Saturday, January 8, 2011
Bye Bye Evo
Carlos Diegues filmó, allá por 1980, Bye Bye Brasil. Decía el director: “Bye Bye Brasil es acerca de un país que está por terminarse, haciendo espacio para otro que recién comienza. No puedo decir con exactitud qué comienza y qué termina, estoy simplemente plasmando este momento único, la línea divisoria en la historia de cuatro personas que, como cualquiera de nosotros, buscan su lugar en el nuevo orden, y en la vida.” Parece escrito para la realidad nuestra , para este momento fugaz que augura el ocaso del Reich aymara. Lo paradójico es que empujarán el tiempo viejo hacia el abismo también los aymaras, de quienes el líder pensó que serían los eternos soldados de su reino sin fin.
¿Qué pasó para que de pronto se tambaleara el amo? ¿Acaso no paga las botas para que lo protejan, no tiene un virrey en las fronteras para impedir el paso de ideas y lucrar al margen del ya inmenso expolio? Suele ser que los tiranos se ofuscan y creen las paparruchadas que los sicofantes les susurran al oído. Ni siquiera tiene el dogma marxista para sentirse un ser alado y vagar por los aires con los dioses del Nirvana, del Olimpo y de Achacachi, ajeno al vulgo. Dogma que está de más decirlo no protegió a tantos de sus cultores, comenzando y no terminando con la paranoia social de Abimael Guzmán, o la maligna y triste Jiang Qing, esposa viuda del bien alimentado Mao en un país de hambrientos, cuyo suicidio marcó la separación entre los desvaríos de la Revolución Cultural y el despegue de los no mejores comucapitalistas chinos, tan hábiles en la mentira. Tampoco lo protegerá. Evo se ha quedado en pelotas, o con la pelota que los lacayos le amarran en los pies para no fallar goles y entronizarlo incluso como el Messi andino, Levoel Metzi.
Sin embargo, aunque chillen desde palacio que el caos fue orquestado en algún lugar, del imperio o del Desaguadero, no lo fue. El “pueblo” es amorfo, no tiene rostro; se alegra cuando el ekeko pasea por las calles cargado de productos básicos ¿quién no?, pero se encabrita y quema y mata cuando por ekeko le quieren dar ministras vende azúcar, que piensan que con “comprarime, hermanita” inician un sistema económico de alcances planetarios, a decir de don Garcia Linera. Interplanetarios, diría yo, porque quien gobierna es un marciano…, de aquellos de Orson Welles, dispuestos a conquistar la tierra.
Leo a los analistas. Sesudos hombres, y algunas mujeres, rapiñan con interés en lo que pronto serán los despojos de una inconcebible vanidad y una suprema incongruencia, donde –parafraseo a mi padre- los periodistas son periodistos, sindicalistas, sindicateros, las ovejas del señor, ovejos, y donde el ministro de economía es, según lo bautizó el Viejo, un huevo duro de roer.
No busco el arte de hacer crítica en Deleuze, lo indago en Cervantes, en ambos Quijote y Sancho, en Quevedo, en el Buscón, en Guzmán de Alfarache y el Lazarillo, en las Novelas ejemplares y en Grimmelshausen o sus hijos los expresionistas alemanes del XX, Grosz y Kubin, en Dadá. Porque su crítica mordaz también divierte, y porque la burla da la verdadera pauta de lo que se critica, y qué es la Bolivia de hoy sino un rictus amargo de falso y ridículo, nada que se pudiera tomar en serio ya que no lo son los individuos que componen su jerarquía; peligrosos tal vez, pero serios no.
Hicieron creer en la indianidad, utilizando igual a todo oligarca el fantasma de los pobres. No hay enemigo mayor de los grupos nativos que el curaca disfrazado de inti, y lo ha demostrado. Escupen a los yanquis y les limpian el trasero, mendigando. Ya quién les cree. Desde Cancún, por dar un punto cronológico, va de caída el sempiterno aspirante al Nobel, el Mesías de la humanidad a quien se le frustró un viajecito al Brasil, a donde deseaba ir y despedir con Dilma Rouseff y Lula un “Bye Bye Brasil” al gigante que despega. No fue, porque temió ver desde su carísimo asiento de futbolero ejecutivo, las manos agitándose en adiós. Creyó que quedándose –le habrá dado un soponcio- evitará lo inevitable. Mejor denle un pañuelo. Quizá, aun siendo extraterreno, tenga capacidad de llorar.
Bye Bye Evo.
Publicado en Semanario Uno (Santa Cruz de la Sierra), 7/1/2011
Imagen: Ojo de huracán
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