Tuesday, January 15, 2013

Coquivia/MIRANDO DE ABAJO


Claudio Ferrufino-Coqueugniot

El destructor de la Madre Tierra frota sus regordetas manitas con gusto. Está seguro que al fin ha conseguido carta blanca para ampliar su negocio. Él personalmente, o las oscuras fuerzas que se cobijan bajo su sombra, se encargan de repartir dinero y riqueza a uno y otro lado, a funcionarios internacionales, locales, y cómo no si su multinacional es la mayor de todas las conocidas: la multinacional del crimen, y el objetivo convertir de una vez y para siempre a Bolivia en una gigantesca productora de droga. Estos individuos, que de revolucionarios no tienen un ápice, ya son millonarios, desde apenas los inicios de su “gobierno”. ¿Cuál el motivo entonces de acumular más? Como en todo negocio hay contratos y una parte del actual fue disponer del territorio para entregarlo al narcotráfico, en inicio a los inmundos lacayos, llamados cocaleros, que han hecho del asco y la abyección su cédula de identidad.

Pero un país que lo acepta, lo merece. Y si se da el caso de permitir la destrucción primero del Tipnis y luego del resto de los territorios proyegidos, no debemos permanecer. Cuando Bolivia sea Coquivia dudo que la gente con algo de raciocinio decida quedarse. Los que sí, que acá abunda una pléyade de notables cobardes que son los que encaramaron en el poder al apóstol de la ignorancia, contarán que a momento de la debacle tendrán un exilio divino donde fuere. Porque el latrocinio plurinacional no se debe solo a su militancia dura, también a los que hacen culto de la cobardía y viven entre medias tintas tratando de obtener algún favor. Intelectuales, clases medias, a quienes les caen migajas del tráfico, las suficientes para vivir de rodillas como siempre lo han hecho, como nos hemos acostumbrado: de rodillas y pedigüeños.

En Bolivia todo se entiende a las patadas. Han pasado décadas y aún no se comprende ni siquiera el concepto democrático. Preferimos vivir como el hermano mongólico de América, el pobrecito, mendigando camiones, hospitales, ayudas, playas, incapaces de inventar nada, de descollar en algo, embrutecidos por siglos de violencia, alcohol y la “hoja sagrada”. La hoja que usaban los curacas para eso y siguieron utilizando los españoles como instrumento de dominio. Pueblo al que no alimentaron, le dieron de rumiar. Y ahora, quinientos años después, otro patrón de nuevo cuño, en apariencia salido del seno del pueblo esclavo, obliga a idolatrar lo que nos hizo lo que somos, a nombre de la cultura ancestral y de tristes filosofías de tocador. País de ciegos, donde un par de tuertos vieron el negocio.

Sea, pues, vayamos por el camino que proponen, así cuanto antes ha de llegar el fin. Mientras más temprano, mejor. Y lo que venga, el hambre, el crimen en formas espeluznantes, lo que se puede esperar de una sociedad enfrascada en el vicio, no solo será merecido sino bienvenido. Tal vez haya nomás que revisar la historia y analizar si hay pueblos que califican para ser naciones o no. Lo que estamos viendo me inclina a lo segundo y no lo digo sin tristeza.
13/01/13

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Publicado en El Día (Santa Cruz de la Sierra), 09/01/2013

3 comments:

  1. Estremece la cruda verdad de su artículo, Claudio. Ojalá solo unos cuantos miles de paisanos nuestros vieran tan bien las cosas.

    Pero aquí, a solo dos semanas d año nuevo, el carnaval ya se goza en las calles y se impacienta en las carnes. Prima el festejo porque en Bolivia, ley es el calendario festivo. Cambas siempre primeros, y pegaditos vamos los collas como monos danzantes. Bailan y cantan ya las coplas y comparsas, se alistan magníficos corsos para exhibir ebrios, danzantes, siliconas y tangas (q no es tan malo, digamos..) La gente cava su tumba a carcajadas, el país es una eterna fiesta.

    Pocos, casi nadie, parecen ver la inmundicia; o a nadie le importa mientras haya bonos, fiestas, banda, alcohol y prolífica carne. Aquí, el concepto d "nación" se reduce a lo más primitivo.

    Y es verdad, ésta rica tierra no se merece ésta gente. Demasiado pocos ven lo más oscuro q Ud. bien describe, lo q está por venir. Ayer en Cochabamba las recuas masistas celebraron la buena nueva, eran cientos, miles, pijchando y regalando esa hoja inmunda. La orgía cocalera arrasa con todo q sea razón, valor histórico, plantas, jardines o higiene y dejan a su apestoso paso toneladas del verdoso excremento escupido como asquerosa ofrenda a la pachamama. Así la respetan. Fruición de quinientos felices y merecidos años d ser esclavos!

    Así van las cosas. Que el dios católico, misericordioso castigador, el d los justos diluvios, estatuas d sal, crueles maldiciones y lluvia d fuegos, se apiade y desinfecte con su legendario ingenio éste país d rumiantes.

    Saludos cordiales, estimado Claudio.

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  2. la gente cava su propia tumba a carcajadas. ¡Cuánto encierra esta feliz y dramática vista, Achille! Y no lo van a entender, nunca, porque como bien decimos los dos es un país muy básico, en un estadio de desarrollo ínfimo, centenas de años por detrás del pensamiento occidental. Viva el carnaval.
    Y rumiantes, eso son, preciándose de serlo además y de tirar su inmundicia a vista y paciencia de todos. Nos vamos para atrás a pasos agigantados. Saludos.

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  3. Si, es dolorosamente cierto: el país involuciona. Entre rumiantes y monos gozosos, un homínido infra-analfabeto es merecido reyezuelo. Tiene sentido. Dejemos q sea.

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