Friday, March 16, 2012

Artes adivinatorias/MONÓCULO


Claudio Ferrufino-Coqueugniot

Acabo de escuchar a Rojas, el de Achacachi, tratando de justificar con precios de rangos muy amplios, la posibilidad-necesidad de vender gas a Chile. ¿Pero acaso el lío y la muerte del año 2003 no salieron de allí? ¿Es una burla, o simplemente que el tiempo de retórica inútil se le acaba al gobierno y la realidad lo aplasta?

Rojas continúa acerca de la IX marcha indígena por el TIPNIS y la cataloga de política. ¿Y si así fuera, aunque por ahora no lo es? Existe el derecho de asociación y de crear plataformas políticas. No comprendo el miedo. Entiendo que hay asuntos que van profundizándose tanto que socavan la otrora indestructible base del poder masista. Creyeron en un Reich de mil años que no existe, mucho menos ahora. Fuera de la aparente calma van marinándose serios problemas para personajes del gobierno a nivel internacional. De pronto el proceso de cambio, mal llamado así por habérselo desvirtuado, por existir impostura, va hacia un callejón sin salida. Y ya ni relajar las tensiones ha de evitar la debacle. Tómese el caso Rósza, por ejemplo, que quedó crionizado. El tiempo va a encargarse de descongelarlo y poner en evidencia los detalles de ese oscuro y maltrecho episodio. El brazo de la ley, tanto norteamericano como europeo, puede estar replegado pero es largo, y la muerte de ciudadanos de la UE no va a quedar sin resolverse. Por el momento hay instancias de poder que no lo permiten. Eso, como la vida, es pasajero. Lo aprendió Pinochet, y lo temen Kissinger, Cheney y Bush, que son con mucho más poderosos que nuestros jerarcas locales.

La lógica indica que debiera haber aperturas, pero el drama del poder es que se emperra. Ahí está Assad, aferrado con uñas y dientes a una silla que le va a traer, y de muy mala manera, el fin. Ojalá que sí, aunque chillen los micos por mis aficiones “violentistas”. Abrir el diálogo podría significar terminar un mandato de manera democrática. Allí, incluso gente del gremio masista podría soñar en opciones futuras, a través de elecciones, para continuar con lo que creen correcto. Pero no, hay empeño, desmesurado, de quedarse a como dé lugar a pesar de que las coyunturas no les son favorables. Azuzar a las masas para una bestialización podría comprarles algún tiempo, pero la ignorancia es tan moldeable como la plastilina y la lealtad de la muchedumbre, volátil.

El magistrado Cusi tal vez ha sido el más coherente, si ampliamos su alocución al Estado todo. Por el momento las cosas van decidiéndose en coca. Siendo la contradicción elemento esencial de las declaraciones del MAS, no por sesudo análisis sino justamente por falta de él, habrá que dejar los destinos al soplo de brisas positivas o inoportunas. Pero ese provincialismo que nos repliega en la sociedad tribal tarde o temprano ha de perecer ante la presión externa, que avanza sin pausa hacia todavía inimaginados mundos de tecnología y progreso científico. Día a día nos vamos rezagando, y la bonanza de tribus nativas en los Estados Unidos, así no concuerde personalmente con los medios para lograrlo, crece mientras la del indígena boliviano va marcha atrás. Exceptuando a la nueva clase cocalera cuyo Camelot no ha de durar ni siquiera una década, ya que su juventud se enfrasca en el delirio drogadicto que es su riqueza hoy y su tragedia mañana.

Esto se cae. No se necesita repetirlo. Pero García Linera no deja de tener razón al afirmar que en seis años no se ha fundado una oposición coherente. Y si el edificio se derrumba con muchos albañiles y sin cemento alrededor, tampoco parece bienaventurado lo que viene.
15/03/12

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Publicado en Puntos de vista (Los Tiempos/Cochabamba), 16/03/2012

Imagen: Yatiri

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