Tuesday, July 22, 2014

El precio de los encorbatados/MIRANDO DE ABAJO


Claudio Ferrufino-Coqueugniot

El comerciante mayorista Álvaro García Linera, a diferencia de su gremio: gente de mercado, de venta y reventa, usa corbata. Tiene -evidente- un prurito por la elegancia, común entre aquellos desamparados, entre acomplejados o simplemente mundanos. Allá él. Lo malo es que en su momento se hizo una guerra mediática en contra de este adminículo del buen o mal vestir, o del bien vestir, de niños bien. Y contra muchas otras cosas que supuestamente reflejaban al enemigo de clase, y de raza. Guerra sin ningún significado, ya que a medida que se incrusta el plurinacionalismo, palabra hueca, sin sentido, en el país, vemos que de lo mismo de siempre se trata.

Lucrar no es privativo de una opinión política. Mucho menos robar. En eso, unos y otros comparten el estrado, y de nada sirve querer diferenciarlos. No se debe hablar de izquierda ni derecha. Los de hoy, como los de ayer, pertenecen a los arribistas cuyo único fin es el poder en relación al dinero, ni siquiera en un proyecto social. Cuba, Venezuela, jugaron a crear dinastías, con orondos nombres, oropeles y una mística en todo falsa, donde el oro sustraído de las arcas públicas es de tal magnitud que parece inconcebible. Para continuar la farsa, regalan migajas a los más pobres y crean una clase dirigencial delincuente con prerrogativas. Feudos de poder, mínimos, múltiples y dispersos. Si hasta el fascio mussoliniano parece revolucionario al lado suyo.

¿Robespierre? ¿Robespierre en Bolivia? Imposible. Tendrían que pasar mil años, los del Reich aymara, para tal vez parir semejante elemento. Los tenderos que gobiernan sueñan por lo alto porque soñar no cuesta nada. Lo concreto es la pequeñez de su cerebro, la avidez de su peculio. Fundar, imaginar, actuar, crear para la grandeza de una nación no suele pasar por manos de gente aviesa.

Noto que al cacique, que hubiera deseado por sobre todas las cosas ser blanco -así lo muestra- se le van acabando los “hermanos/as” indígenas para puestos clave, o de vitrina internacional. Recurre cada vez más a los odiados encorbatados, a quienes detesta y en el fondo admira, como admira la bota que lo pateaba en el cuartel. Otro de sus grandes deseos radica en ser comandante, como el barbado de Cuba quizá con algún mérito, o su Delfín, Raulito, mediocre y contumaz. O el amado, bien muerto y cocinado por Luzbel, Bufón Chávez, con más dotes de heladero que de general. La lacra gobernante de América Latina ha utilizado un discurso de confrontación para ubicarse en el mejor lugar posible desde el cual puedan emular, imitar, calcar, rejuvenecer y reavivar a los defenestrados oligarcas. Rueda sin fin, círculo vicioso, de segundones de cierto carisma y tirasacos del montón.

Inicialmente los encorbatados fueron perseguidos. Nada de ideología, simples diferencias de imagen. No hay tiempo para pensar, aunque se habla mucho, si el asunto importante es el cash. Hoy, los encorbatados pueden servir, para algo han estudiado, y como en esta tierra de inexistente valentía todo tiene un precio, se dejan comprar. De muestra bastan los otrora vilipendiados expresidentes, ahora en el servicio doméstico del amo multicolor. En La Haya, en La Paz, donde fuere o el semidios quisiere, siempre listos como boy scouts, no solo por el salario que debe ser jugoso, sino por el endémico síndrome de Estocolmo que caracteriza a este pueblo, desde el nativo de Apillapampa hasta el señorito de la capital, o, como con certeza dice mi padre, por el síndrome del pongo.

La lírica del “pueblo”, del “indio”, se va perdiendo; se perdió. Sucede cuando el panorama que se presenta al público es un hato de generalidades. Pasamos a otra etapa de la “revolución”, la del gobierno (ya visto) de los de corbata (la usen o no). Un número más de las nimiedades que muestra el vicepresidente como alta teoría. Pamplinas. Aquí hay un rebaño de mulos con mayoral y pocos, muy pocos, bragados.
21/07/14

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Publicado en El Día (Santa Cruz de la Sierra), 22/07/2014

2 comments:

  1. A propósito del síndrome de Estocolmo, causa profunda decepción que el alcalde potosino haya vendido su alma por un puesto en el senado. Muchos potosinos se sentirán traicionados, y con mayor razón después de los constantes desprecios oficiales a sus demandas regionales. Después de las innumerables humillaciones y persecuciones judiciales que el régimen le propinó, tildándole de corrupto y delincuente por decir menos, Joaquino olvida de pronto la afrenta y se funde en abrazos con el cacique mayor. Aunque ahora ya nada sorprende después de que los expresidentes acuden solícitos al llamado del amo, los oligarcas cruceños bajan la cerviz con tal de hacer negocios, pisoteando sus anhelos autonomistas. Hasta el cantor popular de la autonomía, Aldo Peña, le ha dedicado un rastrero himno al caudillo. Se sube al carro Joaquino y para rematar el esperpento se suma el caso de la dirigente indígena Justa Cabrera que padeció la represión en Chaparina, hoy toda feliz apoyando la candidatura del “hermano” Evo. Vaya país de masoquistas tenemos. Saludos.

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  2. Masoquistas, rastreros, cobardes y corruptos. De esa laya vienen nuestros políticos y el resto. Grande así la esperanza, el atisbo, de un futuro. Tierra de nadie, para el mejor postor o el más astuto. Rapiña y escape porque no hay suelo firme para construir. Saludos, José.

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