Monday, September 20, 2010

¿Qué es un novelista?/MINIATURAS


Claudio Ferrufino-Coqueugniot

La edición de octubre 9, 2006, del New Yorker trae, aparte de un relato de ficción de Joyce Carol Oates, la traducción de un texto sobre la novela, escrito por Milan Kundera.


Dónde se genera la novela, o, mejor, dónde nace el novelista parece ser la pregunta introductoria del autor checo. Recurre a la imagen del poeta lírico, como la contraposición esencial al escritor de novelas. El poeta lírico, afirma, se genera y se contempla en sí mismo; incluso cuando se relaciona con el mundo exterior e intenta un lapso de "exterioridad" termina cayendo en su propia imagen.


Cuando Flaubert escribe "Madame Bovary" la crítica lo acusa de prosaismo. Y ese decantamiento flauberiano, según Kundera, refleja el paso de un estado al otro, el abandono de la reflexión lírica. Una suerte, continuamos con la tesis del ensayo, de maduración donde el novelista pierde aquella esencia única del poeta y se infiltra en el devenir colectivo.


Flaubert decía que el artista para permanecer debe hacer creer a la posteridad que nunca ha existido. Proust, adentrándose más en la creación de la novela, y señalando a "En busca del tiempo perdido", aseveraba que todo lo que contenían sus páginas era ficción, a pesar de que sabemos que el libro está indisolublemente ligado a su vida. La artimaña del novelista y de ahí su posible eternidad está en hacer que el lector crea que el argumento es el suyo también, que se está escribiendo sobre él, lo cual no es de modo alguno cuestionable. Kundera cuenta que creció en la ilusión amatoria de Albertine. Luego, cuando supo que Proust había modelado el personaje en un hombre al que amaba, le pareció que habían asesinado a "su" Albertine.


Después de la cuestión inicial, diferenciativa, entre el poeta lírico y el novelista, Kundera prosigue con digresiones interesantísimas que ya no muestran tal contradicción sino que se insumen en los detalles de lo que es la novela y quien la escribe. Recupera a Cervantes, habla de la crítica del joven Ionesco a Víctor Hugo, y, apoyándose en la grandiosa fama que aquel alcanzó, dice también de la megalomanía del creador de novelas como elemento esencial -y provechoso- de su carácter.

octubre 2006

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Publicado en Lecturas (Los Tiempos/Cochabamba), 15/10/2006

Imagen: Milan Kundera

2 comments:

  1. Recuerdo un pasaje de El arte de la novela (libro que debo volver a leer con visión más adulta y abstemia) donde expresaba su aflicción por haber cambiado el título de La edad lírica por La vida está en otra parte. Consideraba que el título debía expresar la principal categoría de la novela y eso había ocurrido con sus otras novelas pero no con la que lo afligía. Y había ocurrido por ceder a la presión de sus amigos.
    Hay mucho de qué hablar en este tema. Es tan laberíntico como ambiguo. Tu texto, como siempre, excelente. Un abrazo, querido amigo.

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    1. Interminable charla, sino discusión, ante un cristal de innúmeras aristas. Vale por eso recurrir al sobrio Kundera, amenazado y atenazado por sus propios fantasmas. Abrazos, querido amigo.

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