Tuesday, November 7, 2017

Muertos que cansan/MIRANDO DE ABAJO

Claudio Ferrufino-Coqueugniot

Duro decirlo así, pero ni que la escalada de matanzas en Los Estados Unidos crezca como vendaval ni que los muertos sean niños, importa. Las armas son sacrosantas, mas no solo por la mal interpretada Segunda Enmienda (que permite la tenencia de ellas por civiles) sino por la estupidez colectiva de la ciudadanía que es pasto y abuso de los grandes negociantes de armamentos (de ahí las guerras de EUA, el freedom viene de yapa).

Baste decir que el mayor negocio del siglo pasado fue la Segunda Guerra Mundial. Luego de la victoria aliada, vino la época de oro. La Tormenta del Desierto trajo bonanza, además de “borrar” la vergüenza de Vietnam.

La retórica de Donald Trump, omiso del servicio militar, emboscado, ayuda al frenesí armado que arrasa con lógica y  razón. El populismo de este guerrista que no empuñó fusil ha exacerbado los miedos ya grandes del norteamericano medio, asustado hasta de su sombra, disparando la venta de armas a niveles ilimitados. Ante la tragedia de ayer con balacera y casi treinta difuntos en un villorrio de Texas, se esgrime como contrapartida en favor de la Segunda Enmienda que fue un civil el que detuvo la carnicería al disparar al asesino. Basta el detalle para justificar el hecho de cargar revólver en la cintura y ametralladora en la cabina del auto. Un héroe excede a un montón de cuerpos inertes en rocambolescas posiciones (ya que esta es la única ocasión en que uno no piensa en cómo se va a ver).

En un mes ha habido tres masacres: Las Vegas, Nevada; Thornton, Colorado; Sutherlans Springs, Texas. Cada una en aparente distinta motivación, y de claro espíritu racista la segunda, donde un individuo cegado por su odio hacia la población hispana, eliminó a tres miembros de esta comunidad y salió caminando. Por supuesto, Trump ni la mencionó; cierto que menor en número de víctimas pero cuyas características son espeluznantes: hablan de la guerra sorda por ahora, y descarada bien pronto, hacia la inmigración latina, indocumentada o no.

Sucede que el nivel autodestructivo de esta sociedad carece de límites. Tanto en Las Vegas como en Texas, los muertos pertenecen al grupo humano que sigue a y votó por Trump. Se pensaría que al tocar su base, al menos se iniciaría alguna discusión sobre el tratamiento de las armas de fuego y la facilidad de su compra. No ha sido así. Pesa más el dinero del poderoso lobby de la NRA (Asociación Nacional del Rifle), que la pérdida de votantes de manera violenta. Víctimas, como gobierno en pleno, intentan llevar la controversia hacia el lado de la salud mental, desdeñando la obviedad que lo irracional del vicio armado en Norteamérica los arrastra camino de un foso sin retorno. Pero, de todos modos, y en brutal contradicción, la NRA quiere levantar las prohibiciones de que gente con enfermedades mentales ¡e incluso personas anotadas en listas de posible terrorismo! puedan adquirirlas. El dinero de un asesino en serie va tan bien en el bolsillo de los ricos como cualquier otro. Al fin habrá una solución natural, y los más aptos sobrevivirán para llegar al paraíso. Cálculo dramático, atroz, de una sociedad encerrada en falsas convicciones y temor poco usual.

La pérdida es social, porque al ver que no se le presta atención al drama de las masacres, ellas pasan de ser eventos extraordinarios a lugares comunes. Poco me cuesta decir ahora, que en vista de lo ocurrido en Las Vegas y ayer en una perdida iglesia bautista en medio del territorio trumpista, apenas me importa. Más aún si sabiendo que los fallecidos formaban parte de un grupo que ha apostado por acabar con la diversidad, que de una u otra forma se ubica enfrente, en el lado enemigo, y que dado su momento disparará contra mí. Se acabó la empatía. A cuidarse porque la muerte anda suelta y no tiene preferencias. Yo sí. Mejor ellos que nosotros.

06/11/17

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Publicado en EL DÍA (Santa Cruz de la Sierra), 07/11/2017

Imagen: Detalle de la placa 15 de Los desastres de la guerra, de Goya, 1810

2 comments:

  1. terrible análisis de una loca sociedad poderosa con un imbécil de presidente

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