Wednesday, October 6, 2010
La segunda invasión del Líbano/MIRANDO DE ARRIBA
Condolezza Rice visitará el Medio Oriente. Ya decidió, sin embargo, dar carta blanca a Israel "por una semana más". Decide, como maligna representante de un gobierno sombrío, por encima de las vidas de inocentes civiles. Los enterramientos en masa de Beirut que muestran las cámaras de televisión no tienen efecto evidente en su cristiana personalidad.
El mundo se pregunta cómo es posible que Israel haya reaccionado de tal forma por el secuestro de dos soldados a manos de Hezbollah. Lo que no se preguntan es la importancia que invadir el sur del Líbano, hasta el río Litani, tiene para los judíos; significa acceder a nuevos acuíferos, como lo fue la anexión de las alturas del Golan, tan necesarios para su supervivencia, con tal pretexto. Si alguien no quiere paz es Israel, junto a los Estados Unidos, y son ellos dos, más que cualquier clérigo trasnochado, los que han invocado la sombra del fanatismo que hoy pesa sobre todos.
Ambición semejante, junto a una antiética pertinaz, logra que la opinión pública, mucha de ella ajena al ritualismo religioso, ponga sus simpatías en el más débil, aunque éste represente un no aconsejable extremismo religioso.
Estados Unidos jamás tuvo vergüenza de hacer lo que quiere. Cree que el conjunto de la humanidad le debe algo, no sé qué. La lambisconería de los políticos extranjeros se lo sigue permitiendo. Angela Merkel, la alemana, es un ejemplo. Y Tony (Blair)... mejor ni decirlo. Habla de diplomacia y de ejercer el poder de su razón para amainar el conflicto (después de la semana de gracia hebrea). Mientras espera, vende a manos llenas bombas de alto calibre y precisión al ejército de Israel, y las expide por vía rápida. Un negocio multimillonario que se cimenta en el dolor de un pueblo, el libanés, víctima de la avaricia, el racismo y la intransigencia de estos mercaderes.
Justicia divina no existe; demasiadas cosas desechan esa nimiedad de curas. Pero hay demografía, geopolítica y ellas muestran dos países condenados si preservan sus estructuras actuales: Israel y EUA. Poco tiempo les queda, si consideramos los lapsos de la historia. Dejan angustia y rabia con su impunidad. Y dudo que hallen perdón.
Los idiotas se consideran invencibles. Afganistán retorna al Talibán, Irak se convierte en un apéndice chiíta de Irán, Estados Unidos se asoma a la bancarrota, Israel envejece. Los idiotas se destruyen a sí mismos sin
pausa.
23/7/06
Publicado en Opinión (Cochabamba), julio 2006
Imagen: Colin Self/Bomber No. 1, 1963
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