Sunday, June 26, 2011

Sin Stalin/MIRANDO DE ARRIBA


El cinco de marzo se cumplen cincuenta años de la muerte de Josif Stalin. Nos preguntamos si Rusia se ha transformado desde entonces. Rusia no cambia, el espíritu de la madrecita es demasiado extenso, intenso, y, quizá grande, como para que las veleidades de un tirano lo cambien. Sobrevivió a los mongoles, teutones, polacos, tártaros, turcos, suecos, a Iván, llamado el Terrible, a las intrigas de Boris Gudonov, a reyezuelos débiles y a temibles y violentos constructores y destructores de la "patria".

Permanece, si se lee su literatura con cuidado, casi intocada, por no decir intocable. Ni Lenin, Stalin, Gorbachev o Putin poseen la capacidad de modificar este ser que se mueve y se sobrevive solo. Cierto que la historia oficial requiere de nombres y no puede hacerse historia de abstracciones: la lista de nombrados es únicamente el producto de un sistema que se procrea a sí mismo y evade con sus particulares recursos una común mortalidad.

Sería demasiado afirmar que Stalin tuvo el don del orfebre de modelar su roca. No se puede moldear Rusia; ella permite los juegos de los inválidos, los hace soberbios y los ejecuta uno a uno. Todo el inmenso poder de Stalin se reduce a un lloriqueante Malenkov en su velatorio; Kaganovich serio; Molotov preocupado; Beria triunfante, creyendo ser el reemplazo. Parece que a Beria lo estranguló Malenkov en una reunión del Politburó. Los otros se esfumaron igual a la casta de ancianos que siguieron.

Mis amigos rusos -judíos en su mayoría, y maduros- extrañan la sombra de cohesión, estabilidad y dominio que fue la Unión Soviética. Recuerdan personajes y fechas porque el hombre padece de debilidad. No se dan cuenta que la "madrecita" Rusia continúa jugando con ellos, divertida y malentretenida como es. De nada les sirvió a Lenin-Trotsky-Stalin y sus policías-Dzerzhinski, Ezhov, Beria- tratar de eliminar a sus literatos. Rusia los pare naturalmente, sin necesidad de marido, y sus voces, rebeldes y constantes, enseñan que por encima de los seres humanos, gigantes o enanos, llámense Yosif, Joseph, Josef, José y se apoden Acero, existe algo en verdad concreto, aunque vaporoso, prerreligioso y pleno de misterio que es Rusia; pocos países podrían preciarse de igual tesoro... China, México, Japón, Afganistán...

El cinco de marzo se cumplen cincuenta años de la muerte de un hombre. Festejo o tristeza dependerán de quien lo piense. Total, en dos generaciones más se habrá olvidado.
1/3/03

Publicado en Opinión (Cochabamba), marzo, 2003

Imagen: Caballería soviética en un afiche de la época de la rebelión de Antonov, provincia de Tambov, 1920-1921

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