Tuesday, October 29, 2013

El intocable/MIRANDO DE ABAJO


Claudio Ferrufino-Coqueugniot

Dicen que Nicolás Maduro se ha convertido en rehén de los militares. Lo tienen de gran bufón (por el tamaño), con tonterías como viceministerios de la suprema felicidad. Ya el cadáver del comandantico ha ingresado en la sombra y recurren a alucinaciones como esta, que parecen venidas de Hay Baba, de quien Maduro es secuaz. Si eso significa que Diosdado Cabello manda, habrá que ver. Diosdado tiene en el Departamento de Estado un file de narco, y el recuerdo de Noriega no se ha desterrado. Por uno y otro lado, Venezuela ya no es la misma y una equis cruza su nombre en la lista de populeros a los que hay que terminar. Estertores de Caracas.

Cristina, triste por no haber fundado monarquía hereditaria, vegeta en un dormitorio de cantante calva. Debe ser tremendo no poder cumplir los sueños cuando estos se hacen desmedidos. Quizá un día el pueblo argentino se libere de la lacra de Perón. No tuvieron la suerte de los italianos, de quienes su Perón -Mussolini- terminó colgado por las patas. Allí se acabó la épica. Mientras que el cornudo general, que lo cuente López Rega, terminó en olor de santidad.

Morales, a quien me resisto a llamar Evo porque ninguna simpatía tengo para nombrarlo, jura y rejura acerca de su eternidad. Parten, él y su tribuno, de un punto de vista racista y colonial, que sobre pueblo de indios pueden edificar para siempre su imperio.

Lo decía un diputado español de las Canarias, algo como que a Morales le sale barato comprar los votos y a la población, menos que las cuentas de vidrio con que embelesaron los conquistadores inicialmente a los “descubiertos”. Mestizos somos, y dentro de esa nominación de indio caemos todos, o casi todos si algunos desean no contar según ellos con el estigma. Y no somos, felizmente, los mismos que corretearon en Cajamarca ante los caballos y los arcabuces. La educación nos ha liberado; educarse no entra en contradicción con lo que uno pueda creer o considerarse en cualquier campo, político, étnico. Por eso Morales y sus secuaces, bregan para que mastiquemos coca, idolatremos a la Pachamama. Son fundamentalistas con una idea clara: perenne permanencia. Libros y ciencia se les oponen, y viajes y lenguas extranjeras. De ahí la retórica de “lo nuestro”, pamplinas del “vivir bien”. Vivir bien es ánimo universal y no privativo de los aymaras, y para vivir bien uno crece de manera personal, modifica sus costumbres cuando estas se convierten en obstáculos. No implica olvidar el pasado. Muy por el contrario, mientras más leídos seamos, más articulados, más duchos, apreciaremos mejor lo que fuimos y, sobre todo, el presente de lo que somos y serán nuestros hijos. Estos profetas ávidos de riqueza, que no otra cosa ocupa su mente, son los enemigos. Quien quiera poner trabas al desarrollo de tus vástagos, a alcanzar el bienestar, debe ser destruido, acabado, tiradas sus cenizas donde no se las pueda encontrar y menos venerar.

Utiliza el cacique la patraña de la vida comunal, la de la verticalidad extrema del sindicato cocalero. El enemigo está allí, en esa dirigencia a dedo, lambiscona y vil, que se atribuye el derecho del futuro ajeno. En la modernidad hay leyes y gobiernos, por defectuosos que sean, y reglas a seguir. Quienes se opongan y conformen estados dentro del estado estarán transgrediendo las normas del consenso colectivo. Peor si se delegan entre ellos funciones de poder y decisión. Morales apuesta por eso, para esconderse allí cuando se le acabe el tiempo. Pero estas no son las republiquetas independentistas del XIX, sino refugios de criminalidad, narcotráfico, manchas, enfermedades que se deben extirpar, quizá a sangre y fuego. No duden que para ello se preparan, siguiendo la anacrónica retórica del foquismo avejentado, torpe y corrupto de hoy, alucinando con que es posible sobrevivir con leyes propias, justicia (¿?) propia y viviendo de exportar veneno al mundo. Sendero Luminoso, pero en grande. Hay que apagarles la luz.
28/10/13

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Publicado en El Día (Santa Cruz de la Sierra), 29/10/2013

Imagen: Shepard Fairey/This is your God Dollar, 2003

2 comments:

  1. "Quien quiera poner trabas al desarrollo de tus vástagos, a alcanzar el bienestar, debe ser destruido, acabado, tiradas sus cenizas donde no se las pueda encontrar y menos venerar." Realzo aquella frase por su deliciosa y consistente connotación: el bienestar comienza primero -y siempre- en casa, con una libre educación, ajena a cualquier dogmatismo o fanatismo idiota tan propios d alucinados redentores y mensajeros d la verdad absoluta. Y como añadidura, el rol d cualquier gobierno decente, verdaderamente democrático, es pues d garantizar los medios para continuar esa educación libre, cosa q ni ocurre en el ámbito fiscal "plurinacional". Bien sabe el estado cocalero q no le convienen los educados y reflexivos. Mejor los analfabetos mendigos. Y en eso estamos: Ya hasta a los maestros les han introducido un enema peludo, un supuesto programa d "formación complementaria" (PROFOCOM) q yo desprecio por anacrónica, dogmática y pelotudamente retrógrada. Mas parece un marihuano PROgrama d FOrmación COMunista o COMunitario con los disparates y cosmogónicas elucubraciones q en él se "enseñan" por catedraticos fumadísimos. El asunto es muy pero muy grave, mas el magisterio nacional: bien gracias.. Quizá las infalibles dádivas y espejuelos ya compraron la dirigencia otrora rebelde y sensata.
    Absolutamente compartida la justa antipatía a nombrar al infame cocalero..El ignorante individuo encarna la peste más inicua, la regresión a una edad media y al más vil saquéo d toda nuestra historia. Y él y sus eunucos se sienten faros, divinas luminarias d permanente, inagotable y eterna cátedra...Pues vistas así las cosas, no hay duda: "Hay q apagarles la luz".
    El placer habitual q no me cansa repetir: uno encuentra siempre, sabias lecciones y preciosas verdaderas luces de sensatez en tus invaluables artículos, estimado Claudio. Abrazos.

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  2. Abrazos, Achille. Un gusto escribir cuando sabes que te leen. Y de la manera en que lo haces tú, especialmente.

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