Monday, December 7, 2009

Una palta y la política boliviana/NADA QUE DECIR


Almorzando observo la cáscara de la palta que acaba de
entrar en la ensalada -carne perfecta, entre amarilla y
verde, mantecosa-. El sello dice "Producto de Chile", y me
recuerda hace veinte años cuando llegué a Estados Unidos y
me asombró ver en los mercados de fruta y verdura tanto
producto chileno: ciruelas, uvas, paltas, duraznos,
frambuesas, moras, zarzamoras, etc. No hay que ser adivino,
al observar el mapa, para notar que las posibilidades
bolivianas de producción son ampliamente mayores que las de
Chile, pero jamás vi (ni veo) un producto nuestro allí.
¿Qué falla entonces? (No me digan que es el mar). Debiera
responder el chilenófilo plurinacional mestizo aymara
presidente y dirigente, célibe y célebre, cocalero y
futbolista: Evo.
El mayor producto de exportación de Bolivia es cocaína. La
revista brasilera Veja que ha sido tan mentada por su texto
sobre el tema dice sarcásticamente en cuanto al acullico:
"nem se mascassen uma montanha andina os bolivianos
consumiríam tanta planta". Ni aunque seamos herbívoros como
quiere hacer creer el presidente. El sistema ha sido
diseñado para ingreso de dinero fácil a la población rural y
comprar así su adhesión al "cambio". Lo que no saben (Evo y
los otros) es que en este asunto no hay salida, y que al
momento en que se solidifiquen las bases de un imperio del
narcotráfico, presumiblemente en manos de los cárteles
mexicanos, no incidirá si Linera cacarea y Morales amenaza,
porque el futuro de Bolivia se decidirá en Michoacán (¿?) y
quien interfiera, así sea el apu mallku en persona, hará
elogio de los gusanos.
Chile ahora vende gas licuado que ni produce, mientras que
el "país más rico del mundo", "el mendigo en silla de oro",
"los mejores pilotos del universo, los mejores choferes, los
máximos escritores" y todas las mentiras que creemos (no que
queremos creer) continúa(n) en su descenso hacia el abismo,
esta vez de la mano de un individuo ruin que se considera
único y que, en verdad, opacó a sus corruptos antecesores.
Aquí ya ni interesa la izquierda o la derecha; lo que está
en juego en las elecciones va más allá. ¿O ya nada está en
juego y hay que esperar que la inercia nos acabe? No hay
políticos ni decencia, ni gobierno ni oposición. No existe
un país sino una empresa dedicada al mal haber, o ni empresa
siquiera mas fauna innombrable que trashuma por la tierra
mártir como lo que es: depredadores. Y, entre ellos, ese
turbio conglomerado de vivos y arribistas, con sus fetiches
oscuro y blanco, con el sindicatero (jamás sindicalista) de
reputación dudosa y el señorito que por como grita y las
canas habrá entrado en tiempo de menospausa ¿cómo se
escribe?
Qué importa el seis de diciembre, si la caza de brujas
comenzó hace mucho, si la ceguera internacional está
fomentando un engendro que le causará graves trastornos.
Tampoco importa el destino de los figurones que dizque se
oponen. Si van a la cárcel, huyen, se suicidan, se
esfuman... total. Tarde será para lamentar el éxito de la
mañosa ficción que se expande. Tal vez san Juan evangelista
tenga razón y el apocalipsis que se avecina termine como una
expiación hacia algo. Triste para los que descreemos de
evangelistas, dioses, achachilas, pachamamas, beatos, curas,
monjas, yatiris y santos. No creo en la coca a no ser como
mate y no acullico porque ni tiene sabor ni necesito
adormecer mis cojones. Que explote. Bienvenida la
explosión.
4/12/09

Publicado en Puntos de vista (Los Tiempos/Cochabamba), 6/12/09

Imagen: Adrian Collaert/Avium vivae icones

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