Claudio
Ferrufino-Coqueugniot
Me presto de Alvaro Cunqueiro, modificándolo, un título para este texto. Él
imagina geografías; yo también, aunque hablo de mapas y límites de países
concretos pero tan desconocidos que lo real se torna en ellos fantasía y duda.
Hay sobre la mesa
siete mapas de Bolivia. El más antiguo data de 1840, publicado por
Monin/Benard, en París. Otro, 1845, Londres, Orr & Co. Un tercero es de
W.R. McPhun, 1863, y también londinense. Hachette, de París, imprimió el
cuarto, 1885, mientras que Cram, de los Estados Unidos, el de 1905. Entre los
viejos, el más moderno del que dispongo es de los editores Stielers, de Gotha,
Alemania, 1913. El último, contraparte esencial, es un atlas moderno.
Mientras leemos historia nos saturamos de nombres y quizá, con suerte, de análisis
que expliquen de algún modo, en su contexto, las conductas erráticas de los
individuos que enhebran los tiempos de las naciones. Pero, ahora que dispongo
de una pequeña colección de impresos antiguos del país, me doy cuenta que hay
otras cosas, que no había pensado en la magnitud de los cambios que se suceden
en las demarcaciones fronterizas, una dinámica que a momentos parece
irracional, que puede ser con mucho ficticia, ideada o inventada a raíz de
simples referencias y cuyo detalle suele cambiar la extensión de territorios en
miles de kilómetros cuadrados. Sabemos de guerras, de su impronta en la
definición de límites. Europa es explicativa al respecto; está el ejemplo de
Polonia, o la Ucrania que de 1648 a hoy ha recorrido sus bordes lejos y cerca
de Kiev innumerables veces. Me atraen estos mapas de Bolivia -país nuevo,
continente joven- cuyas líneas demarcatorias son, en buena parte de los casos,
oníricas por ser un territorio inhóspito y escasamente explorado. Los hitos
divisorios, si hubo alguno, lindan con la fantasía; dudo mucho que halláramos
uno -o que pusieran uno entonces- en las cercanías donde el río Cuyaba (Cuiabá)
y el Taquari (Tacuarí) se juntan en un extremo que toca la frontera boliviana
con el Paraguay de 1840, según Monin/Benard.
Hablando de este mapa de 1840, Bolivia aparece dueña del sur del Perú, con
Arequipa y al norte casi con San Juan, no muy lejos de Nazca. En leve diagonal
continúa hacia el este rozando la dramática Tinta, agarrando incluso parte de
la región cuzqueña para adentrarse en los llanos orientales cuyo límite sería
la laguna Rogaguado (Rogagua) cediendo al Perú norteño lo que vendrían a ser el
departamento de Pando, la región del Madidi y parte del Beni, limitándose el
país algo arriba de la unión del Mamoré con el Iténez.
Reviso libros de historia nacional y no encuentro que Arequipa perteneciese a
Bolivia alguna vez. Un año dudoso. ¿Retrata el mapa francés la Confederación
Perú-boliviana que perecería en Yungay? Andrés de Santa Cruz había dividido en
dos al Perú y la capital del Perú sureño, Sicuani, se ubicaría dentro de lo que
Monin/Benard consideran Bolivia. Ya en el mapa de Orr, cinco años después, el
país se retira hasta la mitad del lago Titicaca; todavía perviven dos Perú. Sin
embargo los límites al norte se han extendido hasta el Abuná y siguiendo el
curso del río Purús. Ambos mapas, del 40 y del 45, llevan la frontera del sur
hasta algo pasada Tarija mientras que en la región de la costa del Pacífico
señala Monin los bordes del Salado (1840) y Orr un espacio desde las márgenes
del río Loa hasta más allá del Salado, a un lugar, posiblemente puerto, de
nombre Parado. En Monin/Benard el litoral limita con La Plata (Argentina)
apenas terminado el desierto de Atacama; Orr mueve esa frontera hacia el este
añadiendo el macizo andino, hoy Chile y Argentina. El Chaco, en ambos, muestra
un corte horizontal, aproximadamente a la altura del futuro Fortín
Estigarribia, propiedades de Bolivia y Paraguay (Monin). En 1845 la región
debajo de la línea pertenece a La Plata, tal vez por los cambios ocurridos en
Paraguay luego de la muerte del doctor Francia (1840), y de los conflictos de
su sucesor, Carlos Antonio López, con el gobierno de Juan Manuel de Rosas.
Los límites más difusos sin duda fueron con el Brasil, ávido vecino a quien el
dictador paraguayo Francia veía con ojos visionarios como el mayor peligro.
Difícil detallar cada trazo de estos mapas pintados a mano, joyas que conseguí
en Canadá, Alemania, Estados Unidos, Reino Unido, Francia y ¡las Bahamas! en
incansable búsqueda de dejar a mis hijas memorias ancestrales. Retornemos a
Brasil que, excepto en el mapa de 1863 (McPhun), es dueño del inmenso Acre, que
despertaría con su tesoro de caucho febriles sueños y empresas surreales como
las de Nicolás Suárez y Fitzcarraldo (recuérdese Werner Herzog), tozudo
irlandés iluminado que mencionan de paso Mesa y Gisbert en su Historia de
Bolivia. McPhun concede allí gran superficie a Bolivia, vacía, carente de
nombres, señalando con ello su abandono.
