Monday, November 7, 2011

Un dudoso candidato/MIRANDO DE ARRIBA


Lastimosamente John Kerry representará al partido demócrata en las próximas elecciones norteamericanas. Su nominación resulta del miedo atávico de los demócratas de parecer liberales en un país de esencia conservadora. Siendo Dennis Kucinich la mejor y más inteligente opcción, no tuvo en momento alguno posibilidad siquiera de acercarse a los candidatos mayores. Igual al malentendido Ralph Nader que parece se postulará otra vez (favoreciendo, según dicen, a los republicanos). Kucinich arguye por reformas sustanciales, dentro del marco democrático, en diversos campos de gobierno, acercándose peligrosamente a mejoras sociales que aterran la imaginación de un pueblo ignorante que presupone socialismo en simples salidas de sentido
común: medicina social, transporte público...

Otro de los candidatos que hubiera resultado mejor para el país y su relación internacional era Howard Dean, controvertido político con historias que lo desacreditan en apariencia, pero cuya retórica antiguerrista representaba excelente oposición al accionar del guerrero nunca soldado, arrepentido beodo, Georgie W. Bush. Tanto Kucinich como Dean fueron barridos por la cobarde interpretación de la historia, aterrorizada ante el fracaso, de la mayoría demócrata, que siguiendo los pasos de cualquier izquierda se debate en la miseria de cómo parecer buenos y aguantar, sin defenderse, el embate furibundo de la derecha.

John Kerry centra, hasta ahora, su campaña en ambiguos discursos acerca de la guerra en Iraq y angustiado por el desprestigio que sufre a manos de sus antiguos camaradas de Vietnam sobre la validez de su heroismo en combate. Lo dramático es que si un político cuestiona el genocidio norteamericano en Vietnam, que nada hubo de heroico en la invasión y masacre sistemática de población civil, su carrera y la de su partido corren riesgo de extinguirse. La guerra es elemento básico de la visión norteamericana de poder. Es un juego que mantiene viva su economía y que va a revertirse hasta causarle la bancarrota a no muy largo plazo. Malévolos imbéciles como Dick Cheney se debaten en angurria moribunda creyendo eternizarse, mientras el país se les va de las manos, pausado y sin violencia, en favor de las hordas pobres de México que recuperan lo mucho que les han quitado.

Kerry es pobre solución en instantes en que la nación necesita la vehemencia de un Jean Jaurès y no el rictus engañoso de su "comprensiva bondad".
13/9/04

Publicado en Opinión (Cochabamba), septiembre, 2004

Imagen: Afiche de campaña de Howard Dean para las presidenciales de 2004

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