Tuesday, August 24, 2010

El fin de un imperio/MIRANDO DE ARRIBA


Ultimas noticias dan razón del acercamiento del Talibán a la populosa ciudad de Peshawar, Pakistán (¡!). Lanzados desde una decena de kilómetros de distancia, en las regiones tribales, los talibanes secuestran o ejercen poder a la luz del día en aquella capital de tres millones de personas. No se descarta que un día se infiltren tanto que la ciudad les pertenezca, golpe brutal a no dudarlo en contra de los Estados Unidos.
En Afganistán se reagrupa la insurgencia y ya se habla de movimiento de violencia masiva -hoy en Iraq- hacia sus fronteras. Hasta ahora Afganistán no se había considerado un segundo frente, al menos no un frente activo según el patrón de Mesopotamia. Pero las cosas cambian y el títere de Kabul terminará como terminaron los títeres locales de los soviéticos.
Mientras tanto en la metrópoli (EUA), la Corte Suprema anuncia la liberalidad en la posesión de armas de fuego entre civiles. La gasolina sube hasta precios exorbitantes; se hunde la clase media. Un mínimo porcentaje de ricos maneja la nación. Y, no haya de extrañar, posiblemente sea John Mc Cain el futuro presidente. Ese será el golpe final para una república que se extingue.
Mc Cain anhela quedarse 100 años en la vieja Babilonia. Lástima que no tenga un profeta Daniel para anunciarle los males. Terminará como el pobre de Nabucodonosor, aullando en arrebatos de licantropía. Qué otra cosa si en las calles de Estados Unidos, una población armada y desquiciada permanece delirando en ignorancia absoluta. Y hay guerra afuera.
A medida que muere esta sociedad supuestamente poderosa va creándose enemigos, ávidos de su desgracia y seguros de que el león herido no podrá defenderse. Bien dice Jon Lee Anderson, hablando sobre Chávez, que el demagogo venezolano es posible ante un Estados Unidos atado de manos.
Poco se puede hacer. Poco podría Obama si llegara al gobierno. Esta es una sociedad ultraconservadora y quien se oponga a las armas, a la estulticia norteamericana de querer mandar a todos, quien favorezca el aborto o no crea en Dios (In God We Trust) no tiene cabida, en una sociedad donde los perros importan más que los niños, y los imbéciles juran que son listos preparándose para el Armagedón armados hasta los dientes y escondiendo comida.
Medra una teocracia fundamentalista desde la asunción de Reagan; se exacerba con el maníaco Bush. Estados Unidos es algo que se dispone a morir. No hace nada por evitarlo; no lo asume; no quiere creerlo. Y en Bolivia Evo Morales se pensará el artífice de la caída imperial, sin darse cuenta que es una ficha más de una compleja tragedia.
30/6/08

Publicado en Opinión (Cochabamba), 6/2008

Imagen: Escultura de Armando Romero/Tres Tristes Tigres, 2008

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