Sunday, October 31, 2010

Armamento ¿para qué?/NADA QUE DECIR


¿Por qué un país como Bolivia tira el poco dinero que tiene en armamento? Cierto que se ha iniciado una carrera armamentista en el continente, auspiciada en buena parte por Hugo Chávez en Venezuela, pero también por aberraciones como la descarada intervención norteamericana en Colombia.
Brasil ha comenzado a moverse, y ahí hablamos de una potencia con capacidades y recursos para submarinos atómicos y etcéteras. Pero ¿Bolivia? con compras irrisorias de algunos helicópteros y otros aviones qué fin persigue. Se alega la lucha contra el narcotráfico aunque es verdad muda que no es así. Queda la idea que se utilizará esas naves en conflictos interiores no ligados a las drogas sino a la política. Tal vez se desea jugar la carta del amedrentamiento. La abierta división territorial e ¿ideológica? podría en un caso extremo augurar una guerra civil donde utilizar las armas obtenidas en Rusia.
Si vienen de Rusia mejor que se aseguren, en primer lugar, ya que el lejano país nunca se caracterizó por la limpieza de sus negocios, ni durante el zarismo y menos en el comunismo. Evo Morales ingenuamente habla de las bondades del soporte/aporte ruso, en contraposición al de los Estados Unidos. Pero, aparte de intereses económicos, Putin no se jugará carta política o militar alguna en Bolivia. Pueden condecorar al presidente, fabricarlo doctor de la nada, aprovecharse y venderle armas obsoletas y posiblemente de pésima calidad en su afán de obtener beneficios. Nada ha cambiado desde tiempos de Cristóbal Colón. Morales actúa como actuaban los lucayos en las islas recién descubiertas: deslumbrado por las chucherías del futuro amo.
Por su parte el mandatario, cuando disponga de sus juguetes nuevos, los ofrecerá a la institución infantil por excelencia: las fuerzas armadas. Con helicópteros, balas, ruidos de ametrallamiento, sumados a los desfiles militares que pronto harán competencia a la célebre entrada de Oruro -por su marcial diversidad-, los jefes y oficiales de la prestigiosa institución darán rienda suelta a sus fantasías dantescas, aquellas que la endeble democracia boliviana les prohibió, pero que seguro continúa habitándolos: el delirio del poder, la omnipresencia, la omnipotencia.
Es hasta risueño, si no fuese trágico, ver que los viejos adalides de la subversión, caso García Linera, adquieren el usual discurso de las dictaduras militares. Amenazan con destrozar todo signo de oposición, que poco a poco se acerca a sedición según ellos. Es incomprensible pensar que quien combatiera el status quo se convierta en su mayor defensor. La teoría leninista, a pesar de la brillantez de su esquema teórico, fracasó. Para lograr lo que consideraba un paso al frente en la revolución produjo la mayor hambruna que conozca la historia causada por la mano del hombre. Y la Unión Soviética, con sus características militares de superpotencia, nunca supo dar comodidad suficiente a sus habitantes y peor la libertad de elegir.
Bolivia no necesita armas ni ejército. El negro historial de este último lo descalifica para jugar rol alguno en la vida nacional. Además que si hay guerra externa es el pueblo el que combate, el que sufre, el que pierde, el que vence. Después del Chaco su único frente de victoria (del cuerpo armado) estuvo en la lucha contra la población civil, o, ante una "invasión extranjera" de una docena de iluminados barbados como profetas y tristes como estudiantes famélicos.
27/2/09

Publicado en Puntos de vista (Los Tiempos/Cochabamba), marzo 2009

Imagen: Armadura germana en miniatura, en estilo del siglo XVI, circa 1850

No comments:

Post a Comment