Friday, December 17, 2010
Otro aniversario/ECLECTICA
La prensa se acerca de maneras diversas al cincuentenario de la muerte de Stalin. Hay historias de horror de los deportados polacos del 39 en las minas de carbón de los Urales; noticias de la "colección" particular de Saddam Hussein de libros dedicados al dictador, con fotos además, tan bien posicionadas que muestran a dos personas similares, con casi el mismo bigote y la misma ambición; Kim Il-Jong, el irrespetuoso y mal parecido líder coreano todavía se transporta en un tren que Stalin regaló a su padre...
Si observamos el cuadro de Kliment Redko, "Revuelta" (1923), que detalla los personajes de la revolución que giraban en torno a Lenin, en orden de importancia, vemos que Stalin aparece en una de las cuatro alas, cada una con cinco individuos alineados, bastante pequeño, en un modesto tercer lugar. Trotsky, Krupskaia, Zinoviev, Kamenev están antes que él y otros que se me hacen irreconocibles...
Hasta el año 27 Stalin ya había escalado mucho. Se torna dominante. No es difícil mandar sobre una recua de izquierdistas, por más sabios, e inteligentes que sean. El mal de la izquierda es la cobardía, y Rusia verá al lúcido Bujarin alabando a Stalin y renunciando a sus compañeros ideológicos, poco menos que denunciándolos. Zinoviev y Rykov lo mismo. La historia que sigue se conoce, ellos fueron a engrosar de abono la tierra; la bajeza no les conservó la vida.
Stalin tuvo una relación complicada con los intelectuales rusos, sobre todo con los escritores. Adoraba a Balzac y a Stendhal y los franceses le parecían más en tono con su ideal de literatura que los realistas rusos; quizá Dostoievski y Tolstoi tenían excesivos temores religiosos y cuestiones morales en oposición a la llamemos sobriedad de ciertos autores de Francia.
Maxim Gorki, a quien Lenin había enviado a Italia en una suerte de exilio dorado, se convirtió durante el estalinismo en el escritor soviético por excelencia. Hijo del pueblo, rebelde de antiguo, creó iconos revolucionarios con novelas como "La madre". A pesar de eso, Gorki criticó duramente al régimen comunista en artículos que se compilaron en español bajo el título de "Pensamientos inoportunos". La relación del tirano con el poeta Mayakovsky fue también ambivalente. Para Stalin no había poeta soviético mayor y sin embargo la poesía y las actitudes del poeta no se adecuaban a la política pregonada. Pintores y fotógrafos como Rodchenko y El Lissitsky fueron dejados de lado siendo que sus obras intentaban reflejar en el arte las ideas de cambio que trajo Octubre. Stalin prefería cuadros directos y escenas maternales y sentimentales a los abstractos blanquinegros de Kazimir Malevich.
Mikhail Bulgakov se salvó de morir, tan fácil se moría por escribir y pensar, porque respondió "correctamente" cuando Stalin lo llamó un día y le preguntó, "¿Dónde, camarada Bulgakov, cree usted que un escritor ruso debe vivir y trabajar?", a lo que el novelista respondió que un verdadero escritor ruso sólo podía florecer en Rusia, pero que también necesitaba comer.
4/3/03
Publicado en Lecturas (Los Tiempos/Cochabamba), marzo 2003
Imagen: Kliment Redko/Revuelta, 1923
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