Friday, March 5, 2010

El pájaro de arcilla, Tareque Masud/Bangladesh, 2002/LA VUELTA AL MUNDO EN 80 FILMES


Pocos son los filmes de Bangladesh que han alcanzado reconocimiento mundial. Tareque Masud lo logra con uno de gran belleza visual y alto sentido humanista.

Sito en los albores de la guerra independentista bengalí de fines de los años 60, el director, usando una técnica prestada del cineasta indio Satyajit Ray, presenta en "El pájaro de arcilla" (Matir moina) una serie de personajes -actores no profesionales- cuya vida se relata de manera pausada y singular con muy leves altibajos de melodrama.

Historia de una familia con un eje que gira alrededor del hijo menor Anu, cuyo padre, un apotecario convertido al fundamentalismo, lo envía a estudiar en una madrasa, escuela islámica, donde aprenderá los basamentos del credo musulmán.
La importancia del texto de esta obra tiene un carácter actual inevitable, retoma el discurso del agresivo fundamentalismo islámico de la época, a la vez que le opone uno más tenue donde se presenta a la religión de Mahoma como una filosofía de comprensión amplia; la antigua y todavía muy moderna controversia entre el sufismo, doctrina que atañe a la religión como contemplación y homenaje a la naturaleza y la belleza, y el conservadurismo de los mullahs que proclaman la preeminencia del Islam aún a través de una Guerra Santa si fuese necesario. No en vano en el Irán de hoy el gobierno ataca y detiene a los seguidores sufistas incluso como disidentes.

En el Bangladesh de entonces, Pakistán occidental, que invadiera Pakistán oriental para frenar los impulsos de independencia y diezmar las filas de los secesionistas, representa la línea dura musulmana; no en vano el ejército regular se nutrió de grupos "defensores" de la fe para mantener la unidad de un país que trataba con discriminación abisal al sector situado hacia el oriente, casi envuelto por los brazos de la India que se sumó al conflicto decretando la derrota pakistaní y el surgimiento de Bangladesh como nación soberana.

"El pájaro de arcilla" muestra una versión local de aquellos acontecimientos, traslada el espectro nacional mayor hasta un bucólico poblado, señalando así la repercusión popular que tuvo el llamado a la independencia de Bangladesh, donde hasta el más humilde habitante se sumó a la masiva insurrección que terminó con el régimen de Lahore.

En otro nivel fuera del histórico-político, el filme es en cierta medida autobiográfico. Masud pasó años de su infancia estudiando en una institución similar a la de su personaje. Y de ahí proviene uno de los logros fundamentales de la cinta, de la memoria que transforma el espacio físico en un lugar de idílicos paisajes y magnífica arquitectura, de portentosos ríos y sabiduría de gente común.

Denuncia la soberana estupidez de la ortodoxia doctrinaria, que no permite la atención de una niña paciente por un médico de profesión, o el castigo insano de un niño con problemas de salud en la madrasa. El "Alá proveerá" con que los ortodoxos desean solucionar todo es el freno del progreso, el peligro de la intransigencia. Aboga Masud en esta narrativa fílmica por un universo de amplitud y comprensión, de preservar lo bello en esencia. Recurre, muy al contrario de muchísimos filmes sudasiáticos y particularmente hindúes, a músicas magníficas en las voces de artistas populares. Me llenó una en particular, durante un viaje por río, en la cual el cantor relata la historia de Fátima, hija de Mahoma, con un sentimiento y un ritmo inolvidables. Por lo común el cine comercial indio y regional atiborran su escenario con canciones "mainstream" de pésimo gusto y tocadas en "playback", lo que les presta artificialidad. No "El pájaro de arcilla", de Tareque Masud, que sin ser una obra maestra resulta una plática sobria, sencilla, hermosa.
9/1/08

Publicado en Lecturas (Los Tiempos/Cochabamba), enero 2008

Imagen: Afiche norteamericano del filme

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