No resulta fácil tomar la palabra en una universidad secuestrada por el poder
omnipresente de la primera autoridad. Sin embargo, en mi condición de mujer
libre y autónoma, no puedo sino reaccionar ante la entrevista que ofreció el
rector a los medios de comunicación en “Tiempo Universitario.”
“Tengo el derecho moral, asegura Juan Ríos, de elegir a quién me va a
acompañar”. Fundamenta su aseveración en el hecho que él y la Lic. Albornoz
fueron elegidos en octubre del 2016, como una sola fórmula y que, por
consiguiente, nadie que no fuera de su propio “frente” tendría la ética o la
moral de presentarse a la elección para Vicerrectora.
Esta afirmación
tiene sentido únicamente en el imaginario de un personaje que “posee” a las
personas y que considera la universidad como su propiedad privada. Las cosas
son suyas, las personas también. No puede concebir, entonces, que una “extraña”
pretenda quitarle lo que es SUYO, por derecho (divino, supongo).
Sucede que yo no
soy una intrusa, ni una extraña y menos una inmoral. Si el rector reclama el
derecho de que su frente lo posea todo, sin ninguna interferencia, no debió
nunca haber sacado una convocatoria pública, que habilita a toda la comunidad
universitaria de docentes titulares.
No lo hizo de manera inocente, sin embargo. Incluyó en esa convocatoria un requerimiento anti estatutario e ilegal orientado, precisamente, a evitar que yo me presente como candidata.
No debemos olvidar que Juan Ríos llevó al Consejo Universitario la convocatoria cuidadosamente armada, con comité electoral incluido y que, en ese escenario, su aceptación fue unánime, a pesar de contener elementos atentatorios a la norma. Como en las anteriores oportunidades, los miembros de ese Consejo que, en los propios términos del rector, le pertenecen (“tengo a todos los consejeros universitarios, me comentó”), aprobaron el paquete sin ninguna observación.
No lo hizo de manera inocente, sin embargo. Incluyó en esa convocatoria un requerimiento anti estatutario e ilegal orientado, precisamente, a evitar que yo me presente como candidata.
No debemos olvidar que Juan Ríos llevó al Consejo Universitario la convocatoria cuidadosamente armada, con comité electoral incluido y que, en ese escenario, su aceptación fue unánime, a pesar de contener elementos atentatorios a la norma. Como en las anteriores oportunidades, los miembros de ese Consejo que, en los propios términos del rector, le pertenecen (“tengo a todos los consejeros universitarios, me comentó”), aprobaron el paquete sin ninguna observación.
No solo eso. Juan
Ríos afirmó a los medios, con total contundencia, que yo soy “representante de
Rolando López.” No comprendo a través de qué proceso mental o de otro tipo,
puede verter semejante afirmación. A menos que yo le hubiera llevado una nota
escrita, firmada por López, designándome como su representante, Ríos no puede
hacer aseveración tal. ¿Será que piensa que las mujeres necesitamos de un
hombre para tomar la palabra y la iniciativa?
Sin embargo, más
allá de esta descomunal impertinencia, no me preocupan las aseveraciones del
rector… Comprendo lo que le sucede. No solo que es el poseedor de todo y de
todos en nuestra Universidad, sino que tiene algún conflicto particular con
algunas personas… Nada de eso me toca, ni me incumbe.
No está de más
reiterarle a Juan que yo soy una mujer libre y autónoma. Que yo no le
pertenezco a nadie y, menos, a él. Que estoy muy por encima de sus
procedimientos mezquinos y ridículos y que, contrariamente a lo que él piensa,
yo no considero que una elección sea una guerra. Se lo dije el lunes, en su
oficina, yo soy una romántica perdida que todavía cree que esta universidad se
puede salvar. Y que, donde él lance balas, yo no tengo más que recordarle que
mi candidatura nunca tuvo la intención de ser “oposición.” Se lo expliqué
también; yo tengo una trayectoria limpia y eficiente en la UMSS, que él podría
aprovechar en aras de una gestión exitosa, al término de los 3 años que quedan
de SU gestión.
Le aseguré, y lo repito, que mi candidatura tiene la intención de traer
equilibrio, paz, respeto y diálogo a la Institución. Que pretende priorizar y
poner en orden la gestión académica que se encuentra en pleno proceso de
descomposición. Que ofrezco propuestas, trabajo eficiente e inteligente, que
brindo generosamente mi tiempo y mi estabilidad emocional para una institución
que es de todos, no mía, por supuesto. Que no concibo el pernicioso hábito de
“frentes” políticos para gestionar una universidad. Que creo en el amor, la
responsabilidad y el reconocimiento hacia la institución que me formó, que me
permitió vivir bien, hacerme una casa y comprarme un auto…
Es urgente
cambiar la lógica del amo y del esclavo que sigue funcionando en la
Universidad. Es hora de pensar en la libertad; de alentar el pensamiento
crítico, de permitir los disensos… Es tiempo de transformarnos como personas…
Volver al SER. Pero, claro, esta no es empresa de una persona. Es tarea de
todos. Quizá no es el tiempo… Tal vez llegue algún día… No olvidemos lo que
dijo Lacan: no hay amo sin esclavos.
Elena Ferrufino
Coqueugniot
Candidata a Vicerrectora
Candidata a Vicerrectora
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