La inesperada
detención de Elba Esther Gordillo, dirigente del poderoso sindicato de maestros
de México, con millón y cuarto de afiliados, puede ser una aguja en un pajar,
una caída intrascendente dentro del maremagno de robo y abuso de poder que
caracteriza al continente. Ojalá que no.
Cansa la retórica,
social, humanística, revolucionaria de los que dicen luchar por los derechos de
los oprimidos. Por las mañanas, desde hace años, vemos los noticieros mexicanos
para iniciar el día, y desde que recuerde andaba este personaje (Gordillo)
aterrorizando a todos. Era (tal vez lo sigue) una mujer poderosísima. En varias
entrevistas se le preguntó de cómo tenía tan alto nivel de vida, que su salario
de maestra o de dirigente no alcanzaban para una pizca de lo que ostentaba. La
respuesta siempre fue la misma: de su trabajo, sin mayores especificaciones,
para luego saltar a la arena política de la mentira endémica de esta nueva
izquierda de asimilados y ladrones acusando a ricos y derecha de los males de
su sociedad. Verdad, en gran medida, pero, vamos, cuando hablaba de lo injusto
de la distribución de la riqueza, vestida con lujo y perorando acerca de la
igualdad social, hedía. ¿Cómo alguien a quien ahora se acusa de despilfarrar
las pensiones de los afiliados al sindicato, de haber sustraído una suma que
gira por los ciento sesenta millones de dólares, que gasta tres millones de
moneda americana para vestirse en Neimann-Marcus, tiene el tupé de declararse
defensora de los trabajadores? Como si la mater dolorosa de la Casa Rosada, la
viuda rica, hiciera una apología de la distribución equitativa de las ganancias
del país (la misma que en París gastó en zapatos cien mil dólares, y que quiere
al imbécil de su hijo Máximo como rey del Plata). Y tantos otros que sabemos,
cuya única identidad roja es el color de su chequera.
Una plaga
trashuma por América, y no es el fantasma del comunismo. Los viejos Marx y
Engels se estarían pudriendo en las celdas de los autonombrados socialistas. En
este cartel no se permite pensar en un mundo que haga tabla rasa con el dinero
excesivo de unos y la miseria de otros.¡Oh, no!, dejen eso para los románticos,
los que se jodieron en la lucha por la democracia, las mujeres a quienes
forzaron las piernas y los tontos que creyeron que la picana era expresión de
un mundo que se desmoronaba para dar paso a otro mejor. Ilusos, su desidia,
ceguera, y quizá también su ambición, muy similar a la de los enemigos, han
parido a la cuadrilla de pillos que se encaramaron y desean eternizarse.
Quién sabe lo que
hay detrás de la detención de la otrora intocable dirigente; tal vez similar a
lo oscuro escondido en la renuncia del Papa. Pero en algún momento hay que
comenzar, al menos dejar constancia de que siempre hay alguien, lo habrá,
vigilando y anotando los desmanes abiertos o disimulados de los poderosos.
Pablo Escobar también se creyó monarca, dirimidor de entuertos que excedían su
entorno criminal. Terminó con un tiro en la oreja, una sin duda orden de “no
prisioneros”. Muchas las razones. Pero nadie es Dios, ni Dios mismo.
A Jean Valjean,
en la monumental novela de Hugo, le dieron trabajos forzados por robarse un
pan. Aquí negros e hispanos llenan las cárceles. Siempre los de abajo. Que
alguna vez sean los de arriba, y que Gordillo como los demás para quienes el
reloj avanza, lo quieran o no, tenga su hora.
01/03/13
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Publicado en
Puntos de vista (Los Tiempos/Cochabamba), 01/03/2013
Publicado en La Prensa (La Paz), 14/03/2013
Publicado en La Prensa (La Paz), 14/03/2013
Foto: Elba Esther Gordillo tras las rejas
No sabía d ésta mujer. Es casi clon d un inefable choro local, un tal Dante Escobar, quien hace años se vació tambien el fondo d pensiones, magisteril créo. Burla, escupitajo e insulto a los perjudicados fué su castigo. Ahora ya ni lo mencionan, quizá el inmundo disfruta en algún paraiso tropical los ya multiplicados milloncitos. La justicia para estos casos, para todos, es risible, ofende hasta el asco. Vivemos la muerte, los trabajos forzados y los latigazos diarios para purificar a maleantes..Apología del delito!! chillarian los paladines de los derechos humanos como un antiguo Sacha Llorenti, hoy mutado en defensor y cabal exponente ante la ONU, pero d los desechos humanos.
ReplyDeleteEs triste la bajeza humana, hasta la náusea.
Saludos cordiales, estimado Claudio.
Hasta la náusea, tienes razón, Achille. Comentábamos siempre con mi esposa acerca del rostro de esta mujer que era temida por presidentes (Dante Escóbar pero con poder político). Deceiamos que tenía una "cara de pilla" que mataba. Dice la televisión mexicana que cuando se supo de su detención nadie quereia hablar, tal el miedo. Se hizo un silencio impresionante. Veremos cómo se desarrolla. Posiblemente como dices, disfrutando los millones en el trópico. Baby Doc, imageinate, quiere ser presidente otra vez, después del aspantoso krik-krak que hundió a los haitianos en la prehistoria. Abrazos.
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