pasaron un millón de lecturas. A la próxima etapa. Sin sobresaltos; con tesón. Me place, hablando de Bolivia, que estos blogs se hayan convertido en referente de autores jóvenes, de lectores interesados y voraces. En un espacio de gran público donde publicar con absoluta libertad, donde la censura está muerta. Gracias.
15/02/2018

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La ilustración conmemorativa es de Lander Zurutuza, amigo querido.

2 comments:

  1. Enhorabuena por ya ser un "millonario" aunque sea de lecturas, querido Claudio.Siempre será un placer el seguir leyéndote desde cualquier parte y, en mi caso, una referencia para el aprendizaje. Muchas gracias por incluirme en tu grupo de colaboradores. Un abrazo a la distancia.

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  2. Abrazos, José. Agradecido además por los exquisitos textos que has compartido aquí. Y que seguirás, espero.

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