Thursday, March 22, 2012

Río revuelto/MIRANDO DE ARRIBA


Contradictorios, controversiales, son los informes que llegan de la política nacional. Oí mucho, a favor y en contra, del nuevo mesías; alguien incluso llegó a decirme que yo aún no estaba preparado para encontrarme con El. ¿El? demandé, desde la primera comunión que no me lo encuentro, y menos lo busco. Resulta que aquel sujeto no era el Omnipresente como creía, ni siquiera su hijo, el crucificado, sino Evo Morales, y según los entendidos mis características no alcanzaban el grado que les permitiese acceder a su presencia. Entonces pensé que era un ilusorio y normal fantasear de borrachos. Tiempo llegó en que el señor Morales fue libremente elegido y trashuma entre las que podrían ser justas acciones sociales y un febril coqueteo, casi femenino (lo siento por las mujeres), por adquirir notoriedad. Si algo no soporto es la creencia de ciertos individuos de su inefabilidad, de su intrínseca grandeza. No otra cosa ocurre con Chávez cuyas acciones, beneficiosas muchas de ellas para un pueblo empobrecido, se ven opacadas por una pesada retórica de discurso y vanidad.

¿Por qué no se realizan las cosas de manera simple, inequívoca? ¿Por qué andar con revuelos, decir y desdecir, criticar y halagar al unísono? No se necesita la fanfarria de los caudillos para lograr actos positivos y menos se requiere de una insulsa parafernalia festiva para afirmar indigenismos, reales a veces y otros falsos con largueza. Me refiero a la urgencia del nuevo gobierno de imponer rituales cuyo origen es incierto y mestizo en muchos casos; bendiciones y festejos que forman una opinión errónea. La trama no es la forma, ni viceversa; no hay que dorar las ramas sin antes regar el tronco.

Evo Morales tiene un rol que le dio el voto popular. El subcomandante Marcos o los indígenas norteamericanos lo utilizan como referencia para señalar un cambio de marcha. No puede desmerecer la posibilidad de un liderato genuino. Pero eso no significa poseer el mundo ni que toda la dinámica humana pase por Bolivia. Lo suyo es otro vuelco de la historia, ya vivido anteriormente. La destreza radica en eludir los consabidos errores, cosa que Chávez no hace. En términos económicos, Venezuela vive el auge de los precios del petróleo. Sucedió ya y todos olvidan que retornaron los años de las vacas flacas. No es con aviones de guerra que Venezuela perdurará como tampoco es eterno el clown de la Casa Blanca. Morales debiera dedicarse a gobernar y dejar de mirarse en el espejo; las divas suelen hacerlo, los hombres no.
25/6/06

Publicado en Opinión (Cochabamba), junio, 2006

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