Monday, November 1, 2010

Dividir para reinar/NADA QUE DECIR


Claudio Ferrufino-Coqueugniot

Aunque la historia muestra la dura realidad de este dicho, no siempre resulta.

Ahora que Alvaro García Linera echó las cartas sobre la mesa, diciendo en pocas palabras que a partir del momento cada individuo es la ley -sobre todo sus correligionarios- el país se dividirá en una miríada de grupos, aficiones, demandas, caprichos. García Linera sueña que en el caos que su gobierno desata día a día, los únicos perdedores serán los oligarcas, supuestos y verdaderos. No se da cuenta que bastará que cualquiera ofrezca una cancha de fútbol y unas cervezas para arriar la mesnada en sentido contrario; quizá hasta en contra suya y de su acompañante.

Omasuyos se declara territorio libre. Municipios del Gran Chaco amenazan resquebrajar la "solidez" de la "Medialuna". Pronto los vecinos de tal pedirán mercados, escuelas, "equipo deportivo", techo para el sindicato, "colaboración", a la mejor manera boliviana de pedir y pedir de nuevo. Los vecinos de cual bloquearán avenidas porque necesitan luz, agua, pavimento para el calvario de virgen sí y virgen no, camisetas y balón deportivos, colaboración. Lo que no consigan se lo harán pagar con el débil más cercano, utilizando para ello la "justa" invención comunal de torturar y asesinar. De pronto, en cualquier instante que no espera el Elvis nacional, vicepresidente electo, la turba se volcará hacia ellos; existirán tantos feudos como existan curacas, o jefes de juntas vecinales y allí la monolítica revolución de no sé cuántos adjetivos, estará huérfana de poder para controlar el desorden.

Los "ponchos rojos", por dar un ejemplo sintomático, podrán degollar perros, mujeres, políticos cuando les venga en gana. Tal vez, así como declararon territorio libre su región, donde ellos son policía, juez, y todo, declaren de pronto el retorno a la antropofagia, porque eso, si hemos de decir verdad, también puede ser considerado una tradición aymara. Según dicen los entendidos, antropólogos y caníbales que opinaron en las guerras mercenarias de los 60 en el Congo y Katanga, la carne humana no sabe mal y, quizá, es la más alimenticia. Y no cuesta nada conseguirla. Con ello extenderíamos el progreso hasta una revolución culinaria. Probarlo es sencillo, estamos en Bolivia y cualquier malentretenido tiene el espacio, y el derecho "constitucional" de hacer lo que le venga en gana.

García Linera desea expropiar el chalet de Víctor Hugo Cárdenas. Si honesto fuera, haría lo que Fidel en los primeros tiempos de la revolución: expropiar las posesiones familiares en bien de Cuba. Las propiedades de la familia Linera parecen no cumplir labor social ¿Por qué no permitir entonces que bandas de niños de la calle, "polillas", ditos como insectos, se apropien de los predios para fines consecuentes?

Tardía la reacción del Viceministro de Tierras, Almaraz, en defensa de la propiedad privada. Ellos no son más, o no lo serán pronto, quienes dictaminen las reglas. Las bases lo harán, y por "bases" puede entenderse desde la cocaína base hasta cualquier alucinado con tragos de más que crea en la reencarnación del ekeko.

Quisieron acumular el poder soltando las jaurías. El poder se les escapa de las manos. Si uno tuviese destreza comercial sería el momento de instalar tiendas de venta de armas en el país, porque lo que se viene, gracias al Elvis cano y demás cantantes, es un barril encendido de pólvora rodando colina abajo.
12/03/09

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Publicado en Puntos de vista (Los Tiempos/Cochabamba), marzo 2009

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