Claudio
Ferrufino-Coqueugniot
Que en eso quede
sería otra desgracia nacional. Me refiero a la muerte del señor Bakovic,
víctima, como Bolivia, de una elite delincuencial que cree haberse blindado
para la eternidad en la cueva de Alí Babá.
Podría ser, hay
que decirlo, considerando el voto mayoritario que cada vez consiguen los
susodichos, en un país de gente-recua, con más de quinientos años de servilismo
a cuestas, y diversos látigos a los que el cuero parece acostumbrarse. Basta un
discurso, simple y nada complicado, para engatusar a la masa boliviana y
llevarla por el camino como a los niños de Hamelin. Pero estos no son niños; a
la turba se la ha dotado en este gobierno de poderes extraordinarios, que
lindan casi todos con el crimen: narcotráfico, linchamiento, contrabando,
cooperativistas mineros que arrojan mercurio en las aguas, secuestro y venta de
mujeres jóvenes en la tierra de nadie y cientos de detalles que descubren su
carácter energúmeno.
Que la corrupción
se debe combatir, no hay duda, y juzgar a los sospechosos, tampoco, pero tanto
se habla de ella, de gastos reservados, de enriquecimiento ilícito, de lavado
de dólares, etcétera, etcétera, cuando los campeones mundiales en estas lides
son el plurinacional mayor y sus menores. ¿O alguien le pide cuentas al señor
Morales de dónde viene el dinero para sus viajes de vedette internacional? ¿O
los dineros de que dispone para sus paseos de pasarela salen de rincones
oscuros y por eso no deben ser considerados como expensas del tesoro nacional?
Pero la gente calla, el país calla; muchos se agachan, otros prefieren
esconderse. No hay mayor atentado contra la “revolución hechicera” (siendo la
venezolana la “revolución bonita”) que despotricar como lo hago ante la mentira
de estos tiranos de opereta, bufones y tartufos, de inconcebible desfachatez e
inmensa soberbia. Pareciera que en el país de los pobres no ha lugar
indignación alguna. Deseosos de y felices por tener amo. Así somos.
Los cocaleros
mandan. ¿Quién los ha propuesto y reconocido como amos de esta tierra? Coquivia
y no Bolivia, cierto, mas por ahora. Fuera del destino que siga o alcance la
memorable dupla de palacio, el problema cocalero ha de subsistir y el nuevo
estado deberá encarar el drama de tener un tumor maligno dentro. ¿La respuesta?
Bisturí, el más afilado posible, para drenar la negra sangre cuyo interés está
en dejarnos al resto sin nada, sin siquiera esperanza. Y ese turbio legado se
lo debemos a este señor que miente en los estrados internacionales, en donde
aparenta ser él, y dizque su raza, la gente más buena y saludable del planeta,
sin diablo o infierno. Miente, porque nosotros lo conocemos, y seamos dos o
tres los que sepamos, vamos a decirlo, y seguir diciéndolo, que la historia
camina del lado nuestro y nos absuelve de entrada.
Vi al imbécil
(Nicolás Maduro) persignándose, cerrando los ojos en oración. Semejante
monigote moribundo todavía cuenta y se asocia con sus secuaces del sur. Creí en
su momento que muerto el bocón -bien muerto esté-, la cosa cambiaría. Pero los
procesos históricos no son tan sencillos. Toma tiempo. Ese, el de Caracas, ha
de ser el primero, y a plazo no largo, que se hundirá y ahogará en su
excremento. Hasta el ideólogo de los socialistas del siglo XXI no le dio más de
un año. Luego el dominó, donde caerán como fichas también dioses, huacas y
achachilas. El socialismo de papel ha de arder como el fuego fatuo que es, la
luz mala de los gauchos, la fata morgana de los gitanos.
No basta el
llanto por quienes sufren abuso. Lo sucedido con el señor Bakovic es solo
antesala del crimen colectivo. Permitírselo implicaría el fin. Democracia no es
voto lacayo. No hay que confundir los términos. En Bolivia, la democracia no
existe; ellos pusieron las cartas.
21/10/13
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Publicado en El Día (Santa Cruz de la Sierra), 22/10/2013
Horriblemente cierto, Claudio. La impunidad reina en un pais d dóciles lacayos. El cocalero habla a diario d miles d millones d dolares bien invertidos.. Y no miente, claro: la mayoria boliviana ha sido ya comprada o pactada. Idóneo ambiente pues para ejercer una felíz tiranía..Y así las cosas -y se dijo antes-: no hay lugar para remedios dulzones. Mas vistos los apasionados arrumacos entre cocalero y milicos, ni siquiera hay lugar para remedio mediato. En Bolivia ha caido la noche, y pinta muy muy larga. Por ahora, solo cabe tomar nota, con nombre y apellidos, d todos los canallas y sus canalladas. Para q alguien tome luego la necesaria guadaña.
ReplyDeleteAbrazos, estimado Claudio.
Necesaria reflexion para una poblacion que parece estar "narcotizada" por una especie de hechizo que le impide reaccionar a tanto abuso como el caso del ingeniero Bakovic. La nuestra es una democracia payasa como dijo Vargas Llosa o directamente solo existe en los papeles, porque es claro y contundente que se hace todo lo que el cacique mayor diga.Los otros poderes del estado están para dar un barniz de legalidad a todos los atropellos. Lo que da bronca es que la comunidad internacional (OEA, ONU, etc) avalen toda esta farsa. Vamos rumbo a una especie de estalinismo grotesco, con ribetes folcloricos y sahumerios de por medio. El ultimo abuso de poder fue colocar gigantografias con la imagen del amado lider dentro de dos escuelas publicas de Cochabamba, aunque las retiraron dos dias despues. La ultima masacre en Apolo es una muiestra más de que el narcotrafico y demas delincuencia organizada se han apoderado del pais. Un saludo.
ReplyDeleteEl chamanismo como razón de estado, lo dijo Heinz Dieterich. En eso estamos. Y en la delincuencia que se asocia casi siempre a lo primero. Sean achachilas o el santo niño de Atocha, como era el caso con Pablo Escobar, los poderes ultraterrenos son los que prodigan las dádivas, y las blindan contra la crítica. Pinta para largo, pero la dinámica de la historia es impredecible. Nosotros no lo sabemos a ciencia cierta, pero ellos tampoco. Más que simple ruleta, ruleta rusa, y allí los que detentan el poder tienen más que perder que nosotros críticos, opinadores, observadores. Abrazos a los dos.
ReplyDeleteNo se como lo haces pero cerebro y dedos para escribir con una mirada en lo cotidiano, pocos lo consiguen tener, muy buen artículo y ante todo con claridad meridiana de la ceguera idolátrica de hoy
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