Thursday, November 19, 2009

Fernando y Carolina/LA VUELTA AL MUNDO EN 80 FILMES


Fernando y Carolina, Lina Wertmüller/Italia, 1999

Con actores noveles, Lina Wertmüller filma la negra comedia
del encuentro entre Fernando de Borbón (el Rey Piojo) y
María Carolina de Habsburgo, matrimoniados en un enlace de
conveniencia, a expensas de los dos que no deseaban tal
relación.
El padre de Fernando abdica en su favor como rey de Nápoles
para convertirse en monarca español. El joven, brutal e
inculto, trashuma por la existencia como un vagabundo más.
Prefiere vender pescado en los mercados que regir.
La directora italiana, en una producción de Edwige Fenech,
muy recordada actriz de comedias eróticas y voluptuoso
cuerpo, retrata el instante en que María Teresa de Austria,
emperatriz fértil y política, dispersa sus hijas entre los
reyes europeos para formar alianzas convenientes: María
Antonieta, futura decapitada reina, va a Francia; María
Carolina a la opulenta corte de Nápoles. Las instrucciones
de Viena son precisas: adueñarse del poder, algo que en el
futuro logrará Carolina -aspecto no incluido en la película-
Europa se agita en las ideas de la Ilustración, y pronto
en los memorables desmanes del julio francés. La revolución
parece no afectar a Fernando que vive el idilio de sí mismo.
María Antonieta es juzgada y ejecutada; su hermana, reina
de Nápoles, tomará con el tiempo sangrienta venganza en
contra de los efímeros republicanos de su reino.
Wertmüller ataca el desencanto previo de un matrimonio no
esperado, detalle que se transforma radicalmente en el
momento en que los jóvenes -Fernado y Carolina- encuentran
un pivote común en el sexo. El filme se concentra en esa
locura casi infantil por la carnalidad. Un viejo Fernando
recuerda en su lecho de muerte con nostalgia la juventud. Y
en sus labios vamos conociendo de a poco la historia de
aquel período esplendente de la corte napolitana, oasis
apenas alterado por un par de sombrías imágenes de muerte,
remembranza pasada al desliz de los acontecimientos del
exilio en Sicilia, la República, Napoleón, los ingleses, el
absolutismo.
Cuando Sofía Coppola filma "Marie Antoinette" sin duda su
referencia primera -y primaria- es "Fernando y Carolina" de
Lina Wertmüller. Ambas asoman a la realeza de las princesas
Habsburgo con una común intención, aunque la ironía de
Wertmüller casi no existe en la cinta de Coppola y el dejo
crítico de una en relación a la otra las separa con
claridad, aun a pesar de las similitudes compartidas.
La ambientación del filme es excelente, pero no mejor que la
de "Marie Antoinette".
La pregunta que nace no se basa en la importancia de las
familias reales en la conformación de la historia, sino en
el absurdo de su propia existencia. La narración de su vida
es una parodia innombrable, asunto de asombro, de
descreímiento. El Rey Piojo llegaba a extremos, siguiendo
una tradición de estulticia entre los Borbones, o los
Valois, o los Hohenzollern, de hacer sus deposiciones en
público y de pasar los bacines entre los concurrentes para
que diesen su opinión del resultado. Y sin embargo todavía
hoy naciones de Europa mantienen a esta casta parasitaria, y
el populacho ávido de novelón e intriga anhela el retorno de
las cortes a su espantable vida novelera.
5/12/07

Publicado en Lecturas (Los Tiempos/Cochabamba), diciembre 2007

Imagen: Poster italiano del filme

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