Saturday, November 26, 2011

La construcción del personaje/ECLÉCTICA


Céleste Albaret cuidó de Marcel Proust entre 1914 hasta su muerte en 1922. Muchacha de campo, soportó la tiranía del excéntrico, maniático y enfermo escritor. Publicó sus memorias que en realidad vienen a ser las del señor Proust más que las suyas propias; ella es oyente y expectante de los movimientos del otro.

Percy Adlon dirigió en 1981, en Alemania Occidental, Céleste, basada en las mencionadas memorias. La crítica fue medida en cuanto a la calidad del filme. Algunos resaltan aspectos técnicos desapercibidos para el espectador aficionado. En lo personal, me pareció una historia interesante, de extraña comprensión por parte de esa mujer del genio y sus insoportables egoísmos. Quizá se trate de una historia de amor. Tal vez Céleste fuera más grande que Proust y Monsieur Proust, su libro, intente explicar cuánto de ella hay, y cuánto no hubiese habido, en la monumental obra del francés. No lo sabremos nunca... si la sirvienta anota los pasos ajenos y no escucha los propios.

Un aspecto de interés, ya tratado en ensayos, pero con la presencia casi real de los personajes gracias a la imagen, es el de cómo Proust nutría su búsqueda del tiempo perdido con caracteres a los que recordaba del pasado -se podría decir de una vida anterior, dado que vivía encerrado y que parecía haber perecido con el siglo XIX-, y que convocaba con alguna regularidad para refrescar la memoria e ilustrar su novela. Pide, por ejemplo a Céleste que le prepare una cita con la señora X... y que ella debe asistir a la misma con el sombrero y vestido tales, los mismos que lució en algún pretérito donde la vio, observó, idolatró o amó el autor. Acción que repite varias veces hasta que ha conseguido lo necesario para incluir a la persona en la obra, con nombre igual o supuesto, quitarle figura humana y convertirla en sutil incienso o esperpento.

Construir el texto en base a un detallado esquema de los personajes que participarán de él. Partir de una idea o un recuerdo y, más que reconstruir, inventar de nuevo una historia con características actuales de quienes deberán lucir como personajes de un ido pasado. Puede ser una forma de desmerecer lo que alguien fue, pero también de inmortalizarlo. Jugada por demás válida para el artista, quien debe recurrir a cualquier medio que le provea lo que desea encontrar. Ejercicio no muy formal aunque pesado de la creación artística; permite la posibilidad de jugar con espacio y tiempo porque el invitado de turno a quien se desea retratar (como era entonces) ya se ha convertido por el paso de los años en otro, y lo que Proust puede ver ahora en su interlocutor es aquello que casi seguro estaba escondido cuando lo conoció. Al enriquecerse (así fuera decaer) el personaje con el transcurso histórico, el texto crece también y el tiempo perdido se convierte en encontrado e inmortal.
8/4/03

Publicado en Lecturas (Los Tiempos/Cochabamba), abril, 2003

Imagen: Céleste Albaret y una página de sus memorias

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