Claudio Ferrufino-Coqueugniot
Los Kjarkas
siempre fueron para mí la antimúsica, la destrucción del patrimonio folklórico
boliviano. No porque este deba permanecer intocado y no se puedan hacerle
cambios, aditamentos, “mejoras” o “peoras” (palabra que debiera existir en
oposición), sino que luego de un principio que auguraba talento se fueron
convirtiendo en la mercantilización de la música popular en el peor sentido. No
estaría mal si no se los hubiera asociado con el folklore. Si fuera un grupo
pop más, no tendría críticas. La fama bien merecida la tienen; supieron hacer
lo suyo y deben ser la cumbre del éxito de la música nacional. Bien por ellos.
Allí… Pero que no me digan que representan lo “nuestro”, si algo nuestro hay.
Fenómeno musical sin parangón; allá con ellos y sus composiciones que uno canta
lo que quiere y como quiere.
No me lleva la
ortodoxia a demonizarlos. Demonios no son porque los comerciantes no suelen
serlo, pero basta también con sacralizarlos e incluirlos en el largo listado y
corto en merecimiento de lo heroico boliviano. Asociados, además, y con razón,
con el panteón plurinacional, el de la juerga eterna, el gasto, dispendio,
sexismo y vainas del autocratismo empedernido y cegato.
Vuelven a primera
plana con un triste espectáculo que nombraron “Cara bonita”. A pesar de que a
momentos brilla la magia de la morenada hermosa, estos, los Hermosa (Hermosa
Bros. Inc.), utilizan la fama y aprovechan un magnífico legado del arte popular
como es este ritmo para agitar culos y hacer parodia de penes parados
dispuestos a copular con la primera nalga que gire alrededor. Triste teatro de
viejos arrechos que suponen que los billetes han de comprarlo todo. Quizá sí,
que todo se puede comprar, hasta gobiernos, pero ostentarlo de forma burda como
lo han hecho es vergonzante. Caras bonitas hay en el video, cómo no, la
juventud es siempre bonita y cachonda, pero la idea va porque los culos que se
airean por ahí son más bonitos que las caras. Punto.
29/03/18
Poco que añadir, suscribo todo. Si algo de autenticidad y propuesta tenían Los Kjarkas era cuando Ulises vivía. Eso si, no se puede negar que son unos hábiles comerciantes del folk,con sus videos a todo lujo y sus eternos conciertos de despedida para marear a sus legiones de fans. Ni cuándo se jubilen, y en el colmo del mal gusto, hasta están dejando herederos para seguir torturando nuestros oidos. Ese es su legado, una nefasta influencia que fácilmente se puede rastrear en los nuevos grupos.
ReplyDeleteTotalmente de acuerdo, José. Cuando viajé de Cochabamba a Toro Toro hace un par de años, el chofer del minibús nos atorrmentó como bien dices con un único disco de los Kjarkas, donde el caporal, poeta laureado, recitaba con profunda voz versitos asquerosos de nulo sentimiento. Saludos.
DeleteLamentable por este grupo folclórico cada día MAS decadente.Música intrascendente, y la letra... tan profunda como un charco de agua.
ReplyDeleteEl título de “cara conocida” hubiera quedado mejor!
Cierto. Ya tanta joyita, bonita y demás itas cansa. Parece, sin embargo, que la intrascendencia vende. Una lástima.
DeleteExcelente análisis. Felicidades.
ReplyDeleteGracias Arturo.
DeleteBravo Claudio. Bravo.
ReplyDeleteGracias, Daniel.
DeleteAbsolutamente de acuerdo con su punto de vista. Si bien es cierto que ellos supieron, hábilmente, mercantilizar el folklore nacional y, por más que se haya difundido su música a nivel internacional, es posible inferir que su música ya no "pega" tras unos cuantos pases por radio, como sucedía antes. Grandes éxitos como Bolivia, Primer Amor, Vuelve, La Ventana, Niña Mía se propagaron gracias a las ondas radiales y, en muy bajo porcentaje mediante la televisión. Su última producción acude al morbo para abrirse paso en el mercado, utilizan una técnica de baja ley ampliamente manejada por publicistas. En resumen, los verdaderos Kjarkas, han perdido su esencia.
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