Wednesday, September 15, 2010

Gitanos/MIRANDO DE ARRIBA


Claudio Ferrufino-Coqueugniot

El gitano Django Reinhardt tenía una mano quemada, con dos dedos deformes e inservibles. Eso no impidió que de las pulsaciones de su guitarra saliesen las más bellas notas de jazz del Quintet du Hot Club de France.

En un documental sobre el Holocausto, supervivientes judíos que aún habitan las estribaciones de los Cárpatos en Moldavia recuerdan los buenos tiempos en que su raza contrataba a los míseros gitanos para amenizar las fiestas. Los rom, zíngaros, gitanos, romanís o como se los llame, son quizá el pueblo mayor dotado para la música. Ellos supieron conjugar sus propias melodías con aquellas de los patrones que utilizaban sus servicios, apropiándose de lo útil para improvisar sobre ello y crear algo nuevo. Muchas de las mejores canciones de la tradición ruso-ucrania son en realidad composiciones gitanas.

Sufrieron, al igual que los judíos, encarnizada persecución a través de los siglos. Pero su carácter errante e indomable tal vez impidió que su desgracia tomase visos de genocidio. Sin embargo también participaron, como activos, de este mal arcaico y moderno: los gitanos cazaron armenios en el dramático 1915 (Turquía es el país con más gitanos en el mundo, seguido por Brasil, Hungría, España y Francia).

En la voluminosa e irresistible "Quentin Durward" de Walter Scott, se habla de ellos como de "bohemios", gente indiferente a la muerte y al dolor, reacia a la conversión y peor a la "salvación". Es Walter Scott que en las notas finales de su libro reseña brevemente la presencia de este pueblo en Francia en el siglo XV. Conocidos como penitentes, se les permitió, en cierta forma de asilo, acogerse en Europa. Venían los zíngaros huyendo de las hordas de Tamerlán que asolaron la India, a pesar de que aseguran venir del Egipto.

El escocés los describe como muy pobres. Respetuosos de cierta pirámide social entre sí, despreciaban la rutina occidental de obediencia. Vagaron por Francia por una centuria hasta que por edictos se los expulsó nominalmente del país. Los frailes católicos prohibían la adivinación entre su grey, arte que supieron los rom conjugar con la desidia y el hurto como medios de supervivencia. Esa imagen, prejuiciada en más de un sentido, pasó al futuro como característica gitana.

En nuestro fugaz y contemporáneo tiempo, el cine ha rescatado la "gitaneidad" en inolvidables filmes. Directores como Emir Kusturica y Tony Gatlif plasmaron a los rom para la eternidad; la belleza y pasión de sus mujeres en "Gadjo dilo" y en "Vengo"...
28/7/08

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Publicado en Opinión (Cochabamba), julio 2008

Imagen: Traducción del texto del afiche: SE VENDE un lote de esclavos ESCLAVOS GITANOS en la villa de Amiada por el ministerio del Maître Elias el 8 de mayo 1852 Se compone de 18 adultos 10 hombres, 7 mujeres, 3 niños «en excelentes condiciones»

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