Wednesday, April 13, 2011

Política/MIRANDO DE ARRIBA


Esta semana trajo un fenómeno interesante en la política norteamericana, la disidencia de tres notables senadores republicanos con la línea dictada en primera instancia por Richard Cheney y luego por su ayuda de cámara, George Bush. La cabeza de este grupo, génesis -parece- de una mayor controversia interna, es John McCain, veterano de Vietnam, quien pasara años prisionero de los norvietnamitas, supuestamente torturado y aún así sobreviviente, modelo ideal de una sociedad guerrista, machista y voluntariosa, para la cual el efectismo importa más que la esencia, la audacia, real o ficticia, por encima del análisis. Por ello tienen de líder a un cowboy que incluso al caminar desnuda su origen; por eso se venera a otro vaquero, Ronald Reagan, como el cénit de la americanidad, sin caer en cuenta que las mañas teatrales de aquel actor de segunda tuvieron consecuencias funestas para la humanidad. Ronald Reagan, el artífice del genocidio salvadoreño, está incluso en sello postal, un aeropuerto lleva su nombre y se lo idolatra como el materializador de la debacle soviética, ignorando el proceso histórico que trajo tales consecuencias, reduciéndolo a simple maniobra de payaso en la Casa Blanca.

Bush y Cheney, Cheney y Bush, a pesar de su popularidad yerran y sus errores que afectan el bolsillo de una población que se maneja en términos económicos más que políticos les va restando afición. El peligro es que no sólo pierdan soporte personal sino que la desdicha caiga también sobre el partido que representan, con la implicancia de un futuro gobierno demócrata y otra vez la brega por recuperar lo esfumado. McCain, republicano, entendió hace bastante el riesgo y ataca las bases del gobierno Bush como única esperanza de mantener a los republicanos en el poder, apoyándose en un prestigio falaz como el de haber sido prisionero de guerra. Escaso curriculum en mi opinión, tal vez remedo de alivio de trauma de la gran derrota que les impuso Ho Chi Minh, incluso de muerto.

John McCain se presentará para las elecciones presidenciales, sin duda con el apoyo de un fuerte sector demócrata, incapaz de recrear su valiosa historia y acostumbrado ya a las migajas que caen de la mesa. McCain presidente, con sólido respaldo bipartidario, con válidas propuestas como la abolición de la tortura, pero con la congénita manía del político estadounidense de considerarse y considerar a su país como el centro del mundo.

Mucho no cambia para el resto quien está en Washington. Pero será placentero ver hundirse a estos fundamentalistas cristianos.
21/11/05

Publicado en Opinión (Cochabamba), noviembre, 2005

Imagen: Caricatura de George Bush en un periódico norteamericano

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