Friday, September 28, 2012

El Canal de Canadá/MONÓCULO


Claudio Ferrufino-Coqueugniot

De no creer. Supuse que seríamos un poco más que Haití, Ruanda, Somalia, pero no, vamos descendiendo por esa ruta hasta que indefectible ganemos el campeonato mundial.

Tomando un café endulzado, que pronto se convertirá en amargo, enciendo la tevé y, justo, da la mala fortuna, el mandatario de Bolivia inicia sus desatinos en las Naciones Unidas: que son desunidas.., porque en eso nos diferenciamos.., y todo por el pueblo.., y la timidez de algunos países.., y siento aquí, siento allá. Sienta menos, presidente, y piense más.

¿Habrá llegado a tanto la soberbia de la casta gobernante que incluso se apunta el derecho de cambiar la geografía y la historia? Lo ha hecho con los milenios supuestos de una cultura que al parecer cinco mil años atrás ya había ido y vuelto de la luna. Estoy confundido en las fechas ahora, y en los límites internacionales, porque Evo Morales habló de un tratado entre Estados Unidos y Canadá sobre Panamá. De pronto Canadá fue Panamá, para al instante el Canal de Panamá ser el Canal de Canadá. Hablaba del tratado por el que la zona sería usufructuada a perpetuidad por los gringos. Comprendo que la rima suele embelesar a mentes ingenuas, llenar huecos intelectuales con sonidos afines, pero vamos, estamos en una conferencia internacional donde al menos se presume que alguna palabra pesará por su significado.

“No hay que temerle al capitalismo”. No necesita decirlo, presidente, si usted es el ejemplo más palpable de capitalismo brutal. Aunque ausente de los problemas ahora, sigue con su contraparte k’ara manipulando desde lejos para que sus huestes se apoderen de lo que es de todos. Craso error que suele llevar a mal fin. Ya firmó con los cooperativistas, que a quien cooperan es a su bolsillo y no al país; los dirigentes porque los otros son trabajadores explotados en condiciones peores a cualquier sindicalizado. Me recuerda la Corrida de Oklahoma (The Oklahoma Land Rush), el 22 de abril de 1889, donde cincuenta mil personas se lanzaron a una orden a apoderarse de las tierras que alguna vez fueron indias. En desbandada corrieron, a pie y a caballo, para marcar los límites de las propiedades que les asignarían como suyas, acaparando lo que podían a manos llenas. Lo que usted hace, y quiere hacer, es lo mismo; que sus correligionarios, los que lo convertirán en Trujillo, en Papa Doc, en Stroessner, se queden con esta expoliada y frustrada nación.

No en vano, y hablando de la futura Ley Minera, el CONAMAQ dice que afectará a las Tierras Comunitarias de Origen. La “teoría” está echada ya en el último libro de García Linera como comenta Luis Christian Rivas Salazar. En este Nuevo Testamento de la falsa revolución, este individuo apunta con sorna y sin desgano al avasallamiento de las TCO y los parques nacionales. ¿Para qué? Para repartirlos entre la nueva clase, los que idealmente perpetuarán la Bolivia del pillaje.

La idea es el poder absoluto, la riqueza desmedida. Como toda payasada necesita de un estrado con paneles pintados que presten ambiente. Lo ideológico no existe, no puede existir en una zona ficticia como el canal de Canadá. Dejemos pamplinas de lado y a desenmascararse. Les tomó siete años hacerlo, pero ahora brilla de claridad.

Los mineros sindicalizados quizá estén al borde de su desaparición. Como en Oklahoma los vaqueros, en Bolivia cooperativistas mineros, chuteros, contrabandistas, cocaleros y narcos esperan el pitido gubernamental para invadir. Esta firma de veta Rosario “a medias” significa la punta de lanza de la toma general, en Colquiri como en el Tipnis o Madidi.

La suerte está echada, pero los dados se pueden volcar. Mientras tanto me enojo porque nadie quiere venderme un pasaje a esa ignota región que en 1903 o 1909, no se sabe con certeza de acuerdo al discurso, dirimieron yanquis y canadienses en el trópico que los atraviesa. O el canal de Canadá será otra invención como el “proceso de cambio”. Parece, parece…
26/09/12

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Publicado en Puntos de vista (Los Tiempos/Cochabamba), 28/09/2012

Imagen: Jacques Callot/Bebedor visto de atrás, 1616

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