Líneas de colores juegan sobre el papel el destino de las naciones. Tan ajenas
al drama humano que las obliga a modificar sus direcciones. Una Bolivia que se
mueve a izquierda o derecha, arriba y abajo, sin punto fijo. Uno, el vértice
que forman los rápidos del Madera, al norte de Guayaramerín, semeja ser
constante, mientras que la frontera que desciende por el Mamoré y el Guaporé se
modifica. A veces el cambio aparenta no ser mayor como en Monin, Orr y Hachette
que ponen los límites nacionales a unos 100 kilómetros al oeste de las lagunas
Uberaba, Gaiba y Mandioré -presente frontera- y que, sin embargo, sumando los
números resulta significativo. El mapa de Cram de 1905 incluye estas aguas como
parte de Bolivia aunque reduce los límites del norte a las riberas del Madre de
Dios, bastante por debajo de lo que hoy es Pando, de seguro por el conflicto
del Acre.
En el mapa de Hachette, 1885, están marcadas las separaciones del armisticio
entre Chile y Perú-Bolivia, divididas por regiones. Antofagasta y Mejillones ya
rezan "Chile", así como Atacama en el interior: asunto decidido.
Donde se ubican Cobija y Tocopilla dice "au Chili pendant
l'armistice", igual que Tarapacá y Pisagua. La zona de Tacna lleva una
rara anotación: "au Chili jusqu'au 28 Mars 1894", en espera de
reparación y devoluciones supongo. Perú es dueño hoy de Tacna, y Chile se quedó
con Arica. En el mismo mapa, Bolivia conserva la parte oriental del
departamento del Litoral, alargándose bastante más al sur del Trópico de
Capricornio, sobrepasando las latitudes de Jujuy y Salta en una tierra desierta
que como única referencia tiene al volcán Llullaillaco. En el norte hay una
pronunciada entrada hacia el oeste en zona peruana ocupando el ahora Parque
Manu y un importante pedazo del trópico del Madre de Dios o Amaru-mayu, pertenecientes
ya a "Le Beni" y no como en mapas anteriores a Santa Cruz de la
Sierra. En Hachette, Bolivia deja de ser en principio un país montañoso y se
extiende en llanos y monte que auguran un inminente progreso. Se incluyen las
llanuras de Apolobamba, de Mojos, de Guarayos, de Chiquitos, espacios
geográficos donde se anotan las etnias aborígenes que los pueblan; allí los
Guarayos, a diferencia de hoy, habitan - junto a los Totonamas y Chunchos- la
cuenca del río Beni, pero se extienden en un despliegue de territorio
impresionante hasta los bordes de Chiquitos. Cerca del lago Rogaguado, Hachette
ubica el nombre genérico de "Salvajes" (en español). Hay multitud de
tribus que posiblemente han desaparecido: Crutrias, Patitis, Penoquiquias,
Morotocas, Guaycurus, conviviendo con otras sobrevivientes como los Siriones
(sirionós), Yuracares -por encima del Chimoré hasta Santa Cruz- y Chiriguanos.
Cram, en 1905, siguiendo el ejemplo de los geógrafos franceses, continúa con
detalles etnográficos señalando en las aún posesiones bolivianas sobre el Manu
(Perú) grupos aborígenes como los Machiri y Ucarayna, al lado de los Guarayos
en tierras faltas de asentamientos urbanos. Al este muestra la población de San
Javier dentro del territorio nacional, mientras que en Orr de 1845 formaba
parte del Brasil.
El famoso Pantanal lleva en Cram el nombre de pantanos de Xaruyes; es extenso
el territorio de los Otuquis en la confluencia de varios ríos del interior de
Santa Cruz de la Sierra. Los bañados del Izozog son en Cram y Hachette
"laguna Izozog", "laguna grande" en Orr, inexistentes en
Monin/Benard y simplemente extensión del Parapetí en el mapa de Gotha, 1913
(Stielers), que también detalla grupos aborígenes con nombres poco escuchados:
Guanas, Tumanahas, Nachtenes, Samucos, Huancanahuas, Trumonas, Tacanas, e
infinidad más. El cine brasilero ha realizado una hermosa muestra fílmica,
"Brava gente brasileira" (2000), de Lúcia Murat, con el tema de una
expedición geográfica, la de Diogo de Castro e Albuquerque en el Mato Grosso
del Sur (Viagem Filosófica à Capitania do Mato Grosso), en el Fuerte Coimbra
con exactitud, sobre el río Paraguay e incluidos en las fronteras bolivianas de
principios del siglo XX junto a Corumbá y a la población de Albuquerque,
nombrada de seguro por aquel científico del mil setecientos.
Decidido el conflicto con Chile, ya "arreglados" entre gobiernos los
problemas de demarcación, queda el asunto del Chaco, posterior a cualquiera de
estos mapas. Repito que hasta 1913, de acuerdo a los documentos gráficos, existía
una suerte de división del territorio entre Bolivia y Paraguay, incluso con
Argentina con anterioridad. No es hasta fines de la década de 1920 que se
comienza, en la filatelia boliviana y en los mapas contemporáneos, a mostrar el
Gran Chaco en su totalidad, hasta las márgenes del Paraguay, como Bolivia.
Hablamos, se dijo en principio, de separaciones arbitrarias en el sentido de
ausencia de datos suficientes para precisar las fronteras; error que costó a
unos y benefició a otros. Nada se puede hacer sino entender esta dinámica que
más que geográfica es política y que debiera ayudar a eliminar la
intransigencia.
Como recuerdo personal guardo la belleza del pueblo de Bermejo, en el extremo
sur: Bermejo en Bolivia, Agua Blanca (Argentina) al otro lado del río. Esta
arista que penetra como aguja en tierras de Salta no se incluye como Bolivia en
ninguno de los mapas entre 1840 y 1913; sí en 1975 cuando la visité...
28/06/05
_____
Publicado en PUÑO
Y LETRA (Correo del Sur/Sucre), junio 2005
Imagen: Perú y Bolivia/Mapa de John Lothian, 1846