Tuesday, December 21, 2010

Aquarela do Brasil/ECLÉCTICA


Claudio Ferrufino-Coqueugniot

Ary Evangelista Barroso nació en Ubá, Minas Gerais, en noviembre de 1903. Huérfano, fue adoptado por su abuela que deseaba fuese sacerdote. Heredero de una herencia, se dedicó al estudio de derecho, mientras, ya desde pequeño, componía canciones. Agotada su fortuna trabajó como músico de cine y animador de fiestas en lugares públicos.

Mário Reis, importante figura de la música popular brasileña, aparte de contemporáneo fue compañero de estudios del joven Barroso, y el primero en grabar una de sus creaciones haciendo figurar su nombre como compositor. Versátil, hacía tanto sambas como foxtrots, que vendía a modestos precios a compañías productoras de discos. La suerte le llegó cuando sacó el primer lugar en un concurso de composiciones auspiciado por la casa Edison, en 1929. Dedicó su tiempo a ser locutor deportivo, músico por contrato, comentarista y director de programas radiales.

Su Aquarela de Brasil (1939) es quizá la canción brasileña más conocida fuera del país y de la cual se conocen diversas versiones. Carmen Miranda, que la tenía en su repertorio, alcanzó la distinción de ser la artista brasilera más cotizada en el exterior; ella interpretó muchas de las canciones de Ary Barroso junto a otros grandes como Francisco Alves y Sylvio Caldas.

Su época de oro abarca la década del 30. Podemos considerar sus composiciones como muestra de una naciente, y pronta a establecerse, clase media. Con el tiempo su popularidad se extendió a los barrios pobres que, a su vez, contaban con eximios representantes de la música; no hay que olvidar que la hoy famosísima Escola de Samba de Mangueira nace entonces, gracias al impulso de artistas de baja extracción como Cartola. Dos versiones del samba que no se contraponen: el nacido en la favela y el más sofisticado de Barroso. Ambos, sin embargo, indican la fortaleza del pueblo brasilero de soportar la miseria con cierta dosis de alegría. Barroso mismo incluye entre sus líneas una que dice que toca samba para olvidar la tristeza.

Los años treinta son decisivos para la formación del Brasil actual. Desde la caída del sucesor de Washington Luís, Júlio Prestes, por una asonada militar, hasta el ingreso de Getúlio Vargas temprano al gobierno y su posterior conformación del Estado Novo, mezcla local de fascismo europeo y progresismo. Una fallida revuelta comunista el 35 que terminaría con la detención y juicio de Luís Carlos Prestes y su esposa Olga Benario, que como judía y comunista sería extraditada a la Alemania nazi donde se la gasificaría en uno de los primeros prototipos de exterminio hitlerianos.

La vida del compositor Barroso aparenta ser ajena a los cambios sociales y políticos del país. Representa una imagen nacional que se quería lograr, el de un Brasil alegre, ágil y dinámico, pleno ante las perspectivas futuras. Nada mejor para mostrarlo que una personal variación de Barroso sobre "Una furtiva lágrima" -que cantaba Caruso- en ritmo de marcha tropical. Ante el decadente y lloroso viejo mundo, Brasil asoma con pasos de baile, tersa piel poderosa de mulato. 17/03/04

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Publicado en Los Tiempos (Cochabamba), marzo 2004

Imagen: Ary Barroso con un micrófono de Radio Tupí, Rio de Janeiro

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