Friday, December 31, 2010

El Hombre Cenicienta/ECLECTICA


Claudio Ferrufino-Coqueugniot

a mi padre

Se acaba de estrenar, del director Ron Howard, "Cinderella Man", la historia del boxeador, campeón mundial de peso completo, Jim Braddock. Meses atrás cuando leía que se estaba produciendo el filme, retrocedí más de treinta años para recordar a mi padre Joaquín introduciéndome ya entonces a la experiencia notable de este hombre, junto a las de otros grandes pugilistas, siempre pesos pesados. 

Posiblemente prejuiciado por las enseñanzas paternas, nunca me atrajeron boxeadores menores, esmirriados y pequeños. No podría hablar con gusto, como lo hace Elena Poniatowska, del Ratón Macías, ídolo mexicano de mucho valor pero de pocos kilos. Tracé una línea imaginaria en las distintas divisiones del boxeo para no interesarme más que por aquellos de mediano para arriba. Influyeron, claro, las fotos que descubría del gran irlandés Stanley Ketchel derribando al inmenso Jack Johnson para perder la pelea después; Luis Angel Firpo, "El toro salvaje de las pampas", que de un puñetazo sacó fuera del ring a uno de los mejores boxeadores de todos los tiempos: Jack Dempsey, "El demoledor de Manassas", nacido acá cerca -Montrose, Colorado- para luego, igual que Ketchel, ser apabullado; Oscar Bonavena que tiró a la lona a Cassius Clay, como nadie lo había hecho antes... con el mismo desenlace. Sam Langford, Harry Wills, John Sullivan y Gentleman Jim Corbett...

Había un libro -le pregunté a mi padre si todavía estaba-, de tapa empastada roja, editorial Herakles o Heraklion: "Los colosos del boxeo", de autor que he olvidado. Allí me embebí con historias de todo: nobleza y cobardía, ilusión y realidad. Jack Sharkey era vendedor callejero de helados hasta que le robaron y aprendió que sus puños eran armas. Lástima que sucumbió al juego sucio de la mafia, la misma que elevó a la cima a un peleador mediocre como fue Primo Carnera, quien fuera finalmente avasallado por un talentoso y peligroso púgil: Max Baer. Ahí nos remontamos a Jim Braddock.

El capítulo sobre Braddock en "Los colosos del boxeo" se titulaba "El Hombre Cenicienta", apelativo inventado por un periodista para retratar la asombrosa recuperación de este atleta caído en desgracia. De ser promesa, decayó por mala suerte y fracturas en la mano. La depresión económica del 29 no hacía la vida fácil para la mayoría y un boxeador carente de su instrumento de trabajo, sus puños, estaba condenado. Una circunstancia fortuita, la necesidad de llenar un espacio vacío con cualquier boxeador, lo devolvió al cuadrilátero, como ocasión única ya que le habían revocado la licencia. Su entrenamiento en los muelles de Nueva York descargando algodón más su amor propio lo hicieron ganar en un encuentro que se daba por descontado. De allí en ascenso, el triunfo decisivo ante John Henry Lewis, excelente deportista de color, y otros le valieron la oportunidad de enfrentar al pugilista judío Max Baer, técnico y brutal -había ya matado dos hombres en combate. Baer era individuo alegre, mujeriego y parlanchín; mimado. Braddock, por el contrario, venía del fracaso, del hambre, del proletariado. En él se juntaron las aspiraciones de sus iguales, los pobres, y, mientras fue campeón, gozó de gran popularidad. Había conocido el éxito y se hundió en la peor miseria. Y ahora regresaba, rutilante como las luces de los estadios de entonces, como un apóstol del valor, hecho del que se agarra Ron Howard para crear la consabida historia del "sueño americano", actitud que le ha sido criticada, pero que cabe en una película que sin ser maravillosa es altamente emocional. Finalmente cine es entretenimiento y eso concede Ron Howard, mucho y emotivo. Russell Crowe quien interpreta a James J. Braddock, "el orgullo de New Jersey", hace un buen papel, igual que Renée Zellweger como su esposa. Pero quien sin tener el rol estelar es el que mejor actúa es sin duda Craig Bierko, haciendo del desenfadado Max Baer.

"Cinderella Man" es una buena película; resulta elocuente y para algunos, por qué no, ejemplificadora.
09/06/05

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Publicado en Lecturas (Los Tiempos/Cochabamba), 12 de junio, 2005
Publicado en Fondo Negro (La Prensa/La Paz), 19 de junio, 2005

Imagen: Peleando con Max Baer

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