Wednesday, April 13, 2011

Anales del cine fantástico: Iliá Muromets/ECLÉCTICA


Claudio Ferrufino-Coqueugniot

El último lustro trajo magníficas muestras de cine fantástico, basadas en obras literarias semejantes. Aunque sus orígenes pueden trazarse con la misma aparición del cine, no es hasta 1984 cuando se filma en Alemania Federal -bajo la dirección de Wolfgang Petersen- "La historia sin fin" (Die unendliche Geschichte), una hermosa fábula según la novela de Michael Ende, que este tipo de filmación adquiere público masivo. El éxito de esta película trajo dos más que intentaron ser secuela del modelo original sin alcanzar su calidad. No fue así con las realizaciones de la trilogía de J.R.R. Tolkien que a pesar de no llegar a la belleza de las páginas escritas quedan como obras maestras de la simbiosis de cine, literatura y tecnología. Se intenta hacer lo mismo con la obra de C.S. Lewis que ya se ha inaugurado con auspicioso comienzo.

De la Unión Soviética, en 1956, dirigida por Alexander Ptushko, sale "Iliá Muromets", relato de las aventuras del héroe mitológico que salva la tierra de Rus, en tiempos del principado de Kiev. Los tugarinos, nómadas mongoles, intentan arrasar la ciudad, cosa que a la larga y en hechos históricos concretos lograrán en 1240, mas no en vida del paladín Iliá Muromets que no sólo los detiene sino que los derrota, a la vez que enfrenta a monstruos como la serpiente Gorinich y al bandido Ruiseñor cuyo soplido arranca árboles de raíz y voltea ejércitos inflando los carrillos. Ruiseñor Budimírovich, hijo de Odijmánti será ofrendado al gran príncipe Vladimir al que Iliá presenta sus servicios.

La saga de Muromets empieza en una pequeña aldea asaltada por los tugarinos que secuestran mujeres y niños; el héroe es entonces un lisiado inútil, observando desde la ventana los acontecimientos, incapaz de reaccionar en defensa de los suyos. Pronto llegan unos peregrinos portadores de la espada del mítico Sviatogor que dan de beber a Iliá jugo de hierbas vigorizantes mientras entonan ancianas canciones que cantan la desgracia de Rus bajo el dominio de Kalín, zar de los invasores. Ahí la energía que necesitaba para lanzarse en su lucha solitaria contra el mal.

"Iliá Muromets" podría ser una más de las historias populares de guerreros que abundan en la Europa oriental. Sin embargo, hablando de cine, su importancia viene a ser fundamental. La cinta presume con varias décadas de anticipación lo que la tecnología logrará en "El señor de los anillos". El escenario de Muromets, la Kiev pronta a ser incendiada, el dragón, los claroscuros, el profundo sentido épico, auguran lo que va a ocurrir en el cine fantástico del futuro. Los escenarios de mayólica y cartón serán reemplazados por la imagen computarizada que les dará mayor calidad y casi realismo. En Muromets lo obvio de los falsos -pero grandiosos- escenarios toma tintes surreales. Finalmente hablamos de fantasía y los lugares fantásticos no pueden presentarse como son sino como los imaginamos. De ahí que Kiev sea una blanca ciudad amurallada que, vista a distancia, nos acerca a los castillos de Tolkien.

El zar Kalín es llevado en andas, sentado sobre un escudo gigantesco apoyado en los hombros de una veintena de cautivos rusos. En un momento espectacular, cuando Kalín necesita ver al enemigo en la distancia, ya cerca del ataque contra Kiev donde Iliá ha organizado la resistencia, ordena a sus hombres agacharse y formar una torre humana desde la cual pueda observar los movimientos de la ciudad sitiada. Los soldados obedecen y se levanta un promontorio humano que el zar sube a caballo aplastando cabezas y espaldas en un soberbio despliegue de dominio asiático.

El hijo de Muromets, cautivo desde pequeño de los tugarinos, e hijo adoptivo de su zar, enfrenta a su padre en duelo singular, reminiscente de la leyenda arturiana. La epopeya tiene sin embargo un final feliz donde el hijo reconoce al padre y se subyuga a los atacantes; Iliá recupera a su esposa, y Rusia su orgullo. Hay un despliegue monumental de extras y caballos: 106.000 hombres y 11.000 caballos están registrados, un récord para la historia del cine.

"Iliá Muromets" es un antecedente como lo dijimos, además de un universo de interés para quien quiera investigar historia y mitología rusas. Están Asia y la conquista mongola; la tradición eslava; barcos y seres que nos refieren el origen escandinavo de la dinastía de Kiev. Se puede hasta especular que "Muromets" refleja los cambios que ocurrían en el país soviético, ya muerto Stalin, especie de zar parecido al Kalín de Ptushko.
12/01/06

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Publicado en Lecturas (Los Tiempos/Cochabamba), enero, 2006

Imagen: Ilyá Muromets, por Víktor Vasnetzov, 1914

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