Monday, August 23, 2010

La verdad sobre la crisis norteamericana/MIRANDO DE ARRIBA


A pesar del “estímulo” que la administración Obama puso en la mesa de los bancos y grandes financieras, se han perdido dos millones de trabajos más. La cifra de 9.5% de desempleo es una falaz estadística. El New York Times remarcaba, hace una semana, que si se contara a la gente que tiene trabajos parciales, temporales o continúa a la caza de algún empleo o posición, esa cifra subiría con facilidad por encima del 20%, lo que pondría a los Estados Unidos casi en brazos del Tercer Mundo.
Banqueros y millonarios, beneficiados -como siempre- por el salvataje económico gubernamental, hablan de una salida a la recesión. Falso. El norteamericano medio ha visto resbalar su otrora cómoda situación hacia la pobreza y sin visos de recuperarla nunca más.
Estados Unidos es un país, lo fue antes y lo será, excelente para los
criminales lucrar. Aquello no se observaba bien o, si sucedía, era oculto en un silencio conformista dado el relativamente alto nivel de vida. Hoy ya no es así. Los criminales, los que ganan con el engaño -financiero sobre todo-, se dan modos para nunca ser castigados y para inventar formas de enriquecerse incluso a costa de los desastres que ellos mismos causaron. Claro ejemplo son las compañías que inflaron precios y dividendos,
que inventaron préstamos dudosos para llenar las arcas y arrebatar a familias de pocos recursos o minoritarias lo único que tenían. Esas mismas empresas, impunes por cierto, han creado una manera más de aprovecharse de las víctimas del fraude de bienes raíces: hoy ofrecen "ayuda" a quienes se debaten todavía en la marisma para refinanciar o reducir intereses, por un monto de dinero no pequeño, puesto sobre la mesa antes de iniciar
cualquier proceso.
Los asesinos Bush, Cheney, caminan sonrientes. La crisis les trajo réditos fantásticos, así como la guerra. Morirán tranquilos, en olor de santidad; crearán bibliotecas, se los homenajeará en sellos postales, mientras los restos de la debacle na- cional y mundial que causaron permanecen eternos al parecer.
Poco puede hacer Obama con un sistema manipulado de tal manera que el castigo es sólo para los débiles y los
desamparados. Mientras los halcones de la guerra del fin del mundo envían a sus engendros a las mejores universidades, los trabajadores envían a sus hijos a buscar salario; a buscar porque trabajo no hay.
Casi cada esquina de los Estados Unidos tiene hoy su mendigo. Los carteles de súplica difieren, pero tienen algo en común: hambre.
20/7/09

Publicado en Opinión (Cochabamba). julio del 2009
Publicado en Semanario Uno (Santa Cruz de la Sierra), julio del 2009

Imagen: Afiche de un Colectivo de ex-trabajadores

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